El Día Internacional del Orgullo LGBT+ también se conoce como Día del Orgullo Gay se conmemora el 28 de junio; sin embargo, durante todo el mes se llevarán a cabo una serie de eventos que cada año los colectivos LGBT celebran de forma pública para instar por la tolerancia y la igualdad de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.
Las siglas LGBT provienen de las palabras lesbiana, gay, bisexual y transgénero, quienes componen esta comunidad. A lo largo del tiempo, han surgido algunas variantes a estas siglas, como LGBTI (incorporando a la comunidad intersexual), LGBTQ (queer) y LGBTA (asexuales). Hay quienes incluso se refieren a la comunidad completa como LGBTTTI+.
De acuerdo con la CONAPRED, la noción del “Orgullo LGBT” consiste en que “ninguna persona debe avergonzarse de lo que es, cualquiera sea su sexo, orientación sexual o identidad sexual”. El término escogido (“orgullo”), tiene probablemente más sentido, desde un punto de vista filológico, en inglés que en español. En efecto, la idea que transmite este concepto es la de una dignidad intrínseca de cada ser humano, que no debe verse afectada por su conducta ni orientación sexuales. En tal sentido, se trata de dignidad.
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Todavía existen muchos países en el mundo donde la libertad sexual es perseguida y criminalizada por las leyes y las autoridades. Y, aunque en otros más ya ha sido reconocida, las sociedades tenemos el reto de aceptar una situación que debería considerarse normal y no ser estigmatizar a las personas cuyas preferencias no sean las nuestras.
En México, durante décadas, la homosexualidad era un tema que representaba un gran tabú, era concebido como un asunto ridículo o pervertido, en un ambiente donde permeaba la homofobia. A partir de los sesenta, comenzó a hablarse de ello, pero fue hasta los ochenta cuando se visibilizó aún más.
La homofobia mata
Según la Fundación Arcoiris, Morelos, Veracruz, Baja California y Chihuahua, encabezan las entidades mexicanas con más crímenes de odio en contra de las personas LGBTTTI+. “entre mayo de 2020 y abril de 2021, ha habido un total de 87 crímenes contra esta comunidad en el país.
De acuerdo con datos del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBT (de la misma fundación) además de las 87 agresiones registradas por identidad de género, 47% han sido contra mujeres trans; 39% contra hombres; 8% contra mujeres; 3% contra hombres trans; y 3% contra personas no binaries.
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En cuanto a la orientación sexual, las agresiones totales se dividen en 37% o contra personas homosexuales; 28% contra heterosexuales; 21% sin identificar; 11% contra lesbianas; y 3% contra personas bisexuales.
Una reflexión necesaria
Ni siquiera escribir sobre esos temas ha sido sencillo en nuestro país; por eso recupero algunas de las obras de Luis Zapata un escritor que se enfrentó a rechazos y burlas, pero que sus textos se convirtieron en un éxito porque visibilizó una realidad y habló por los que no tenían voz.
“El vampiro de la Colonia Roma” recibió el Premio Juan Grijalbo ya que recorre las colonias más populares de la capital del país con un monólogo; su narrativa es muy curiosa, ya que no tiene signos de puntuación, ni usa mayúsculas, parece que te cuenta la historia al rojo vivo, como si fuera una entrevista cara a cara, es considerado por los críticos de los primeros en centrarse e inspirarse en la comunidad homosexual en los años ochenta. Esta novela, dejó una huella sin precedentes: escandalizó al país cuando se publicó en 1979 y, al mismo tiempo, se convirtió en bestseller al vender más de 25 mil ejemplares.
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En su obra detalla las aventuras de Adonis García, un joven de 25 años de orientación homosexual que se enfrenta a muchas dificultades en su paso por la ciudad, teniendo que recurrir a la prostitución, pero que, a su vez, disfruta de su trabajo. Así mismo, describe cómo eran los encuentros casuales que se podían mantener en la clandestinidad de lugares como plazas comerciales, bares o restaurantes. Adonis se convirtió en un vampiro, un hombre que gozaba “talonear” en las noches por la colonia Roma y se deleitaba con cuerpos nuevos cada día para poder pagar la renta.
