“Cuando escucho decir a la gente que en Cuba están sufriendo la represión, que van a estar allí hasta las últimas consecuencias, me da mucho miedo porque las últimas consecuencias son impredecibles”, ese es el primer pensamiento de Luz Escobar, periodista cubana que ha sido forzada al exilio: “y es peligroso porque en muchos casos ha salido bien entre comillas, porque yo estoy ahora en el exilio, pude salir, pero eso pudo haber terminado muy mal”.

“Pudo haber terminado en la cárcel como Luis Manuel Otero Alcántara o como Maykel Osorbo”, dos artistas cubanos que movieron los límites de la oposición con su creación y que hoy cumplen condenas de cinco y nueve años, respectivamente. 

Además de terminar en prisión está la posibilidad de terminar con alguna enfermedad y con un diagnóstico errado, como pasó con la activista Xiomara Cruz Miranda a quien le inocularon un virus en los pulmones o “muerta como Laura Pollán”, fundadora y líder del movimiento opositor Damas de Blanco, quien falleció de paro cardiorrespiratorio producido por una infección pulmonar grave.

“Todas las variables son muy riesgosas. Hoy que estoy en el exilio miro para atrás y me digo: ‘estuviste corriendo muchos riesgos’ y eso hace que vea desde aquí con respeto todo lo que está pasando allá, y no puedo evitar sentir miedo. Quiero que todos se pongan a salvo porque ya sufro demasiado con los amigos que están presos”, dice Luz Escobar.

La periodista también teme por su familia que se quedó en Cuba, por su padre, Reinaldo Escobar que sigue haciendo periodismo en 14ymedio, el periódico digital independiente fundado por Yoani Sánchez y quienes fueran los que le abrieran las puertas para que Escobar hiciera fotorreportajes en un inicio.

CONGELAR LAS ESCENAS

La necesidad de dejar testimonio de la realidad parece que le viene de casta. Primero, su bisabuela Encarnación de Varona (1835-1888), camagüeyana, dejó en su autobiografía y en sus poemas la vida de las mujeres en las guerras independentistas cubanas. De esa rama familiar viene el padre de Luz, Reinaldo Escobar, que comenzó en el periodismo desde la década de los años 80, cuando Cuba era imposible de contar si no asumías el discurso oficial. 

“Pero también mi madre, que era fotógrafa, antes de irse de Cuba a inicios de los 90, me decía: ‘Luz, trata de recoger todo, absolutamente todo lo que puedas para que quede testimonio’ y yo desde que me dejaron salir sola a los 14 años salía con mi cámara”, y lo que empezó siendo una simple tarea para rescatar los recuerdos familiares se convirtió en algo más grande. Luz comenzó a hacer fotorreportajes.

“El periodismo entra a mi vida desde que yo era niña. Crecí corriendo en una revista que pretendía vender el paraíso socialista al resto del mundo. De mi padre expulsado del periódico Juventud Rebelde viene mi toma de conciencia de lo que es hacer periodismo, de lo vital que puede ser contar la verdad. Mi papá compartió conmigo esos momentos de censura porque vivíamos juntos y sé que le hicieron ‘la vida un yogurt’”, y equipara sus recuerdos de infancia a esta imagen que usan los cubanos para ilustrar los momentos amargos de la vida. 

En esos mismos años grises estaba, Sonia Pérez, la madre de Luz Escobar haciendo desnudos masculinos. “Imagínate, un mundo de fotógrafo los años 80 en Cuba eran poquísimas mujeres las que hacían fotografías y a ella le tocó primera lidiar con un mundo que era muy macho. Esa fue su primera gran batalla: tratar de darse a respetar en la profesión, ganarse la vida. Ahora mismo parece algo como ‘¿de qué me estás hablando?’, pero en la Cuba de los 80 era un tema complicado”, y nos recuerda que en Cuba nunca ha habido apertura del pensamiento que difiera, por mínimo, con el machismo y con la dictadura. 

“Empezó a hacer exposiciones y a ganar premios. Un día, elementos de seguridad del Estado la fueron a ver al trabajo y le dijeron lo que ella hacía era pornografía y que podía ir presa”, cuenta Luz. Su madre tuvo que suspender la exposición que tenía programada y abandonar el proyecto de desnudos. En los 90, aprovechando una invitación a Colombia, la madre de Luz abandonó también el país. 

“Se frustró muchísimo por no poder hacer en la carrera periodística y de fotógrafa que era lo que quería. Luego llegó el periodo especial (la crisis económica de los 90) y mi mamá no tenía nada con qué trabajar. Esa es la imagen que me he creado yo a partir de las conversaciones que hemos tenido. Quizás si le preguntas a ella tenga otras razones”. (Luz Escobar)

Otra influencia importante en la vida de Luz Escobar es su cercanía a la bloguera Yoani Sánchez. “Apenas Yoani empieza a tener impacto en la vida pública a través de sus publicaciones, abre su Academia Blogger porque quería compartir sus habilidades con la gente en una Cuba sin internet y enseñar a la gente cómo utilizar no solo la tecnología sino el activismo como herramienta. Y así empecé también a compartir mis fotos y la gente siempre me preguntaba por la historia que había detrás de cada imagen”.

