La violencia y acoso escolar no sólo la viven los alumnos, también los docentes, directivos y personal administrativo. La violencia que se vive en los planteles educativos no distingue nivel.

El acoso escolar y el bullying son manifestaciones de violencia que han sido normalizadas y vistas con humor por mucho tiempo entre las y los alumnos pero más que diversión representan un maltrato constante que puede ser verbal, psicológico y/o  físico y que se puede dar también en espacios digitales. Si bien los docentes tienen la responsabilidad de no promover, difundir o tolerar estas expresiones de violencia en las aulas, los padres son quienes deben encargarse de prevenir estas conductas.

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Acoso

No  solo es el bullying, el acoso sexual también ha sido uno de los problemas más recurrentes en los planteles educativos y ha llevado a numerosos movimientos como los tendederos, la creación de protocolos de atención y unidades especializadas. Aún con estas “medidas” sigue siendo un tema preocupante que sigue limitando en mayor proporción a las alumnas para acceder a este derecho básico y en consecuencia a muchos más.

Hemos creado una cultura de “respeto” confundida con miedo hacia los docentes, en dónde más allá de formar criterio en las y los alumnos se fomentan prejuicios, estereotipos, conductas machistas y misóginas.

Esta ha sido la realidad que se vive en muchas de las facultades de nuestro país. Con la pandemia y la nueva normalidad de las clases en línea las y los alumnos han encontrado también la oportunidad de visibilizar y exponer aquellos profesores que fomentan estas conductas. Muchos han sido los casos que se han viralizado, el punto a destacar no es que esos profesores renuncien a sus puestos sino que los planteles educativos deben implementar mejores prácticas de contratación es sus plantillas docentes, pues la responsabilidad que se tiene al frente de un grupo de alumnos  debe afrontarse desde una perspectiva de igualdad y no discriminación, la educación sigue siendo la mejor arma de la sociedad para concientizar y reconstruir los tejidos que tanto han lastimado a las mujeres y niñas.

Las y los alumnos cada vez son más conscientes del problema de la violencia en contra de las mujeres y entienden que tato la omisión como la indiferencia nos hace cómplices y  participes de este mal. En estos días alumnas y alumnos  han levantado la voz para pedir ayuda para una profesora, quien impartía clase de inglés y durante la clase en línea, se escucha como esta siendo violentada por su pareja por el simple hecho de haber tomado su computadora para impartir su clase. Es desgarrador escuchar la desesperación, el miedo y la vergüenza de la profesora ante los gritos, amenazas y golpes del agresor en cuestión. La violencia contra las mujeres ha perpetuado todos los espacios y de nuevo este caso nos demuestra que el confinamiento ha dejado mucho más expuestas a las mujeres, quienes ahora conviven todo el tiempo con su agresor, por ello es necesario visibilizar estas conductas para hacer conciencia y señalar que no es normal, que la víctima no está sola y que por supuesto no es culpable de lo que le esta sucediendo.

Los espacios para que las mujeres podamos ejercer de manera libre y plena nuestros derechos han sido coartados por la violencia machista, al final las instituciones tanto públicas como privadas tienen mucho que hacer al respecto, lo cierto es que hoy  las mujeres solo nos tenemos a nosotras mismas.

Flor Aydeé Rodríguez Campos es Licenciada en Derecho por la Universidad Ana´huac Me´xico y Maestra en Derecho Constitucional y Derechos Humanos por la Universidad Panamericana, forma parte del grupo que atiende la AVGM por Agravio Comparado para el Estado de Guerrero. Es la Directora Ejecutiva de "Repara Lumea" contra la violencia de ge´nero A.C. y es integrante del Parlamento de Mujeres del Congreso de la Ciudad de México 2020.

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