A nivel mundial, la brecha salarial en función de género se mantiene latente, pues las mujeres acumulan un 74% de la riqueza de sus congéneres al jubilarse, sin embargo, la mujer mexicana es quien se enfrenta a una disparidad aún mayor, pues las trabajadoras amasan apenas un 63%, pero, ¿qué factores influyen para que esta diferencia sea tan abismal y cómo afecta la calidad de vida de las mujeres en la vejez?
De acuerdo con el Informe mundial de equidad de género en la riqueza de 2022, los países latinoamericanos se enfrentan a una brecha salarial importante y es que, la desproporción laboral que enfrentan las mujeres afecta de manera directa en su vida y abona a la violencia económica. Este es un desglose de los países y el porcentaje de riqueza que acumulan las mujeres al termino de sus carreras.
- Argentina - 61%
- México - 63%
- Brasil - 68%
- Colombia - 69%
Con este mapeo, se demuestra que en la región latinoamericana, los países están muy por debajo de la media global. El Gobierno de México señala algunos agentes importantes que abonan para que la trabajadora no pueda generar los mismos recursos que sus congéneres entre los que se encuentran los siguientes tres puntos coyunturales:
Trabajo no remunerado en el hogar y cuidados
Una buena parte de las carreras profesionales o de los oficios ejercidos se ven interrumpidos por cuestiones de reproducción y cuidado doméstico, algunas trabajadoras terminan sus contratos de manera definitiva o dejan de ser económicamente activas de manera temporal para dedicarse a su hogar, y existe una tendencia a que les tome varios años reincorporarse al mercado laboral.
En otro escenario, las mujeres que regresan a trabajar meses después de dar a luz, se enfrentan a la dificultad de no contar con guarderías ni tener los recursos económicos para contratar un servicio de cuidado, lo que significa que salen de sus trabajos de nueva cuenta para hacerse cargo del cuidado, salud y educación de los infantes.
El 74% del tiempo dedicado al hogar y a los cuidados lo realizan las mujeres, mientras que sus congéneres, dedican 24% de su tiempo a estas labores.
La división sexual del trabajo sujeta a las mujeres, de manera normativa que su responsabilidad es enfocarse en el cuidado y la reproducción; un compromiso social exclusivo de la mujer.
Sobre esta línea, es importante acotar que durante la juventud - adultez, el hombre dedica sus horas a trabajar, mientras que el 62.8% de las mujeres en ese rango de edad se dedica a las labores no remunerados del hogar, es decir, que en la etapa de “vida productiva”, el hombre trabaja, cotiza y amasa recursos, la mujer también trabaja, pero al interior de su hogar y sin alguna remuneración económica ni cotización.
Baja cotización y falta de oportunidades
Otro de los puntos más influyentes es que, de acuerdo con la Unidad de Estudios Especiales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las mujeres se ven fuertemente desprotegidas en su vejez, pues las pensiones que reciben son mínimas y todo esto deviene, porque en nuestro país, las mujeres no cotizan y cuando lo hacen, es menos tiempo que los hombres.
De manera engarzada, la mujer cotiza menos en algún sistema de seguridad social porque no trabaja las mismas horas que un hombre en su vida laboral, pues se encuentra realizando el trabajo no remunerado o bien, trabaja en la informalidad.
“Las mujeres cotizan menos tiempo que los hombres y por lo tanto, acumulan menos recursos y menos semanas de cotización, limitando la pensión a la que podrían aspirar” (Andras Uthof, coordinador de la CEPAL).
Durante el taller "Capital - vida: ¿cómo el capital limita la igualdad?” , impartido por la economista Natalia Flores en coordinación con La Cadera de Eva, se cuestionaron algunos puntos importantes del desarrollo de las mujeres, la falta de oportunidades y el rol que desempeña la mujer en el mercado laboral.
Natalia Flores señaló que los hombres ganan más que las mujeres y en el mercado del dinero, las mujeres tienen una seria desventaja que, en primera instancia, las priva de tener acceso a mejores puestos de trabajo y posteriormente, las excluye de acceder a cotizaciones, tarjetas y seguros.
“El 70% de las personas que tienen una tarjeta de crédito son hombres, además, de que normalmente, son los acreedores a un crédito AFORE, mientras que la mujer desconoce de estos procesos o le son negados, pese a que la mujer mexicana es la encargada de administrar los recursos, los gastos y manejar las finanzas en los hogares”, comenta Natalia Flores y otorga una visión más amplia.
Asimismo la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) señala que el 40% de las mujeres económicamente activas no tienen acceso a la seguridad social, es decir, que de las 22 millones de trabajadoras sólo 9 millones podrá retirarse algún día y recibir una pensión mensual.
Rol de género
El género se encuentra profundamente inmiscuido en el porqué la mujer genera sólo el 60% de las riquezas de un hombre y es que, los factores culturales tienen una seria repercusión en nuestra manera de socialización, en el trabajo, en la brecha salarial y en el rol que desempeñan las mujeres.
El sistema patriarcal coloca a la mujer en una posición de pasividad, en donde se espera, obtendrá los bienes de su pareja. De acuerdo con 5 de cada 10 mexicanas espera financiarse en su vejez con la pensión de su pareja y 3 de cada 10, espera hacerlo con el apoyo de otro familiar, pero, ¿qué ocurre cuando no es así?
En un contexto donde la mitad de la población femenina espera vivir su vejez con la pensión y seguro de su pareja, se abona para que la mujer ocupe una posición vulnerable y dependiente de su pareja e hijos, siendo estos últimos, los principales agresores (33%) de las mujeres en su vejez de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH). Estos son otros datos importantes a destacar sobre esta relación de poder.
- El 85% de las mujeres de +60 viven violencia psicológica
- 33% de las mujeres de +60 viven violencia económica
- 21% de las mujeres de +60 viven violencia patrimonial
- 1.5% violencia sexual
En total, el 31% de las mujeres mexicanas en su vejez viven más de una de estas violencias de manera simultánea.
“La violencia económica en la vejez acontece porque toda su vida, la mujer se dedica al cuidado y al trabajo no remunerado, entonces, al llegar a la vejez se enfrenta a un escenario donde no se le permite incursionar en el mercado laboral y se vuelve dependiente de sus hijos quienes, con frecuencia, toman el papel de agresores” (Evelyn Trasviña, coordinadora de la Comisión para Prevenir y Erradicar la violencia contra las Mujeres durante la inauguración de la exposición Mujeres visibles, mujeres en resistencia).
Finalmente, el Índice de Equidad Patrimonial señala que para cambiar esta realidad, es necesario una homologación de distintas acciones y no sólo hablar de una mejoría del salario mínimo. Es importante implementar una perspectiva de género que asegure que las mujeres que trabajan tienen acceso a guarderías y servicios de cuidados, que pueden obtener licencias de maternidad, que se reconozcan a todas las personas de manera inclusiva (personas trans, no binarias, mujeres cis), además, se debe impulsar el desarrollo de mujeres en sus espacios de trabajo para alcanzar puestos gerenciales o de liderazgo y finalmente, visibilizar a través de políticas públicas en qué consiste la cotización, asegurar el acceso a préstamos, INFONAVIT y AFORE; el Estado debe salvaguardar la vejez de los grupos más vulnerables.