En la región latinoamericana y en el mundo en general algunas personas creían que los avances en las leyes de aborto no tendrían retrocesos; otras pensábamos, y lo seguimos haciendo, que perder lo ganado es siempre una posibilidad porque se trata de áreas muy importantes del mundo social, siempre disputadas.

Los años recientes nos han dado la razón. Hemos visto cómo derechos históricos, presentes desde los años setenta se han venido abajo y actualmente también asistimos a amenazas en países latinoamericanos. En efecto, el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogó en junio de 2022 el reconocimiento federal al derecho al aborto; en Polonia o Hungría, ya se aprobaron modificaciones restrictivas o se intenta hacerlo. Más cerca de México, en Argentina, Javier Milei amenazó con echar para atrás la histórica ley de aborto aprobada en diciembre de 2020.

Ante este panorama, por supuesto hay acciones y reacciones. Se buscan maneras para ampliar derechos sexuales y reproductivos o fortalecer los ya existentes. En ese sentido podemos leer la reciente incorporación del derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVG por sus siglas en francés) en la Constitución francesa.

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Al mencionar dicha transformación se leen términos como “blindar el aborto”, “salvaguardar la interrupción del embarazo”, “no retroceder” ,“no bajar la guardia”, enunciados por diversos actores. Además, en eventos cargados de simbolismos, se han enmarcado las discusiones y decisiones sobre la histórica transformación.

Después de haber sido votada la transformación constitucional el pasado lunes 4 de marzo por diputados y senadores reunidos en Congreso a Versalles, con un total de 780 parlamentarios a favor y 72 en contra, el viernes 8 de marzo de 2024 (Día Internacional de las Mujeres y las Niñas) se llevó a cabo la Ceremonia del Sello de la Constitución, abierta al público, frente al Ministerio de la Justicia en la place Vendôme, en París.

La posibilidad de recurrir a un aborto estaba presente en la Constitución yugoslava desde 1974 pero al desintegrarse el país y convertirse en estados más pequeños, dicha figura se disolvió y es por ello que hoy en día la Constitución francesa es la única en plantear “la libertad garantizada” de la interrupción voluntaria del embarazo. Según Ruth Rubio, en un artículo de opinión publicado en El País (lunes 11 de marzo de 2024), la incorporación de esta figura de “libertad garantizada” es muy importante y va más allá de solamente mencionar libertad o autonomía reproductiva.

Para Laureline Fontaine, profesora de derecho constitucional en la Sorbona, el uso de “libertad garantizada” significa que ninguna ley podría decir de manera explícita que la mujer no tiene la libertad de acudir a una interrupción voluntaria del embarazo (IVG por sus siglas en francés); sin embargo, Fontaine señala que no se especifica en el texto Constitucional nada acerca de las condiciones bajo las cuales dicha libertad se lleva a cabo. Es la ley quien debe señalarlo.

Por lo anterior y pese a considerarse un gran logro, sobre todo para mandar un mensaje claro a aquellos intentos por retroceder en los derechos ya ganados, en Francia y en el mundo, el camino para la obtención de IVG reembolsables, con buena atención y a lo largo de todo el país todavía es largo.

Asociaciones que trabajan en el día a día de este derecho denuncian las dificultades y los obstáculos existentes en Francia. Por ejemplo, Isabelle Derrendigner, presidenta del Consejo Nacional de la Orden de Parteras afirma que se trata de algo muy simbólico, una acción inédita e histórica, pero no se pueden dejar de constatar las dificultades del acceso al IVG en Francia y eso les preocupa, por ejemplo, un gran obstáculo es la disminución de presupuesto y con ello el cierre de centros IVG en los últimos quince años).

Los derechos se ganan con argumentaciones razonadas, disputas y lucha; y se mantienen con vigilancia sobre los posibles retrocesos, que siempre son posibles.