Cantaba José José que amar y querer no es igual. A reserva de que su canción está seriamente atravesada por el mito del amor romántico y hace afirmaciones que bien valdría la pena desaparecer para siempre —como esa de que quien ama no puede pensar y todo lo da— hoy quiero invitarte a que practiques ambas formas de autocuidado contigo misma.
En este mes de celebrar el amor, no todo se trata del que compartimos con nuestra pareja o amistades. Aunque la mercadotecnia hable poco del amor propio porque posiblemente no es tan redituable, es buena idea aprovechar el ambiente sentimental para procurarnos empatía, compasión y aceptación desde que nos miramos al espejo.
A veces, es fácil confundir amarnos a nosotras mismas con simplemente consentirnos o darnos tiempo a solas. En realidad, tanto amarte como quererte son procesos emocionales mucho más profundos, que pasan por atrevernos a reconocer quiénes somos, cuáles son nuestras heridas y qué ruta elegimos cotidianamente para nuestra autorrealización.
¿Por dónde empezar?
Un buen primer paso, con efectos comprobados desde la psicología del Desarrollo Humano, es no te juzgues. Checa cuántas veces a lo largo del día te llamas tonta por haber olvidado algo o te regañas por algún error mínimo; reflexiona cómo podrías sustituir ese tipo de reacciones cuando pasa lo que es normal: un olvido, un error o cualquier cosa que no sale perfecta.
Puedes probar, por ejemplo, cambiar tu conversación interna para preguntarte qué puedes aprender de ese error o por qué pasó el olvido. Quizá hasta detectes algún patrón que ilumine algún problema como cansancio crónico, falta de sueño, ansiedad o estrés. Recuerda que todo lo que pasa en nuestro cuerpo y no es trabajado desde la conciencia, ya sea algo físico o emocional, encuentra formas de manifestarse para llamar nuestra atención.
Es importante atender estas pistas porque, además, si aprendemos a hablarnos sin cuidado ni respeto, es posible que permitamos a otros hacer lo mismo. Bien dicen que el amor empieza desde el propio. Trátate como tú tratas a las y los demás: verás lo poderoso de practicar ese reflejo.
María Elena Esparza Guevara
La autora es fundadora de Ola Violeta AC, desde donde trabaja por el derecho a la conciencia corporal de niñas y mujeres. Doctoranda en Historia del Pensamiento en la UP, maestra en Desarrollo Humano por la Ibero y egresada del Programa de Liderazgo de Mujeres en la Universidad de Oxford. Su buzón de twitter está disponible en @MaElenaEsparza