¿Con qué apellido te sientes más identificado? Hay ocasiones en que las personas deciden “no cargar con el apellido paterno” ya que no tienen ni un vínculo con el progenitor. Las decisiones de cambiarse el apellido son diversas, de acuerdo con Andrea Kenya Sánchez Zepeda, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
La posibilidad de consensar, repensar el nombre y el orden de apellidos ahora es posible, desde el 25 de octubre de 2017, fue cuando entró en vigor en la Ciudad de México la reforma del Código Civil.
Aún teniendo esta posibilidad, aún existen mujeres que sin vivir con sus parejas, siguen decidiendo registrar a sus hijos con el apellido paterno aunque ni se haga cargo o intervenga en la crianza, señaló Andrea Kenya Sánchez Zepeda.
El orden de los apellidos es posible desde hace cinco años, sin embargo, aún se seguía dando por hecho que fuera primero el apellido paterno.
Andrea Kenya Sánchez Zepeda, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, aseguró que este es un paso más hacia el reconocimiento pleno de la igualdad.
¿POR QUÉ SE DA PESO AL APELLIDO PATERNO?
Hace dos siglos se consideraba el núcleo familiar como un espacio propietario, de ahí surgirá la razón por la cual va primero el apellido paterno; está relacionado con el concepto gerencia, los linajes, en cómo se consideraba que los apellidos trascendían a los hechos de una familia.
Otra de las justificaciones para otorgarle preponderancia al apellido del padre fue la proveeduría, el rol económico de los varones con esta tradición que heredamos históricamente: quien proveía eran solo ellos, pero no corresponde con la realidad, ahora los procreadores son los que más abandonan sus hogares.
¿Qué necesitas para cambiarte el orden de tus apellidos?
La documentación es la misma: certificado de nacimiento de la Secretaría de Salud y copia certificada del acta de matrimonio o de las actas de nacimiento de ambos padres, identificaciones oficiales y comprobante de domicilio
DATOS
Con base en datos publicados por el Registro Nacional de Población, aproximadamente millón y medio de personas de todas las edades no cuentan con un registro de nacimiento; 22.7 por ciento de este total es población indígena; y seis de cada 10 son niñas, niños y adolescentes que no tienen identidad jurídica.
La universitaria Andrea Kenya Sánchez Zepeda comentó que en los años 60 y 70, en la Ciudad de México era mal visto registrar a un bebé con apellido indígena, porque no representaba la modernidad de las urbes, además por una deformada herencia desde la posrevolución, mezclada con discriminación y la representatividad que te daba el apellido en la identidad jurídica por pertenecer a un núcleo, grupo o sector.
Con información de Gaceta UNAM