Los datos oficiales acaban de salir: durante 2022 se registraron 968 feminicidios en México. Uno de los más conocidos, gracias al poder de las redes sociales y de los medios de comunicación, fue el de Ariadna Fernanda. Tenía 27 años, salió a comer con un grupo de amigos a un restaurante y ya nunca regresó.
Podríamos pensar que ser víctima de feminicidio es lo peor que puso pasarle. Pero no, en nuestro país a las vulnerabilidades de las mujeres en vida se agrega la revictimización institucional que pueden sufrir incluso después de asesinadas.
Quizá nadie estaría hablando de ella ahora si no fuera porque el Gobierno de la Ciudad de México decidió no conformarse con la versión que había dado la Fiscalía del estado de Morelos y realizó su propia investigación aplicando perspectiva de género. Así es como supimos que en realidad Ari no había muerto por una congestión alcohólica como señalaba el Fiscal morelense Uriel Carmona.
Además, el funcionario aseguró que no se trataba de un feminicidio, a pesar de que el artículo 325 del Código Penal Federal se tipifica el delito de feminicidio a partir de siete criterios: signos de violencia sexual; lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia; exhibición del cuerpo en un lugar público; incomunicación, y siempre que entre el sujeto activo y la víctima existan antecedentes de violencia familiar, laboral o escolar; relación sentimental, afectiva o de confianza; amenazas, acoso o lesiones.
Ariadna, según lo ha confirmado la Fiscalía General de la República este 17 de enero, murió por un golpe en la cabeza. Es decir, hubo violencia, fue un feminicidio; uno entre 968 tan solo el año pasado. No supimos los nombres de todas ni todos los casos se viralizaron, pero el de Ariadna Fernanda sí y por eso es tan importante el precedente que pueda sentar la investigación realizada en la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México con el respaldo y determinación de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Hasta hoy, dos presuntos responsables están detenidos y en proceso judicial.
No la dejaremos de nombrar hasta saber que se ha hecho justicia en su caso. Tampoco admitiremos colectivamente, nunca más, explicaciones de autoridades que revictimizan a las mujeres incluso más allá de esta vida.
María Elena Esparza Guevara
La autora es fundadora de Ola Violeta AC, desde donde trabaja por el derecho a la conciencia corporal de niñas y mujeres. Doctoranda en Historia del Pensamiento en la UP, Maestra en Desarrollo Humano por la Ibero y egresada del Programa de Liderazgo de Mujeres en la Universidad de Oxford. Su buzón de twitter está disponible en @MaElenaEsparza