En Twitter se hizo viral el tweet de @Cucabarr, quién cuestionó al emprendimiento ‘Morra Valiente’ por poner la frase “México feminicida” en bolsas, playeras y sudaderas que se han puesto a la venta. A raíz del tweet de @Cucabarr, cientos de usuarias comentaron que esta acción lucraba con el dolor de los familiares de las víctimas de feminicidios ya que en ningún momento se aclara que las ganancias recaudadas serán donadas para quienes lo necesitan.

De acuerdo con la marca ‘Morra Valiente’, estas bolsas y playeras tienen como objetivo dar mensajes ‘incómodos’ para así visibilizar la realidad del país, pero según usuarias, la iniciativa está dirigida a lucrar con el dolor de los feminicidios que día con día se registran en México; así mismo, usuarias neurodivergentes (que padecen algún trastorno mental) se sintieron incómodas con el mensaje de una bolsa en donde, según ellas, se romantizan los trastornos mentales.

La creadora de ‘Morra Valiente’, por medio de historias en Instagram, reaccionó ante la ola de comentarios y declaró que este ‘odio’ masivo mermó en su salud mental ya que su intención nunca fue lucrar con el dolor, simplemente quería dejar su furia plasmada en artículos ‘incómodos’ que reflejaran la realidad del país. Por su parte, la autora del tweet afirmó que su intención nunca fue enviar odio a la creadora de ‘Morra Valiente’, sino que buscaba cuestionar el mensaje que hay detrás de los artículos.

Capitalizar el dolor

De acuerdo con la activista Ninde MolRe, las luchas sociales son profundamente legítimas, se construyeron a base de lágrimas, rabia, a veces sangre y vidas. Son la memoria de personas, no de cifras, personas que eran amadas y cuya ausencia destruyó la concepción del mundo que las personas a su alrededor tenían, por lo que es indignante cuando las personas usan este dolor para ganar dinero con ello.

Cuando queremos acompañar una lucha tenemos que preguntarnos por qué lo hacemos. ¿Es para presumir en redes sociales? ¿Para sentir que cambio al mundo o lo salvo? ¿Para engrosar mi currículum? ¿Es por mí? Si alguna de estas respuestas es sí, no acompañe. No porque no hay un vínculo con la causa, sino porque usted se está poniendo al centro y lo único que causará es un daño, afirma la activista Ninde MolRe.

De acuerdo con distintas usuarias de Twitter, el usar bolsas y playeras para “visibilizar” los feminicidios en México hace que el feminismo y los actos sociales se conviertan en una romantización del dolor que cientos de familias sufren, así como normalizar y buscar hacer ‘cool’ una situación cotidiana y dolorosa del país.

Si bien es cierto que el apoyar a sectores vulnerables siempre es necesario, actualmente hay muchas personas que caen en el "activismo blanco, "activismo para redes" o "complejo de salvador blanco". Este es un fenómeno en creciente, en donde la premisa no es ayudar, sino presumir que alguien ayuda y que todos sus contactos (o seguidores) vean la "inigualable" persona que es, afirma la directora de la Assistance Fund de Noruega, Beathe Øgård.

Es una tendencia actual entre las personas con dinero o privilegios muy marcados: acuden a comunidades pobres, vulnerables y/o violentadas para realizar donaciones en especie, pero lejos de retratar altruismo en sus "memorias", muestran una verdad simplificada y estereotipada al tomarse fotografías muy producidas mientras dan su apoyo. – Beathe Øgård

Esta es una violación a los derechos humanos y contribuye a perpetuar los estigmas que existen en torno a las comunidades vulnerables. Øgård hace hincapié en los protagonistas olvidados de las imágenes que van a parar en redes: las personas afectadas a las que supuestamente los activistas van a ayudar.

Tomarse fotos con personas en situación vulnerable para corroborar que los estás apoyando, le quita la dignidad a los afectados. Hay que fijarse en la mayoría de las imágenes de activismo blanco: los perjudicados lucen incómodos o confundidos, lejos de hacerles un bien, estás contribuyendo a su rezago social, a que tus seguidores vean a tus acompañantes como personas "exóticas". – Beathe Øgård.