En TikTok se convirtieron en trend los hashtag #adictaalperreo y , en el que se ve encuentra de forma sorpresiva a mujeres “perreando”, es decir, moviendo la cadera con flow, “ya tu sabe” cómo es este movimiento.
En la mayoría de los videos publicados se ve a mujeres bailando que son sorprendidas, ya sea por sus parejas o sus padres. ¿Qué tiene que ver esto con el feminismo? Si has estado atenta a las morras feministas o movimientos algunas te han contando que practican tweerk.
La relación entre el feminismo, twerk y perreo
Antes de seguir, ¿hay una diferencia entre el twerk y perreo? En verdad no hay una diferencia tal cual, podríamos decir que es una evolución en cuanto al nombre.
Las mujeres siempre han movido el trasero, antes de que el arte lo hiciera famoso o se crearan campeonatos nacionales. Latfem reporta que “las negras africanas batían sus caderas en una danza muy parecida al twerking, se llamaba Mapouka en Costa de Marfil.
En los 90’s el movimiento Bounce de Nueva Orleans bautizó ese estilo con la palabra twerking, una mezcla de twist, que significa retorcer, y werk, una expresión afroameriana derivada del work, se usa para movimientos de baile donde se despliega actitud.
En el portal Women now hablan sobre el tema y dicen “somos conscientes que Amelia Varcárcel no se habría imaginado a sí misma bailando un tema de Bad Bunny y también que Annie Lennox aseguró que el twerking es enemigo del feminismo, se equivocan. El perreo se ha convertido en el baile preferido del feminismo pese a que habitualmente reitera la heteronorma y parte de una mirada binaria de género”.
La relación entre el feminismo y el twerking
El feminismo y el twerking tienen una conexión, la voluntad y decisión de las mujeres en bailar. Tienen que conectarse con su pelvis para poder emular los ritmos de las canciones.
“Si a mí la canción me dice 'ponte en cuatro' y a mí me cabe, me voy a poner en cuatro contra la pared. Hay consentimiento porque yo elijo bailar así. Quiero seducir”, dijo Estefi Spark, una de las profesoras y fundadoras de F.L.O.W Altas Wachas.
“Trabajar las zonas donde se desarrolla la sexualidad del ser humano las libera y las convierte en una zona normalizada, en un espacio de autoconocimiento, diversión, diálogo y salud. Aprender a gestionar, controlar y sentirnos bien con nuestros cuerpos nos puede liberar. No hace falta que sea el gran símbolo de la liberación femenina, ni el único, pero seguirá siendo revolucionario para las mujeres", señaló la socióloga y coreógrafa estadounidense, Kim Jordan.
Ante las críticas de que es un baile para erotizar, Jordan responde que este pensamiento emana de la cosificación del cuerpo d las mujeres.
“Además, me pregunto, ¿por qué la mujer es la que tiene la responsabilidad de no tentar al hombre, de no convertirse en objeto? El hombre debería tener la habilidad de no lastimar mis libertades", dice para el Clarín.