En la vida, la menopausia es una etapa complicada para las mujeres. El cuerpo baja drásticamente su producción de estrógenos, un proceso que viene con efectos secundarios y que repercute en la calidad de vida de las mujeres.

La menopausia es diferente para todas las mujeres,  señala la MenoGuías de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia.

Los cambios que viven pueden ser más intensos. Si hay una vida sedentaria, puede haber patologías, como el síndrome metabólico que aparece en las mujeres posmenopáusicas, que también incrementa la intensidad y frecuencia de los bochornos, según la Asociación Española.

Es un círculo vicioso del que solo se sale implementando hábitos de vida saludable. Los de siempre: dieta sana y actividad física regular.

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¿Cómo se puede empezar para que los efectos sean menores?

Los estrógenos no sólo regulan la vida fértil de la mujer. También las protegen del riesgo cardiovascular. Por eso, al aparecer la menopausia, aumentan los infartos en mujeres a partir de los 50 años.

La disminución también se relaciona con una mayor pérdida ósea, el aumento de la grasa abdominal y una aceleración de la sarcopenia (pérdida de masa muscular).

Si hay una polipíldora que atenúa esos procesos es el deporte, tanto el ejercicio cardiovascular como el trabajo de fuerza.

“Hasta hace poco solo se indicaba el ejercicio aeróbico, pero hoy sabemos que es fundamental trabajar la fuerza porque con ella vamos a generar masa muscular, con lo que contrarrestamos la pérdida de masa magra asociada al envejecimiento. Además, una musculatura fuerte mejora el equilibrio y ejerce un papel protector sobre los huesos”, señala Eva Ferrer, la especialista en medicina deportiva y directora de El Deporte en Femenino.

No es necesario que las mujeres empiecen a cargar pesas. Puede hacer ejercicio con su propio peso como sentadillas o algunas flexiones con bandas elásticas, recomienda.

“No hay una receta única. Cada mujer debe buscar aquella rutina con la que se sienta cómoda, bien concentrando el ejercicio en unas sesiones a lo largo de la semana o incorporando algunas rutinas dentro de su actividad física diaria”, agrega.

En caso de que nunca se haya practicado deporte como correr o saltar, se recomienda realizar una densimetría ósea.

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El sueño

Con la menopausia el sueño se altera y esto puede condicionar la calidad del descanso.

“En este sentido, la actividad física genera hormonas de placer (endorfinas) que contrarrestan el posible estrés propio de la menopausia. Además, la fatiga inherente a la práctica deportiva lleva al cuerpo a dormir mejor para recuperarse. Sin embargo, habrá mujeres que no duerman mejor incluso haciendo deporte. Pero eso no anula el resto de beneficios de la actividad física”, dice la especialista.

En resumen, el ejercicio no puede garantizar que desaparezan los bochornos de momento, pero sí ayudan, no hay que dejarlo.

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De hecho, hay estudios que demuestran que las mujeres que no hacen ejercicio físico presentan mayor riesgo de bochornos y sudoraciones nocturnas que quienes lo practican con intensidad y regularidad.