Antes del 2009, la mayoría de los asesinatos de las mujeres eran cometidos dentro del hogar; después, las muertes en el espacio público fueron más frecuentes. En el 2000, tres de cada 10 mujeres eran asesinadas con armas de fuego, para 2018 eran seis de cada 10; de acuerdo con la organización feminista Inersecta, este aumento se debió a los enfrentamientos de las Fuerzas Armadas.
A la guerra contra las mujeres se les suman los efectos de “la guerra contra las drogas” y las estrategias militarizada que el Estado mexicano implementó y se intensificó n 2006 para enfrentar la denominada delincuencia organizada.
En el informe "Las dos guerras" de Intersecta se advirtió que entre 2007 y 2018 los homicidios de mujeres se incrementaron 2.12 por ciento tres meses después de cada enfrentamiento en que participó personal del ejército.
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Cosificación del cuerpo de las mujeres
La tendencia del aumento de la muerte de las mujeres ha sido registrada por María Salgero, la creadora del mapa de feminicidos. En una de las conferencias de Nosotras Tenemos Otros Datos, Salguero aseguró que se está dando un nuevo patrón de asesinato de mujeres en contextos de violencia armada y crimen organizado, que se relaciona con las pugnas por el territorio entre grupos criminales.
De acuerdo con la investigadora, el patrón de los asesinatos de mujeres en contextos de violencia armada es la motivación al asesinato como una venganza.
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"Son venganzas ejercidas por hombres contra terceras personas que son mujeres". También comentó que recientemente se ha atentado contra los hijos de estas mujeres.
La investigadora afirmó que los contextos de violencia inciden en la forma en que son asesinadas las mujeres. Aseguró que después del plan anti-huachicol se empezó a afectar a la población civil en términos de cobro de piso, extorsión y trata de personas.
Para la creadora del mapa de feminicidos la desigualdad, la cosificación del cuerpo de la mujer y su uso como arma de guerra influye para que las mujeres sean más vulneradas.