Hoy comienzo mi columna compartiendo algo muy personal: los últimos dos meses he estado lidiando con una crisis de ansiedad que se agudizó en días recientes y de la que afortunadamente voy de salida. Mi yo del pasado se habría sentido muy incómoda de decir esto en voz alta- y qué decir de publicarlo- sin embargo, cada vez creo más en el valor de compartir las altas y las bajas de este mundo emprendedor (en pandemia).
De hecho mi caso está lejos de ser una excepción, de acuerdo con el reporte Women in the Workplace 2020 elaborado por Mackinsey & Company, tres de cada cuatro mujeres en cargos de alta responsabilidad han considerado abandonar la fuerza laboral por el agotamiento presentado durante la crisis sanitaria. Si al “agotamiento as usual” le agregamos la responsabilidad de mantener un negocio a flote, encargarse de la casa, hijos, afrontar reducciones de mercado etc., la fórmula puede ser explosiva.
Cuando estás al frente de un emprendimiento – o de un equipo de trabajo- el modelo tradicional nos ha dicho que tenemos que ser una especie de súper heroína: todo bajo control, tacón recién boleado, pelo-pelo, uña perfecta y sonrisa blanca como perla. Sentimos la obligación de funcionar a la perfección en todos los carriles.
El camino hacia la frustración
Esto hace que cuando las cosas se pongan complicadas y nuestra salud mental empieza a sufrir, optamos por ignorarlo o tratar de hacer caso al “cálmate”, “no es para tanto”, “piensa positivo” etc.
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Déjenme decirles un secreto: este es el camino directo a la frustración. Sin entrar demasiado en el proceso biológico de la ansiedad, el burnout o el cansancio extremo, quiero dejar claro que hay un personaje en común en todas estas historias: el cortisol. Se trata de una sustancia que segrega el cuerpo cuando estamos en un episodio de furia o de estrés; haciendo una analogía un poco burda es como si nuestro cuerpo se preparara para huir de un tigre (o el depredador de su preferencia).
La realidad es que difícilmente nos encontraremos en la necesidad de huir de un peligro de tal magnitud, nuestro estrés es mucho más mental, pero el cuerpo desconoce eso y el cortisol desencadena una serie de reacciones agotadoras.
Seguro están pensando: “Pero Mercedes, esto es una columna de emprendimiento, ¿por qué me molestas con biología?”, aunque las entiendo, es importante que sepamos que esto tiene un componente físico para poder empezar a arreglar de fondo.
Si nuestra cabeza no está clara, es poco probable que encontremos soluciones rápidas, que podamos darle rienda suelta a nuestro lado creativo o identificar oportunidades. Cuidar nuestra salud mental también debe ser una prioridad de negocio.
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¿Qué hacer?
Más allá de la catarsis, quiero compartir algunas herramientas que han sido útiles a lo largo de los últimos años y que me han ayudado a salir del bache en estos meses de pandemia:
Ejercicio:
Probablemente sea de lo que menos ganas tenemos, incluso puede parecer una pérdida de tiempo. No quiero sonar a Legally Blonde, sin embargo, el ejercicio nos ayuda a liberar oxitocina y esto es una de las mejores formas de contrarrestar al malvado cortisol. Si la vida no te da para una hora completa puedes intentar los intervalos o las aplicaciones de entrenamiento de 7 minutos. El cuerpo agradecerá el movimiento y después de varios días empezarás a notar mayor claridad.
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Red de apoyo:
No tenemos que cargar el mundo solas y probablemente una perspectiva externa nos ayude a encontrar nuevas soluciones. Mi recomendación sería buscar a otra emprendedora para rebotar ideas, si no tienes amigas cercanas en la misma condición, la brújula para definir esta red de apoyo es la empatía. Lo importante es que te preguntes si el consejo que te están dando te ayuda a tener más claridad o abona a la sensación de estrés, si es la segunda, ahí no es. Recuerda que en este momento lo importante es atravesar este periodo con más herramientas con las que empezaste. La red de apoyo puede ser pequeña y muy significativa.
Meditación o ejercicios de mindfulness:
Te sonará conocido lo siguiente: empiezas a ver la lista de cosas que hacer por el resto de la semana y de pronto un nudo en la garganta se apodera de todo. El “exceso de futuro” en tiempos inciertos es todo menos relajante, meditar o hacer ejercicios de centrado para volver al hoy son un buen antídoto. Recomiendo Medita Podcast, Calm, Headspace o incluso buscar en Youtube meditaciones cortas.
Respiración:
Una de las reacciones de nuestro cuerpo cuando está lleno de cortisol es dejar de concentrarse en la respiración, es muy probable que respiremos más rápido y esto incrementa la sensación de peligro. La respiración consciente es una de las mejores amigas en este momento. Tengo dos ejercicios favoritos: respirar en 4x4 – es decir inhalar en cuatro tiempos y exhalar en otros cuatro- y respirar contando del 0 al 5, intercalando el 0 hasta volver a empezar (0-1-2-3-4-5, 1-0-2-3-4-5, y así sucesivamente). A simple vista es algo sencillo, pero después de hacerlo varias veces sentirás la diferencia.
Horarios claros:
Haciendo conciencia con mi terapeuta me di cuenta que desde que trabajo en casa mis horarios son un caos, trabajo más tiempo que antes, todo el tiempo estoy pensando en cosas relacionadas con el negocio y queda poco tiempo para descansar. Fijar una rutina requiere disciplina, recordemos que nuestro día a día va a forjar el futuro próximo, así que vale la pena el esfuerzo.
Más té, menos café:
Yo sé, esto suena a una especie de herejía, ¿cómo va una a funcionar sin café? La realidad es que si estamos en un pico ansioso, o de desgaste, la cafeína no será nuestra mejor amiga y es necesario pedirle un tiempo e intercambiarlo por té. Acabo de descubrir el té Tulsi (o de albahaca sagrada) y después de algunas semanas veo que cumple con lo que promete.
Hobby:
Yo sé que la agenda grita: ¡no tienes tiempo para nada! El problema es que esto nos deja pocas válvulas de escape. Encontrar un pasatiempo que no tenga nada que ver con el trabajo o las actividades de casa ayuda a que el cerebro descanse. Es importante que sea una actividad principalmente manual, desde dibujar hasta jardinería (o volver a las recetas de masa madre). Evita pensar en este hobby en términos de productividad, pregúntate qué te haría feliz, sentirte cómoda o apapachada.
Piensa tus escenarios para tomar decisiones: Este consejo es el menos zen de todos, hay un valor en enfrentar el peor miedo a la cara, es decir pensar en el peor escenario que puede resultar de un momento crítico ¿qué es? ¿Cómo se ve? ¿Qué harías al respecto? Da miedo de inicio, sin duda, también trae mucha sabiduría y facilita poder dimensionarlo. Sobre todo abre la mente para pensar potenciales soluciones o reacciones. ¿Esto quiere decir que va a suceder? No, lo que quiere decir es que si sucede no nos va a agarrar desprevenidas.
La única forma de salir de una crisis es pasando a través de ella, pelear menos y considerarse más. Son tiempos complejos y hay que reconocer desde los logros más pequeños hasta las batallas más complicadas. Emprender es un camino de picos y valles pero puedo asegurarles que cada valle les va a dejar aprendizaje valioso. Está bien no estar bien a veces, sólo en los procesos imperfectos hay crecimiento.
Mercedes Baltazar es internacionalista dedicada a la comunicación estratégica que decidió emprender para contar noticias desde Meraki México,
Twitter: @LaMarimer