“Siempre he querido alejarme de la cosa artística. A mí me gusta congelar escenas, lo que pasa es que Cuba es un país, a mi juicio, fotogénico, y esas escenas tienen una belleza a veces desgarradora, a veces conmovedora, a veces sublime, y superan mi prioridad que era dar testimonio, porque tenía mucha obsesión de dejar constancia de algo que se va a perder irremediablemente porque crecí con esa angustia de que ya esto se va a acabar, ya Fidel se va a morir, ya Cuba se va a convertir en otra cosa y vamos a alcanzar la libertad. Quería dejar testimonio de esa Cuba que yo viví  y que se perdió”, y lo dice con dolor porque esa Cuba que veía venir se quedó anclada en la miseria socialista. 

PERIODISMO INDEPENDIENTE

Los que elegimos el periodismo independiente en Cuba siempre sabemos a lo que nos estamos ateniendo. Todos entendemos que cuando llegamos al periodismo independiente estamos expuestos a represión y vigilancia”, dice. Luz no logra recordar a ningún colega que se haya sorprendido con alguna citación policial o con una amenaza por el trabajo que hace.

“La primera consecuencia que tuvo en mi vida fue un ‘alto’ de la seguridad del Estado. Nos pasó a todos cuando Yoani fundó el medio. Éramos un puñado de personas, y nos dijeron lo mismo: ‘ustedes están cayendo en el delito de mercenarismo porque ustedes están recibiendo dinero del extranjero para distorsionar la realidad de Cuba y provocar un cambio de régimen y eso es un delito en Cuba, ustedes pueden ir a la cárcel” y eso fue solo el principio. 

La estrategia del Estado cubano pasa por varias etapas: “juegan a ponerte en contra de la persona que está delante del proyecto para que abandones, juegan las barajas de la envidia, el miedo y empiezan a enfrentar a las personas. En mi caso no funcionó porque conocía a  Yoani desde muy joven, porque estaba muy convencida de lo que quería y sabía que tenía que pagar un precio”. 

Intentan comprarte para que tú seas un aliado de ellos y que les informes lo que están haciendo en el periódico, que te conviertas en un delator, pero como desde el primer día les cerré todas las puertas, empezaron a involucrar a mis amigos, a mi ex esposo, el padre de mis hijas. Empezaron a utilizar esas herramientas para aislarme y que me sintiera sola”, y no es casualidad que sean los mismos mecanismos que usan los machos maltratadores con sus víctimas de violencia.  

Luz Escobar en “el calor de la redacción” pasó de la fotografía a la redacción de notas. Los nueve años que estuvo en 14ymedio fue como pasar una universidad porque todo lo que sabe lo aprendió en la práctica y bajo presión. 

LA DECISIÓN DEL EXILIO

“En un comienzo la vigilancia y la prohibición de salir de la casa era solo en días puntuales: 10 de diciembre, 1 de mayo o durante cualquier protesta pequeña que sucediera. En el 2019 me pusieron una prohibición de salida del país, pero a partir del 27 de enero de 2021 cuando los sucesos frente al Ministerio de Cultura, ellos, la seguridad, fueron consciente de esa fuerza que había en un grupo de personas que vivían en Cuba y que se movilizaban, salían a la calle y multiplicaron la represión. Me cortaban el internet prácticamente todo el tiempo. Me ponían un agente de la seguridad del Estado en la entrada del edificio. Empezaron a molestar a mis hijas y ese fue el último escalón de la represión que me empujó al exilio”. 

El 27 de enero frente al Ministerio de Cultura, en La Habana, se reunieron un grupo de artistas a exigir la respuesta que le habían prometido a las demandas sobre libertades esenciales y que habían sido discutidas el 27 de noviembre del año anterior, cuando un grupo de artistas se acuartelaron en Damas 955 para exigir la excarcelación de un rapero miembro del Movimiento San Isidro.

Después del 11 de julio de 2021 y las manifestaciones pacíficas más grandes que haya vivido Cuba en los últimos 60 años, todo lo que cuenta Luz Escobar que venía sucediendo para hacerla desistir de ejercer el periodismo, se multiplicó en intensidad y violencia.

“Jugaron con la ficha de ‘tú no puedes salir, pero si te vas con tu familia te dejamos salir’. En esa ecuación están tus hijas en peligro y lo único que te queda es seguir bajo ese juego represivo, a riesgo de que tus hijas vayan a la cárcel o de que te vayas tú o te vayas al exilio. Yo que durante muchos años viví convencida de que podía soportar esa represión”, narra Escobar en pocas líneas, pero fue más de un año de interrogatorios donde sus hijas eran el centro de atención de los mismos que hasta el momento solo la atacaban a ella. 

“Cada vez que la gente me decía que no íbamos a cambiar nada, yo me decía: ‘sí, somos capaces, somos fuertes’, pero se nos desbarató el poco nivel de sintonía que logramos hacer. Esa sintonía colapsó. Sentí como nos desbarataban todo un tejido de años y me dije: ‘No soy capaz de volver a armar todo esto’. Esa fuerza era que yo llamaba y había 10 personas dispuestas a firmar una carta y a sacar a Luis Manuel Otero de la cárcel o para ir a una estación de policías para averiguar por alguien desaparecido. Entendí que ya no éramos capaces ni de salvarnos entre nosotros”, y le invadió la desesperanza que genera enfrentarse a una maquinaria de violencia de más de 60 años en el poder. 

El vuelo de Luz Escobar hacia España despegó en octubre de 2022 sin fecha de retorno.

Salió con la familia. Pudo pagarlo porque meses antes el periódico El Mundo le había otorgado el premio a la Libertad de Prensa.

*Periodistas en el Exilio es una serie de entrevistas realizadas por la escritora cubana María Matizeno Puerto a periodistas cubanas que se han visto obligados a salir del país o que se han visto afectadas por el régimen cubano. La primera entrega se puede consultar aquí.