El debut de la boxeadora argelina Imane Khelif en los Juegos Olímpicos de París 2024 revivió la controversia sobre la participación de deportistas hiperandrógenas, mujeres que tienen elevados niveles naturales de testosterona.
Sí, leíste bien, la testosterona es una hormona sexual que producimos mujeres y hombres. Ellos la producen en los testículos, nosotras en los ovarios y las glándulas suprarrenales, aunque en menor cantidad.
Un nivel normal de testosterona total en la sangre en los hombres entre 22 y 29 años se estima entre 241 y 827 ng/dL (nanogramos por decilitro), en las mujeres mayores de 21 años, oscila entre 12.09 y 59.46 ng/dL de acuerdo con la biomédica Marcela Lemos. Esta hormona puede variar según la edad y la época del año.
"El hiperandrogenismo se define como un exceso de hormonas masculinas en la mujer. Afecta de 9% a 12% de las mujeres en edad reproductiva" (Dr. Jean-Patrice Baillargeon, endocrinólogo del Centre Hospitalier Universitaire de Sherbrooke. )
Las principales manifestaciones clínicas del hiperandrogenismo son: hirsutismo, acné, alopecia de patrón masculino y algunos signos de virilización son el engrosamiento de la voz, clitoromegalia, aumento de la masa muscular, de acuerdo con el experto.
En el ámbito deportivo, los casos de hiperandrogenismo han llevado a las autoridades a establecer reglas específicas, que en su intento por encontrar el equilibrio entre ciencia y equidad, han afectado las carreras de numerosas atletas, quienes argumentan que estas normas son discriminatorias. Aquí te contamos algunos de estos casos.
Lin Yu Ting
Otro caso que se ha vuelto polémico en los Juegos Olímpicos de París 2024 es el de la boxeadora taiwanesa Lin Yu Ting, quien acaba de clasificar a los cuartos de final tras vencer a la uzbeka Sitora Turdibekova.
Su caso es similar al de Imane Khelif, pues también ha sido acusada de ser una mujer trans después de haber sido descalificada del Campeonato Mundial de Boxeo 2023, por no cumplir con los criterios de elegibilidad de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA). Lin, de 28 años, fue incluso despojada de una medalla de bronce que se había ganado.
Sin embargo, el Comité Olímpico Internacional (COI) le permitió competir en París 2024, pues al igual que con Imane Khelif determinó que: "Se trata de mujeres en su deporte y está establecido en este caso que son mujeres", dijo el martes el vocero del COI, Mark Adams.
Caster Semenya
En 2009, la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) le pidió a la velocista sudafricana Caster Semenya someterse a pruebas de verificación de género, luego de que ganara por un margen amplio, el título mundial de atletismo en los 800 metros femeninos.
Las pruebas de género realizadas a Semenya determinaron que es intersexual, esto significa que tiene cromosomas XY y niveles naturalmente elevados de testosterona por una deficiencia de la enzima 5-alfa reductasa y niveles naturales de testosterona en el rango típico masculino.
Sin embargo, la IAAF determinó que la deportista sudafricana podía competir como mujer sin ningún problema, así Caster siguió compitiendo y ganando carreras: se llevó el oro en los 800 metros de atletismo en Londres 2012 y Río 2016.
“Pensaron que tenía un pene, probablemente. Les dije: 'Está bien. Soy mujer, no me importa. Si quieren ver que soy una mujer, les mostraré mi vagina. ¿De acuerdo?" (Caster Semenya, para HBO Real Sports.)
La atleta sudafricana tomó medicación después de que en 2011 la Asociación Mundial de Atletismo dictaminara por primera vez que todas las atletas con hiperandrogenismo debían reducir médicamente sus niveles de testosterona, algo a lo que ella se negó.
“Me enfermó, me hizo subir de peso, tenía ataques de pánico, no sabía si iba a tener un ataque al corazón", dijo Semenya a HBO Real Sports.
En 2020, Semenya perdió un recurso ante el Tribunal Federal Suizo para anular una sentencia del Tribunal de Arbitraje de 2019 que establecía que las atletas con altos niveles naturales de testosterona debían tomar medicamentos para reducirlos.
Ella acudió al tribunal después de que el TAS dictaminara que las regulaciones eran necesarias para los atletas con DSD en carreras que van desde los 400 metros a la milla para garantizar una competencia justa.
En julio de 2023, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos determinó que la Asociación Mundial de Atletismo violó los derechos de Caster, pues le prohibió competir dentro de la categoría femenina, a menos que por medio de intervenciones médicas redujera los niveles de testosterona que naturalmente expresa su cuerpo.
Sin embargo, la sentencia no cambió las regulaciones que hace la deportista sudafricana y otras atletas con altos niveles de testosterona en su cuerpo les impide competir en el nivel más alto del deporte.
Dutee Chand
En 2015, la velocista india Dutee Chand fue suspendida por un diagnóstico de hiperandrogenismo. Cuando decidió apelar la decisión ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS, por sus siglas en inglés) fue sometida a una “prueba de verificación de sexo” sobre la cual la Asociación Mundial de Atletismo decidiría.
El TAS falló a su favor, pues no había evidencia suficiente sobre la ventaja que pudiera otorgar una mayor tasa de testosterona en atletas femeninas. Esto hizo que la regulación de la IAAF estableciera dos regulaciones diferentes para evitar las “entendidas trampas” en la clasificación sexual: una para personas con reasignación de sexo y otra para atletas con hiperandrogenismo.
Después, la IAAF financió un estudio que determinó que la testosterona sí genera ventajas deportivas, y pasó a ser el principal eje de medición para la aceptación de participantes en competencias.
Actualmente el límite de testosterona para competir en la categoría de mujeres está fijado en 5 nanomoles por litro de sangre (o 1442,1 nanogramos por litro), teniendo que mantenerse de tal manera durante seis meses.
Discriminación en el deporte
En 2019, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas expresó preocupación por los reglamentos, normas y prácticas discriminatorias que pueden exigir que —específicamente— las mujeres y las niñas atletas que presentan diferencias en su desarrollo sexual, que presentan sensibilidad a los andrógenos y a los niveles de testosterona se vean obligadas a reducir sus niveles de testosterona en su sangre para poder competir.
Y es que señalan que dichas exigencias contravienen las normas y los principios internacionales de derechos humanos, entre ellos derecho a la igualdad y a la no discriminación, a la salud sexual y reproductiva, el derecho a la intimidad, así como el derecho a no ser sometidas a torturas ni a otros tratos crueles, inhumanos o degradantes ni a otras prácticas nocivas.