Después de una audiencia, el exfutbolista Patrice Evra recibió una sentencia económica por compartir comentarios homofóbicos a través de sus redes sociales; esto sucedió en marzo de 2019 cuando el ahora entrenador de fútbol compartió un video en la plataforma de Snapchat en donde utilizó una palabra francesa que se entiende como un insulto homofóbico.
La expresión en cuestión (pédés) es usada para describir, de manera sumamente insultante y homofóbica, a hombres pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+ que abusan de menores de edad. Además del evidente insulto hacia las personas de la comunidad, Francia cuenta con políticas muy estrictas en contra de los discursos de odio en muchas categorías, incluida la orientación sexual.
En su juicio desarrollado en diciembre de 2021 el juez pidió la pena máxima contra el exfutbolista, por lo que deberá pagar una multa de casi 30 mil pesos mexicanos. Aquel día el abogado de Evra argumentó que el uso del insulto no estaba dirigido a la comunidad LGBTIQ+ por lo que no era homofóbico.
Sin embargo, para el fiscal, el exfutbolista es una persona mediática seguida por numerosos jóvenes, por lo que tiene la responsabilidad de mantener discursos respetuosos hacia cualquier persona; es así como además de la multa, también deberá donar la misma cantidad a organizaciones LGBTIQ+.
Esta decisión demuestra que el sistema de justicia puede castigar declaraciones homofóbicas, que todavía se escuchan con demasiada frecuencia y no se toman en serio en el mundo del fútbol. El discurso de odio, ya sea homofóbico o racista, no debe tolerarse en los estadios, celebró la asociación civil Rouge Direct.
La homofobia no se justifica
Si bien, la lucha de la comunidad LGBTIQ+ se encuentra en un punto clave que la hace imparable, la sociedad alrededor del mundo aún está bañada de homofobia, lesbofobia, bifobia y transfobia (entre otras), estos pensamientos reprimen todo el espectro para vivir la sexualidad e incluso agreden a quienes se identifican como parte del colectivo en una especia de “terapia de conversión” que busca forzarles a ser parte de la heteronorma.
El término “terapias de conversión” abarca intervenciones que tienen por finalidad cambiar la ab de una persona o su identidad de género; sus promotores afirman que estas terapias pueden transformar a las personas gays, lesbianas o bisexuales en heterosexuales, y a las personas trans o de género diverso/diferente a cisgénero, lo que significa que la identidad de género corresponde al sexo asignado al nacer, afirma la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Sin bien estás prácticas fueron bastante utilizadas en el pasado cuando se consideraba a la diversidad sexual como una “enfermedad”, aún existen actos de discriminación y odio muy evidentes.
De acuerdo con el portal Psicología CR, hoy en día se conoce con absoluta precisión que el género biológico con el que nacen las personas es solo un componente más de la integralidad del ser humano y que de ninguna manera es un determinante para la orientación sexual o para la identidad de género.
Por lo tanto, elecciones sexuales de corte homosexual, bisexual, pansexual, heterosexual, entre otras, son solo expresiones perfectamente normales de la sexualidad humana, siempre que no violenten los derechos de las demás personas, tal como sucede en los casos de abuso y violación sexual, trata de personas, relaciones impropias, etc.
Así mismo hoy se entiende que existen muchos casos dónde el género biológico no concuerda con la identidad de género que tienen las personas y que es absolutamente justo que cada quién emprenda las actividades necesarias para tener el cuerpo que concuerda con su identidad, sentencia el portal.