La carga mental y las labores domésticas y de cuidado han sido relegadas únicamente a las mujeres debido a los roles de género impuestos, pero con la fuerza que ha tomado el feminismo estas situaciones han sido señaladas y nombradas con el fin de eliminar este machismo sistémico, es así como la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados aprobó un dictamen para considerar que quienes no participan en las labores domésticas y de cuidado, así como quienes no aportan en los gastos del hogar están ejerciendo violencia económica en contra de las mujeres.

La diputada Reyna Celeste Ascencio presentó esta iniciativa ante la Cámara de Diputados y, por unanimidad, fue aprobada el pasado 1 de marzo; esto significa que se agregará un párrafo a la fracción IV del artículo 6 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que dice:

También constituye violencia económica, cuando el agresor, de manera injustificada, se desentiende de sus obligaciones familiares de aportar económicamente e, incluso, de realizar labores domésticas o del cuidado de las personas dependientes de la familia, y deja sola a la mujer afrontar tales cargas, así como los gastos necesarios para la preservación o, incluso, para el incremento del patrimonio familiar.

Durante la sesión donde fue presentado el dictamen, la diputada presidenta de la comisión, Julieta Vences Valencia mencionó que la violencia económica es una de las agresiones más normalizadas e invisibilizadas ya que comúnmente ocurre en el ámbito familiar, esta puede presentarse cuando el agresor controla los ingresos económicos de la mujer.

Así mismo, la presidenta comentó que en ocasiones sucede que “de manera injustificada, se desentiende de sus obligaciones económicas de colaborar a realizar las labores domésticas o del cuidado de las personas que dependen de él y, en algunos casos esto sucede aún cuando las mujeres cuentan con un trabajo e ingresos propios”.

Las tareas domésticas no son sólo para mujeres

Este dictamen también está dirigido a señalar que las tareas domésticas y de cuidado y crianza de los hijos no son únicamente responsabilidad de la madre, ante ello, la diputada Julieta Vences Valencia afirmó que históricamente se ha relegado dichas actividades a las mujeres por roles culturales lo que frena el desarrollo personal y profesional de las mujeres que maternan.

Ante esto, la diputada Irma Yordana Garay Loredo explicó que la crianza debe ser una responsabilidad compartida entre la madre y el padre para así desarrollar “adultos sanos para la sociedad” y evitar la normalización de la violencia y reconocer que este trabajo debe ser remunerado dignamente.

A su vez, la legisladora Beatriz Rojas Martínez expresó que, cada que se revisa la ley en cuestión, encuentra que no existen políticas públicas con perspectiva de género, por lo que es urgente continuar especificando y visibilizando las diferentes formas de violencia que viven las mujeres.

¿Qué es la violencia económica?

A grandes rasgos, la violencia económica se presenta cuando una persona controla por completo el dinero y demás recursos o actividades económicas de otra persona, esto se hace con el objetivo de que la víctima se vuelva dependiente financieramente, de tal forma que no pueda terminar con la relación. Por lo general se da en relaciones heterosexuales de parte del hombre hacia la mujer, e incluso puede ser ejercida por parte de los padres hacia los hijos para así continuar controlándolos.

Debido al sistema machista y patriarcal en el que se vive, son las mujeres quienes se encuentran más expuestas a sufrir violencia económica; este sistema ha normalizado que las mujeres se encarguen de las tareas de cuidado y domésticas sin recibir una remuneración económica por ello esto provoca que sea el hombre la única fuente de ingresos dentro del hogar y la mujer se convierte en dependiente de él ya que no posee ingresos propios, ocurriendo del mismo modo con los hijos.

La consecuencia principal de la violencia económica es impedir que la víctima se pueda alejar de la relación abusiva ya que, al no ser independiente económicamente, las posibilidades de poder huir del lugar se reducen. Además, estos problemas financieros pueden traer problemas en la salud de la víctima por el estrés constante al que está expuesta y tiene mayores probabilidades de caer en trastornos como la depresión y ansiedad.

Generalmente, este tipo de violencia está acompañada de otras violencias tanto físicas como psicológicas que continúan sometiendo a la víctima de ello.