José tenía 48 años cuando decidió decirle a sus papás que era gay. Él nació y creció en una familia católica en Puebla. Estudió en un colegio de monjas y le gustaba refugiarse en la lectura. No fue el niño que anotara goles, pero sí se convirtió en el aguador de sus compañeros de la primaria. “Yo solo quería ser su amigo”, compartió en entrevista para La Cadera de Eva.

A principios de la secundaria, José ya intuía que era homosexual. Sin embargo, su formación religiosa y valores inculcados hacían que rechazara todos los pensamientos de esa índole, catalogándolos como “pecaminosos”. Sus papás también lo sabían, “sospechaban tener un hijo así, claro que lo sabían”, afirmó. 

Desde niño sintió el rechazo de su familia. Una vez, cuando tenía nueve años, toda la familia de su padre se reunió. Para recordar el momento decidieron tomarse una fotografía familiar, pero antes, José había llorado y él decidió no salir en la foto. En esa ocasión sintió que no era parte de la familia. Años después, cuando “salió del clóset” recordó ese momento familiar y sintió lo mismo.

SALIR DEL CLÓSET

“Yo preferiría que te volvieras a meter por donde saliste y desaparecieras”, le contestó su padre cuando decidió revelar su orientación sexual. José tenía más de 40 años y una pareja que conocía y le agradaba a su familia pero fue rechazado y su hermano menor lo corrió de la casa por ‘puto’, contó entre lágrimas.

Para muchos miembros de la comunidad LGBT+ el silencio es una opción “segura”, explicó en entrevista, el psicólogo clínico, Guillermo Chi para La Cadera de Eva, “el acto de ‘salir del clóset’ es una acción que cambia la vida”, sostuvo. 

Las personas de la diversidad sexual constantemente salen del clóset, con sus amigos, compañeros de trabajo o primos, por lo general la salida con los padres se planea durante mucho tiempo y es más difícil, porque existe una noción de amor particular, explicó el psicólogo. 

El 32 por ciento de las personas de la comunidad LGBT+ se han sentido extremadamente frustradas por el hecho de no poder expresar su identidad u orientación sexual con sus familiares, señaló la encuesta LGBT+ Orgullo 2021. 

Esto es muy relevante porque los padres son considerados “los pilares más grandes en la vida de una persona, sobre todo en la infancia y adolescencia”, sostuvo Chi. 

Salir del clóset abre un sin fin de emociones. Actualmente hay un “empuje” social hacia la comunidad LGBT+ para que se exprese. La publicidad creó el famoso slogan “Love is love” y le dicen a miles de personas “No pasa nada”, “Exprésate”, “Sé tu mismo”, sin embargo, en la historia de José sus padres lo rechazaron, lo corrrieron, lo olvidaron y después de veinte años el dolor sigue siendo sumamente profundo. 

Hoy tiene 62 años y su experiencia de vida le enseñó que siempre tendría que defenderse, porque si no lo hacía él, no lo haría nadie.“Me daba coraje notar las injusticias que sufría. Como cualquier otra persona no soy positivo todo el tiempo y llegó un momento en el que dije ya no más, no sé si haya sido “darme por vencido”, expresó.

En México, el 11 por ciento de la población no se considera heterosexual, según la encuesta LGBT+ Orgullo 2021, elaborada por Ipsos. Asimismo el estudio señaló que el 64 por ciento de las personas afirman tener a un familiar, amigo o compañero de trabajo miembro de la comunidad. Sin embargo, 10 de cada 100 personas LGBT+ afirmaron haberse sentido discriminados por su orientación sexual o identidad de género, según la Encuesta Mexicana de Vivencias LGBT+ ante la COVID-19, y el 52 por ciento recibe agresiones verbales, principalmente por parte de su familia, amigos y servicios de salud. 

PREJUICIOS HACIA LA COMUNIDAD HOMOSEXUAL

La familia son las personas que uno elige, (amigos, pareja, compañeros) en muchas de las historias de vida de la comunidad LGBT, explicó el psicólogo Chi, quien también señaló la importancia de contar con estos vínculos de confianza y amor que se ocupan de dar soporte en momentos difíciles o trágicos. 

