Cuando hablamos de inequidad, desigualdad por razones de género en una sociedad patriarcal que privilegia todo lo identificado como masculino, encontramos grandes desventajas para las mujeres por el hecho de ser mujeres. Esto es innegable y así sucede de manera general, la falta de oportunidades, y múltiples formas de violencias son perpetradas hacia ellas. Sin embargo, es necesario entender –analizar– que no todas las mujeres sufren el mismo tipo de desventajas sociales ni las mismas formas de violencia, así como niveles de violencia diferenciados.
Mirando interseccionalmente
Es primordial tomar en cuenta que las sociedades se organizan en diferentes agrupaciones llamadas instituciones, mismas que tienen un propósito en particular para el funcionamiento de la sociedad, y poseen sus propias reglas y escalas de valores. Esto crea a su vez sistemas de organización.
Aquí algunos ejemplos:
Sin duda, en un sistema capitalista, aquella forma de organización social y económica que privilegia el flujo de recursos económicos, el consumismo, el libre mercado, entre otras cosas que colocan como eje rector de privilegio a quienes tienen más recursos económicos y, por lo tanto tienen un mayor nivel de consumo. Esto establece un clasismo, pues quien pertenece a una clase social con más recursos económicos es una persona más favorecida y tiene mayores ventajas.
También existen racismos, privilegios o desventajas atribuidas por tener características físicas que nos identifican con un tipo de raza en particular. En occidente en general, el identificarse como una “persona blanca”, le dará ventajas sociales sobre las personas pertenecientes a otras razas o etnias.
El último ejemplo que se consolida como el eje rector y que nos ayuda a entender a la discriminación por razón de género y orientación sexual, es el sistema de organización heteropatriarcal. Este considera que los varones tienen mayores privilegios que las mujeres y otras identidades de género, así como que la heterosexualidad es la manera en que las personas deben relacionarse afectivamente. Por lo tanto, las mujeres y las personas de la comunidad de la diversidad sexogenérica sufren de discriminación y violencias.
Examinando los niveles de violencias
Lo antes mencionado, tan solo son algunos ejemplos en los que podemos ubicar niveles de desigualdad, inequidad, exclusión y discriminación diferenciados en las sociedades.
Por lo tanto, entendemos que las mujeres son menos favorecidas en un sistema de organización patriarcal, sin embargo, es importante utilizar una mirada interseccional para entender cómo no todas las mujeres sufren un nivel de violencia similar.
La mirada interseccional permite mirar todos los niveles de desigualdad y discriminación. Posibilita el entendimiento de cómo se cruzan los diferentes aspectos que crean identidades y que generan una vulneración de derechos.
Así que respondiendo a la pregunta de inicio, ¿hay mujeres que sufren más violencias que otras? La respuesta es sí. Según la condición de clase social, raza, religión, orientación sexual, discapacidad, entre otras muchas variantes que se relacionen y se crucen entre sí, corresponderá con el grado y tipo de violencia al que se enfrenten.
Entonces, se invita a reconocer cómo nos estamos relacionando como sociedad y ubicarnos en estas escalas valorativas con la mira a recomponer las relaciones sociales que favorecen a algunas personas y excluyen y discriminan a otras.