Dos estudiantes de la UNAM expulsados por violar a una alumna buscan volver a ser aceptados  tras ser denunciados e interpelar con un amparo. 

En el amparo aseguran que la resolución viola su derecho a la educación. Incluso, señalan que las firmas de las declaraciones en las que aceptan su culpabilidad son falsas.

En 2019, H.L., estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cuenta que viajó a Argentina para cursar un semestre de intercambio. Durante su estancia fue víctima de violación por parte de dos alumnos de la Facultad de Odontología de la institución. 

Los estudiantes fueron expulsados tras aceptar ante Tribunal Universitario la culpabilidad de cometer el delito, pero ahora buscan ampararse para que la sanción sea revocada. 

“Yo estaba en octavo semestre cuando me fui a la Universidad de Buenos Aires. Poco antes me enteré que Luis, uno de mis abusadores, también se iba a ir de intercambio para Argentina, pero a la provincia de Córdoba y dijimos bueno, si se da la posibilidad, como estamos en el mismo país, nos podríamos ver”, explica H.L. en entrevista para Animal Político. 

EL VIOLADOR ERES TÚ 

El 15 de septiembre de 2019, Luis le envió un mensaje para invitarla a una fiesta mexicana que se celebraría en Buenos Aires. “Yo acepté, aunque al principio estaba muy negada porque al siguiente día tenía clases… la verdad es que si perdía la beca económica por mal desempeño no iba a poder sustentarme”.

“Pero él insistió tanto que dije bueno, voy un rato y ya. En la fiesta había mucha gente, y cuando se empezaron a ir Luis y su amigo Pablo decidieron seguir consumiendo mucho alcohol”, recuerda.

Aunque H.L. dijo que no quería tomar más, los dos jóvenes la alcoholizaron, y ya inconsciente la llevaron al departamento que habían rentado a través de la plataforma AirBnB para pasar la noche.

“Entre los flashazos que tengo está que me desnudaron completamente y yo trataba de ocultar mi cuerpo, porque yo sabía que no quería, era muy consciente de que no, pero ellos decidieron utilizar mi cuerpo… Afortunadamente estaba tan inconsciente que recuerdo muy pocas partes”, cuenta entre lágrimas.

Después de violarla, la recostaron “y ni siquiera tuvieron la dignidad de volverme a vestir”. A la mañana siguiente, la joven despertó con dolor en el cuerpo, moretones en el cuello y en el pecho, tenía la garganta lastimada y estaba llena de miedo. Además de la violación cometida por los dos jóvenes, H.L. recordaba que mientras estaba dormida Pablo, otro de los violadores, comenzó a tocarla de nuevo, aunque esta vez ella pudo defenderse.

“Me horroricé, no podía creer lo que me estaba pasando, y todavía me insistían en que me quedara, que descansara. Estaba en shock, tomé mi ropa y todas mis pertenencias, me fui en un taxi y de camino a la casa me buscaron para pedirme que me tomara una pastilla anticonceptiva porque tenían miedo de lo que podía pasar”.

H.L se negó a tomar una pastilla anticonceptiva, porque usa otro método, pero eso no evitó que la contagiaran de una enfermedad de transmisión sexual y que a raíz del trauma causado por el abuso sexual ella cayera en depresión.

NOS QUITARON EL MIEDO

H.L. cuenta que tuvo miedo de denunciarlos, pero guardó fotografías y conversaciones para usarlas como pruebas en caso de que más adelante decidiera proceder en su contra.

Ya de regreso a México, H.L. decidió denunciar anónimamente a Pablo, a través de una colectiva de la preparatoria en la que ambos estudiaron. Días después, una amiga la buscó para preguntarle si ella era la víctima del caso difundido, y le ofreció apoyo para que interpusiera una queja mediante el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM.


