Las filtraciones del grupo hacktivista Guacamaya dio a conocer correos y archivos en los que se evidencia cómo la Sedena tiene monitoreados los movimientos de las activistas feministas, entre ellas, se destacan 15 colectivas feministas que operan en la Ciudad de México, grupos también en de San Luis Potosí y mujeres zapatistas y artistas que son parte del movimiento.
En uno de los documentos catalogados como “urgente”, se señala que los colectivos se han utilizado para afectar la imagen del Gobierno Federal. En cuanto a las mujeres zapatistas se detalla que aprovechan la coyuntura para externar su oposición al gobierno federal, simpatizar a nivel nacional e internacional y obtener recursos para continuar con sus proyectos.
La Sedena tiene registro de diversos colectivos feministas en los estados, en el documento que corresponde al de la Ciudad de México hay 15 grupos feministas relevantes, entre los que destaca: Bloque Negro, Coordinadora 8M, Las Brujas del Mar, Marea Negra y Colectiva Aquelarre Feminista.
- Rosas violetas (Del CCH Oriente)
- Bloque negro
- “Histerias”
- Colectivo Mas Mujeres
- Coordinadora 8M
- Colectivo lucia Saornil (COLSA)
- Colectiva Acrata Feminista (CAF)
- Colectivo Feminista de Economía del I.P.N.
- Colectiva Aquelarre Feminista
- Resistencia Queer
- Cueva de Brujas
- Colectiva y encapuchadas P-8
- Las Brujas del Mar
- Colectiva SISI
- Marea Negra
El seguimiento de las actividades de los movimientos feministas surge en 2019, cuando la ola feminista sacudió el país. Los hechos que detonaron una visibilización de las luchas de las mujeres fueron:
El 12 de agosto, decenas de mujeres protestaron en la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina, porque dos jóvenes señalaron como presuntos violadores a dos policías, es cuando surge la denominada “diamantada”, en el que lanzaron diamantina rosa al entonces secretario Jesús Orta Martínez.
El 16 de agosto hubo una marcha en la Ciudad de México, donde se visibilizaron las primeras acciones de las manifestantes, como pintas en monumentos y vidrios rotos, al grito de: “la policía no me cuida, me cuidan mis amigas”.