Este libro es muy ligero para el lector, y es un parteaguas para que se comenzaran a tratar las temáticas de cultura gay más abiertamente, por ser de los primeros textos que se enfocan en ello. Habla de lo que está ahí, pero es invisible; una realidad entera que vive dentro de un closet para muchos es vista como una liberación para otros, vale la pena leerlo porque representó una nueva forma de contar historias: sin culpas, sin pecados, sin miedos, sin censura, rompió con esquemas y con barreras al hablar de un despertar sexual, en un contexto machista y lleno de prejuicios.
En Jirones
Luis también escribió “En jirones” en 1985 donde a manera de un diario, relata la historia de Sebastián y los acontecimientos que le ocurren cuando se enamora de “A”
Es una recapitulación de lo que ocurre entre una persona declarada abiertamente homosexual, y alguien que se considera heterosexual, o trata de aparentarlo.
En la novela, se habla de la represión sexual que sufre uno de sus protagonistas, aborda cómo son los encuentros, desencuentros, peleas y reconciliaciones que viven como pareja, desde la intimidad hasta lo común. La narrativa que desarrolla se enfoca en acercarse al lector atrapándolo en lo que vive día con día, con sus miedos, deseos, inquietudes, enojos y vivencias de amor.
La construcción del personaje de Sebastián es el de un hombre como cualquier otro, a veces cínico, a veces grosero, inteligente, apasionado, y contiene una serie de referencias culturales hacia lo religioso, transportan a quien lo lee en un viaje de emociones, toca fibras muy sensibles de las emociones humanas.
La mezcla de erotismo, amor y sexualidad que utilizó en este libro no fue bien vista tampoco: la primera casa editorial que recibió esta novela, la rechazó. Sin embargo, Zapata no se rindió y la envió a la Editorial Posada quien, a pesar de que actualmente desapareció, la publicó. Esta obra imperdible, no sólo es una muestra del abanico de emociones que una persona homosexual sufrió si no que, también fue un precedente otros autores y autoras para que en el futuro lograran posicionar la temática homosexual en la literatura mexicana.
Siete noches junto al mar
Para 1999, Zapata escribió “Siete noches junto al mar” como un compendio de relatos que se relataron en Acapulco, Guerrero, una de las playas más famosas de México, a manos de cuatro amigos: dos hombres homosexuales, y dos mujeres, quienes se reunieron sin ningún tipo de tecnología o distractor, para contar algunos sucesos de su vida durante siete noches.
Con la llegada del “nuevo milenio” se habla de la transición tecnológica y es un reflejo de la sociedad mexicana; al igual que en otros de sus libros, se esfuerza por relatar desde la cotidianidad, los cuestionamientos de la moral, la ética, la religión, lo místico y lo sexual.
Con 43 relatos, Iván, Lucía, Nidia y Fernando, cuentan sus historias, sin interrupciones, en las que se destaca el trabajo de Zapata para cambiar la personalidad y el estilo de cada personaje, y con el uso de un lenguaje ya característico de sus textos previos, es resultado de cómo se expresan o cómo se expresaban los mexicanos en aquel entonces.
Si bien no todos los relatos tienen una moraleja perceptible, Luis Zapata logra que el lector reflexione o sienta empatía por las vivencias de sus personajes, entre la fiesta, el mar, y las vueltas que puede dar la vida de una persona, los matices de las emociones, en los que no hay radio, ni televisión, ni teléfonos: sólo son cuatro amigos unidos por relatar quienes son, que han vivido y quizá, hacia donde van.
La mejor forma de recordar a un escritor es leyéndolo. Luis Zapata se atrevió a hablar de lo que, en ese momento, nadie se atrevía; lo hizo honestamente, con un lenguaje que a muchos les pareció soez e irreverente, pero que al final retrató otra cara de la realidad en México.
*Dalia Morquecho Teniza es licenciada en Política y Gestión Social en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Estudiante de la licenciatura en derecho en la UNAM. Estudiante del Posgrado en Comunicación en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México