José ha tenido una pareja durante toda su vida: Martín. Oficialmente lo conoció en clases de conversación de inglés avanzado, pero en realidad fue en un bar gay de Guadalajara cuando él tenía 33 y Martín 18 años. “Would you like to dance with me? (¿Quieres bailar conmigo?)”, le dijo Martín a José, y hasta hoy siguen juntos. 

Foto: Pexels 

En muchas ocasiones, las parejas con gran diferencia de edad son muy señaladas. La psicóloga y sexóloga Mónica Mandujano explicó para La Cadera de Eva que estas parejas tienen un gran estigma social porque se relaciona la edad con cierta experiencia y nivel de madurez. 

“Se cree que las personas grandes han vivido ciertas cosas y afecta cómo se ve la relación ante los otros”, explicó la psicóloga. El tema de la edad claro que ha sido un factor para la relación de José, porque los comentarios externos son inevitables, pese a ello, la pareja ha construido su propia relación de amor. 

Antes de vivir en pareja, Martín estudió en Francia, viajó a España y un día regresó a decirle a José que estaba listo para vivir con él. Se fueron a Polanco. Estuvieron varios años en la Ciudad de México hasta que Martín perdió el trabajo y ambos decidieron irse a Vallarta. “No me arrepiento, hay momentos difíciles, nada es perfecto”, expresó José, quien decidió dejar su trabajo para seguir y apoyar a su pareja.

“Yo he visto las ganas que Martín da en su trabajo y aún no le dan la oportunidad de subir de puesto, una oportunidad que creo se merece”, contó José. Ya sea en una reunión, en una fotografía o en redes sociales las personas preguntan, miran y se dan cuenta que una persona de 40 años con una persona de 60 que viven juntos no son sólo amigos. 

“Cuando hay que ofrecer un mejor puesto, un mejor sueldo, cuando hay oportunidades de beca la gente se sigue fijando”, sostuvo. “A mí en muchos trabajos me dijeron: ¿No estás casado? No hay ascenso”, relató José.

Las personas LGBT+ aún son víctimas de prejuicios y estigmas por parte de la sociedad e instituciones. De acuerdo con la Enadis 2017, un tercio de la población no estaría dispuesta a rentar una habitación a personas de la comunidad. Cuatro de cada diez personas no les gustaría que una persona gay o lesbiana fuera electa para la Presidencia de la República según cifras del Conapred 2018, y un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública reveló que casi una cuarta parte de las y los profesionales de salud entiende la homosexualidad como causa del SIDA en México.

Los avances sociales para la comunidad de la diversidad sexual son “de boca para afuera, una farsa social”, señaló José y dijo: “Yo no se las compro, aquí donde vivimos la gente nos señala”.

“¿Quién se ha puesto a pensar en todo lo que le robaron? ¿Su primer amor? ¿Su primera agarrada de la mano? ¿Su primer beso? ¿Sus primeras mariposas en el estómago? Los ‘privilegios’ de la heterosexualidad. Quizás perdió la posibilidad de ejercer su libertad, su forma de ser, sus amores, su vida. No es una pérdida que la vida nos quita por la muerte, sino es una pérdida sobre la represión. La represión social, familiar y política”, explicó el psicólogo Chi. 

La lucha constante para una persona que ha vivido traumas y discriminación como José es común, explicó Mandujano, “decirles ya no tienes que luchar les cuesta mucho trabajo, por esa razón, lo más importante es escucharles”. Porque hoy, José tiene más de 60 años y no ha sentido que los “avances” le hayan hecho la vida más sencilla.  

Después de casi 20 años, recibió una llamada de su madre quien le pidió ir a festejar su Aniversario de Bodas a Puebla. Él llegó, pero Martín no fue invitado y el tema no se discutió. “Aunque sea fácil de decir que no te importe lo que digan tus papás, no es sencillo”, señaló Guillermo Chi. 

No importa cuánto tiempo pase, cualquier dolor, trauma o rechazo puede quedar de por vida si no se trabaja, concordaron ambos psicólogos.

José es una persona que quiere a su familia aunque esté lejos. “Me gusta saber el porqué de las cosas. Soy muy competente, fiel, creo en las cosas que son para toda la vida y en el placer de admirar la naturaleza. Soy color, pero externar cómo me sentí con mi familia es algo que no he logrado quitarme de encima. Lo que mis papás querían era un machin”, concluyó entre lágrimas.