La pedida de mano, es un ritual que socialmente, se relaciona con desposar a la mujer, hincarse frente a ella y sacar un gran anillo de compromiso. Esta escena se ha repetido en millones de películas, series, nuestra música y en general, es un acto que está culturalmente normalizado para funcionar de esa manera pero de manera paulatina, algunas personas han decidido romper con este paradigma.
Este fue el caso de una mujer que se viralizaría en Tiktok a través de la cuenta entrebesos, dedicada a llevar sorpresas románticas a sus clientes. En el video, la mujer llega al mercado donde trabaja su pareja y con una gran botarga de oso que sostiene una carta sorprende al hombre, segundos después, la mujer está arrodillada frente a él con un anillo en la mano.
Alrededor, se escucha cómo el resto de comerciantes y clientes que transitaban por ahí, aplauden y felicitan a la pareja, por su parte, el hombre abraza a su prometida y le confirma que su deseo más grande es casarse con ella. El video cuenta con más de 190 mil reacciones y la mayoría de los usuarios se han unido al festejo señalando que es momento de terminar con la tradicional pedida de mano.
¿De dónde se origina la tradicional pedida de mano y cómo se relaciona con el rol de género?
La pedida de mano llega desde la antigua Roma y la tradición dictaba que el novio, de manera pública, reclamaría a la mujer que deseaba como compañera de vida, en este contexto, el rol de la mujer no era rechazar o aceptar las propuestas, era desposada por el hombre que la elegía y no había elección. Asimismo, también existen vestigios de que esta tradición ya existía desde las civilizaciones egipcias, cuando el novio ofrecía un anillo de oro como símbolo de una relación seria, informa el artículo académico “Historia de la pedida de mano” escrito Werner Ponce.
Sin importar qué civilización se mire y en qué momento de la historia, el patrón es el mismo: el hombre, a señal de virilidad y fuerza, tomaba a la mujer que deseaba y por su parte la “elegida” tomaba una actitud pasiva y bondadosa para aceptar la propuesta. Sobre esto, en entrevista para El País, la psicóloga y sexóloga Silvia Saenz, señala lo siguiente.
“Los roles de género sujetan a la mujer a parecer desesperada y poco femenina cuando toma la iniciativa en toda la relación, por ejemplo, para dar un beso, salir en una cita, tener sexo, iniciar una relación y pedir matrimonio. Las mujeres no quieren ser vistas así y al mismo tiempo, los hombres temen parecer públicamente poco viriles”, señala la especialista.
Otro de los actores influyentes en esta tradición son los medios masivos que, desde un principio, han colocado a la mujer en una posición paciente que aguarda con anhelo que un hombre llegue a rescatarla. Las pedidas de mano han llegado a través de estos medios desde la infancia y construido un ideal, en esta idea prefabricada el hombre es quien realiza la acción, están frente a la playa, hay un gran anillo de por medio y el momento es construido como perfecto; los mandatos de género trazan que ese es "el trabajo del hombre".
Esther Benegas sexóloga y terapeuta comparte para la revista Bazaar que la pedida de mano es un acto arraigado en nuestro subconsciente, no es un hecho que entre a discusión, sino que “es así como debe de ser”, y en esto, influye la publicidad que desde la infancia nos indica qué rol debemos ocupar en las relaciones.
El amor romántico y una tradición que traemos atada desde hace cientos de años, lo vuelve una carga pesada y difícil de soltar, especialmente, cuando se trata de algo que hemos aprendido a normalizar, sin embargo, de manera paulatina las nuevas generaciones han abierto nuevas posibilidades y deconstrucciones para concebir la idea del romanticismo.