Se sabe que la segunda semana de enero es cuando realmente comienza el año laboral. Espero que la vida emprendedora les haya dado unos días de descanso para adentrarse en el ejercicio de pensar en la persona que quieren construir en el largo plazo y hoy tengan una foto o un dibujo de su “yo del futuro” que las espera llena de agradecimiento. 

Continuando con esta visión les propongo que me acompañen en un proyecto personal que realizaré en 2022: comprometerme con el tipo de emprendedora que quiero ser. Todo empezó con la auditoría de 2021, reconociendo la importancia de hacer un alto después de estar en “modo supervivencia” dos años con las ventajas y consecuencias que esto conlleva. 

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PREGUNTAS CLAVE PARA ESTE 2022

Café recién hecho (y a veces vino), anoté en una libreta las siguientes preguntas: ¿Cómo resumir el año en una frase?, ¿qué aprendizaje no quieres repetir?, ¿en qué dirección te estás moviendo, comparada con tu futuro preferible? y así llegó la más importante ¿qué tipo de emprendedora quieres ser de ahora en adelante? Este ejercicio me tomó algunos días, el resultado me pareció algo digno de tratar de diseñar algo más allá que los típicos propósitos de año nuevo, con miras a que sea algo que se mantenga vivo el resto del año. 

La base es generar el efecto del interés compuesto, el equivalente a “sumar al capital inicial y capitalizarlo periódicamente”, en lugar de tener grandes deseos que se quedan en el tintero. Así empecé a trabajar en un mini sistema que se adapte a lo que sí puedo hacer y considere ajustes que una vez incorporados al día a día resultan casi automáticos. 

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Diseñando sistemas a prueba de caídas 

Después del éxito de “Hábitos Atómicos” esta frase de James Clear se acerca peligrosamente al lugar común, y no por eso deja de estar llena de razón: “no subes al nivel de tus objetivos, sino que caes al nivel de tus sistemas”. ¿Cuántas veces te prometes algo que luego no cumples por que pareciera que la vida emprendedora consume 36 horas diarias? 

Al menos yo así me he sentido muchas veces, después llega la frustración y la letanía del deber ser. Este experimento busca todo lo contrario, diseñando sistemas que respondan a las necesidades personales de cada una y sobre todo con la promesa de ser radicalmente sinceras con nosotras mismas. 

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El paso uno es tener claro el tipo de emprendedora que quieres ser ¿a qué me refiero? a la combinación de tu propósito, objetivos concretos, fortalezas a desarrollar y motivaciones. Si les sirve de referencia, mi respuesta es: una emprendedora que construye el lugar donde le habría gustado trabajar, contribuyendo a cada proyecto con estrategia y posibilidades para hacer la diferencia.

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Con esto en mente pregúntate ¿qué no quieres llevar contigo este 2022? y ¿qué quieres cambiar en un año? Máximo cinco aspectos concretos, de preferencia que estén interconectados entre sí y que no sean antinaturales a tu esencia. 

Por ejemplo, yo no soy una persona que disfrute madrugar, así que aunque se vean muy inspiradores los Tiktoks de rutinas para ser exitosas despertando a las 4:30 am, sé que a mi me haría sentir miserable. Imponer ese cambio estaría destinado al fracaso, pero sí puedo diseñar una rutina igualmente inspiradora que considere mis horas pico de productividad. 

Habiendo completado el paso dos, dividiremos estos grandes cambios en pasos o metas mensuales. La regla es que sean alcanzables en un mes, significativas, aporten un cambio aunque sea pequeño y sobre todo sean sensibles al efecto compuesto. Pueden ser cosas abstractas como “motivación” o “manejo de energía”, midiéndose del 0 al 10 al cerrar cada día y tener un promedio del mes completo. Yo usaré Notion para llevar mi bitácora mensual y anotaciones diarias en mi agenda para no perder la pista. 

El paso cuatro es definir si las metas que quiero conseguir cada mes requieren de un plan o de crear un sistema nuevo. Si se trata de fortalecer acciones que ya hago y que sólo necesitan más estructura, un plan sencillo es la solución; en cambio si es algo requiere una visión más amplia que facilite el cambio, hay que crear un sistema nuevo. Entendemos un sistema como un conjunto de acciones relacionadas entre sí, que funcionan como un proceso que si se repite da resultados similares. 

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Uno de los sistemas que sí o sí hay que aterrizar es la documentación de las acciones diarias y al menos una revisión mensual. Estamos haciendo compromisos con nosotras mismas así que la honestidad radical será fundamental, sobre todo ver el ejercicio como una oportunidad de sorprendernos con lo que podemos alcanzar. 

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¿Qué pasará si nos atoramos un mes? 

Dado que el propósito de esta aventura es generar un cambio personal a partir de la consistencia, un mes “estancado” en alguna de lasetas es aceptable siempre y cuando no arrastre el estancamiento otros 30 días. Si algo permanece estático es buen momento para preguntarnos si es un cambio que realmente queremos. A veces creemos querer un objetivo por el que no estamos dispuestas a poner el trabajo que requiere, también a veces el éxito está completamente fuera de nuestro control, entonces puede ser momento de ajustar. 

No sólo es válido sino que es muy valioso el decir “siempre no quiero (inserte la epifanía aquí)” y detectarlo a tiempo nos evitará esa frustración anual que suele venir acompañada de los propósitos caídos. También cada mes podemos ver si hay que ajustar el sistema o si un viejo hábito que está reacio a desaparecer necesita de otro tipo de enfoque.

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Manos a la obra 

Después de compartirles los planos de mi experimento de este año, les regalo algunas tácticas que he descubierto para “desatorar” esos hábitos necios: una “accountability partner” es decir una persona con la que hago el compromiso de cumplir ciertas fechas. Ella no se encarga de hacerlo por mí, sólo me lo recuerda y eso funciona en mí motivación para no procrastinar. Colores, stickers y demás monerías nuevas que sólo estarán destinadas al seguimiento y documentación del ejercicio. 

Por último esta columna: al abrir la invitación a quien me lea y quiera acompañarme en el camino y compartir lo que vaya aprendiendo es un gran motor para crecer en comunidad. 

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Internacionalista dedicada a la comunicación estratégica que decidió emprender para contar noticias desde Meraki México.

Twitter: @LaMarimer