Interponer una queja contra Luis y Pablo fue su única opción, pues en la UNAM le explicaron que para proceder penalmente contra ellos tenía que ir nuevamente a Argentina, donde tendrían que pedir la extradición de los agresores y así seguir con el proceso. No contaba con recursos para poder hacer algo así, por lo que, resignada, aceptó.

Todo marchaba “muy bien”, sin embargo con la llegada de la pandemia de COVID-19 su proceso se complicó: las citas para audiencias y el apoyo psicológico se volvieron irregulares, además de que las notificaciones para acudir al seguimiento del proceso llegaban únicamente con un día o dos de antelación. 

Pese a las dificultades,  finalmente en abril de 2021 fue notificada de que el Tribunal Universitario había decidido la expulsión definitiva de los dos estudiantes de Odontología.

REPARACIÓN Y NO REPETICIÓN 

Sin embargo, meses más tarde, estas mismas irregularidades denunciadas por H.L. fueron usadas por los jóvenes expulsados para argumentar que el proceso en su contra debe ser revocado.Los expulsados interpusieron un amparo contra la UNAM, en el que aseguran que la resolución viola su derecho a la educación. 

Entre las irregularidades que señalan, está que las firmas de las declaraciones en las que aceptan su culpabilidad son falsas —debido a que son digitales, pues todo el proceso se llevó a cabo de esta forma por la pandemia—, y que no fueron notificados en tiempo y forma sobre las diligencias correspondientes.

H.L. se enteró porque la UNAM le avisó el pasado 26 de agosto, como tercera interesada, que se encuentra desahogando este proceso.

Actualmente, H.L. reconoce que el Tribunal Universitario y la Facultad de Odontología han defendido sus derechos como víctima y han actuado a su favor. Le han permitido tener acceso a los expedientes del caso, y ha corroborado que la postura de la UNAM se ha mantenido, pero teme que por la forma en que se llevó a cabo el proceso los agresores ganen el amparo y consigan volver a la universidad.

Consultada por el medio Plumas Atómicas, la UNAM declinó hablar del tema debido a que el juicio de amparo continúa en curso.

Según el último reporte sobre quejas presentadas a través del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género, en la UNAM se iniciaron mil 486 procesos contra mil 311 presuntos agresores, entre el 29 de agosto de 2016 y el 21 de agosto de 2020.

VIOLENCIA SEXUAL EN LA UNAM 

En el Cuarto Informe Sobre la Implementación del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género, la UNAM reportó que el 94.8% de los agresores fueron hombres, mientras que el 98.2% de las víctimas fueron mujeres.

La mayoría de las quejas (79.2%) fueron interpuestas por alumnas. También los estudiantes representan el mayor número de presuntos agresores (42.9%).

Entre las conductas más frecuentes dentro de las quejas por abuso sexual, en primer lugar se encuentran los tocamientos, en segundo lugar las violaciones (reportadas por la UNAM como “ejecución de acto sexual”) y observar a otra persona masturbarse. En el caso de H.L., vivió las tres.

“En ese momento entré en depresión, hubo tiempos muy nublados en los que no hacía más que encerrarme en mi cuarto a dormir, tuve que cambiar mis rutas para la escuela cuando todavía estaban ellos y había actividades presenciales, antes de la pandemia, pero afortunadamente nunca estuve sola, siempre tuve la fortaleza y la compañía de mis amigas y mi hermano”.

Actualmente H.L. terminó su carrera en la UNAM, por lo que si Luis y Pablo ganan el amparo ya no tendría que verlos, pero espera que como mínimo castigo sus agresores no consigan titularse de la máxima casa de estudios, y que no vuelvan a cometer ninguna agresión contra otra estudiante.

“Después de todo lo que pasó decidí bloquear los recuerdos, para poder disfrutar lo que me quedaba, en el intercambio estudiantil y de vuelta en México… y lo logré a cierto grado, pero nada de eso tuvo que haber pasado y yo merecía una mejor experiencia”, sentencia.

Con información de Animal Político