En mi texto de febrero abordé el tema de las cesáreas electivas y anuncié una serie de reflexiones posteriores en las que indagaría sobre las percepciones de diversos actores acerca de la práctica de la cesárea sin una aparente justificación médica. Es así que en el texto de abril me interesa escribir sobre lo encontrado en una investigación bibliográfica realizada en 2020.[1]
En revistas de la región latinoamericana con cierto corte epidemiológico y de salud pública empiezan a publicarse de manera más recurrente y sistemática menciones al aumento de cesáreas a partir de los años noventa. Mercedes Campiglia en su tesis de doctorado señala, siguiendo los estudios de Martínez y otros, “La preocupación del mundo médico por la práctica ‘excesiva’ de cesáreas surge recién a finales de los 90’, cuando empieza a categorizarse al fenómeno como una ‘epidemia’ que inicia en América Latina y termina expandiéndose, en mayor o menor grado, a países de todo el mundo”.[2]
Con el fin de documentar de manera precisa lo anterior, en una investigación realizada en 2020 decidí revisar dos revistas mexicanas con una orientación epidemiológica y de salud pública: Género y Salud en Cifras (GSC) y Salud Pública de México (RSPM), en tanto dos lugares de enunciación, de reproducción, de justificación y de difusión del saber médico, con cierto interés por incidir en políticas públicas. Mi principal criterio, fue seleccionar los artículos que abordaran la temática de la cesárea. Inicié la revisión de la RSPM en 1980 dado que ciertos puntos de vista críticos sobre la cesárea empiezan a darse, esporádicamente, a partir de esa década, y hasta 2019, con el fin de tener un periodo largo y así detectar si hubo transformaciones en la manera de aprehender la práctica. En el caso de GSC, revisé todos los números desde el inicio de su publicación, en 2003, también hasta 2019. En la RSPM encontré seis artículos y en la GSC encontré ocho. Un total de catorce artículos en donde se detectan ciertas miradas críticas a la práctica de la cesárea y sobre todo al aumento considerable que se ha venido observando. Se trató de una investigación exploratoria, sin pretensiones de representatividad. Tengo que señalar que sí me sorprendió la existencia, mayor a la esperada, de investigaciones sobre el aumento de cesáreas, así como sobre la mirada crítica de este grupo de autores, médicos y académicos, epidemiólogos a los que preocupa también incidir en las políticas públicas de salud en México.
De manera general se puede afirmar que a través de los años ha ido creciendo el discurso sobre el riesgo y los factores de protección en la práctica de la cesárea, es decir, si antes la cesárea era vista de manera siempre favorable, de unas décadas para acá, se la percibe bajo una mirada de riesgo en ciertas circunstancias. También, algo que llama la atención, ausente hace unas décadas, se detecta cierta preocupación por la existencia de factores de riesgo al tener características que puedan hacer de la mujer “una candidata idónea” para una cesárea sin una verdadera justificación médica.
Lo encontrado en los artículos
La revisión de artículos permite observar que la preocupación por el aumento de cesáreas en México y en la región latinoamericana sí ha tenido lugar y ha generado interrogantes. Ello ha llevado a realizar investigaciones para documentar cuáles criterios se toman en cuanta para determinar si debe o no hacerse una cesárea. Estableciendo miradas críticas acerca de ellos. Resumo las principales situaciones “no médicas” que encontré en los artículos, con mayor o menor presencia en ellos. Presente en pocos casos, pero sí mencionado, el abuso de las diversas tecnologías asociadas con el embarazo; asimismo, la alta probabilidad de que después de una primera cesárea los siguientes embarazos terminen también con una intervención quirúrgica.
En términos de la infraestructura, encontramos que las características de las instituciones hospitalarias también son relevantes, desarrollando precisiones a través de las décadas sobre esta dimensión y observando que, si el hospital es privado o es público, si se encuentra en una zona urbana o rural, si pertenece a una región con mayor o menor infraestructura médica y pertenece a zonas de mayor riqueza, serán factores que impactarán en el mayor o menor número de cesáreas.
También, algunos artículos se interrogan sobre cuánto de la demanda de cesárea ha sido producido por el campo médico y qué porcentaje proviene de la percepción de bienestar construida alrededor de dicha intervención quirúrgica, apreciación que sería interiorizada por las mujeres; asimismo, que la cesárea, al ser aprehendida como una intervención asociada al poder económico, tendría una dimensión de clase, puesto que su práctica significaría cierto estatus y prestigio.
Algunos textos, aunque pocos, se interrogan sobre la enseñanza en ginecobstetricia, y sí los médicos quizá estarían perdiendo habilidades en la formación ginecológica; también aparece el tema de las posibles demandas legales y si se preferiría optar por el camino supuestamente más seguro que significaría una intervención quirúrgica; en esta misma línea, se pueden observar en los artículos reflexiones en torno a los seguros privados que quizá estarían impactando también sobre la manera de parir.
Podemos ver cómo el análisis realizado a través de artículos publicados entre 1980 y 2019 muestra cómo se ha ido complejizando la problemática, encontrando nuevas aristas de observación. Sin embargo, algo que falta en estos artículos, seguramente influido por el tipo de revistas que elegí, de corte más epidemiológico y de salud pública, es la voz de las mujeres. Poco aparecen y cuando lo hacen están cargadas con una serie de supuestos que deben indagarse más, pero a partir de trabajos cuyo foco sean las razones y motivaciones de las mujeres para elegir una cesárea. Detectar así, si en efecto, entre las múltiples razones que puedan tener existen las de la comodidad y bienestar, las de la situación económica o el estatus y prestigio que supuestamente otorga una cesárea. Razones encontradas en la revisión bibliográfica realizada.
En efecto, falta todavía más investigación sobre el sentido que las mujeres dan a la experiencia de parir y las elecciones que realizan, así como los motivos y razones que tienen para dichas elecciones.
Alicia Márquez Murrieta
Doctora en Sociología por el CEMS-EHESS de París. Miembro del SNI. Investigadora del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y miembro asociado del CEMS-EHESS, París. Una de sus principales líneas de investigación es analizar la relación entre problema público y acontecimiento en la temática de la?"violencia obstétrica".?
*Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite.
[1] Márquez Murrieta, Alicia (2021). “Les césariennes non nécessaires et la violence obstétricale au Mexique: une visibilité et des résonances croissantes”. Santé Publique, 44(5): 685-694. https://www.cairn.info/revue-sante-publique-2021-5-page-685.htm
[2] Campiglia, Mercedes (2017). La institucionalización del nacimiento. El vínculo roto. Tesis de doctorado en Antropología, México, Ciesas: 58. https://ciesas.repositorioinstitucional.mx/jspui/bitstream/1015/643/1/TE%20C.C.%202017%20Mercedes%20Campiglia%20Calveiro.pdf