En varios países antes de la pandemia del COVID-19, ya existían políticas de conciliación personal, laboral y familiar, es decir políticas que tienen como prioridad ponerse de acuerdo sobre todo en los tiempos para el trabajo remunerado y el trabajo de cuidados. La conciliación está ligada al ámbito de la igualdad de oportunidades, al ámbito social o se relaciona con el tiempo de trabajo; se concreta sobre todo bajo los permisos de maternidad, mediante ayudas a personas con discapacidad o en la regulación de vacaciones.

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Los agentes sociales refieren cuatro núcleos de debate que se relacionan con la conciliación en la negociación colectiva, estos son: la necesidad de contextualizar, dimensionar el problema, el alcance de la legislación sobre la negociación colectiva y las buenas prácticas para usarse. Para las políticas de conciliación, se han de considerar los cuatro, entre más sincronía tengan más será su impacto y el beneficio que se tendrá para el reconocimiento y redistribución de los trabajos.

Cabe señalar que los países escandinavos fueron de los primeros en favorecer el empleo de las mujeres que son madres, el tiempo parcial se impuso para facilitar las exigencias de flexibilidad del mundo productivo y de las exigencias de los empleadores. Esto es, que se imaginó el trabajo a tiempo parcial, como solución ideal para el trabajo de las mujeres sobre todo las casadas, queda lejos de la “voluntaria” reducción de la jornada por motivos familiares; este tiempo resulta la mejor manera de mantener la división sexual del trabajo a la hora de realizar el reparto de la carga total laboral. De ahí nació la argumentación que sustentó que, si son las mujeres las que más utilizan este tipo de empleos, pareciera lógico que sean ellas las únicas que tienen que conciliar, y por ello, la conciliación ha sido una cuestión que afecta sobre todo a las mujeres.

Recientemente, algunos hombres se incorporan a las labores domésticas y de cuidados, siendo la pandemia un parteaguas en ello, ya que ha sido “casi obligado” estar en casa, en donde han de convivir quienes integran la familia, y en el mejor de los casos se redistribuyen las actividades dentro de los hogares. Sin embargo, el trabajo remunerado que se ha llevado a casa sigue siendo de 8 horas o más, para mujeres y hombres, y sumando las labores domésticas y de cuidados, ¿cuántas horas se dedica al descanso?

En México, aún son pocas las instituciones u organizaciones que han considerado la conciliación, una de ella es el Grupo de Información en Reproducción Asistida que revisa constantemente su política laboral y con la finalidad de mejorar la conciliación de sus trabajadoras y trabajadores, en sus medidas tienen establecido un horario laboral de 6 horas. Así que, las personas que trabajan en esta organización tienen tiempo para dedicarse a otras actividades.

Por otra parte, “en la nueva normalidad” se ha propuesto la flexibilidad en el trabajo, ir unos días presencialmente y otros trabajar desde casa, pero ya la experiencia de países como España han mostrado que se trabaja más en este tipo de esquemas. Cabe preguntarnos ahora en esta pandemia que el gobierno de la Ciudad de México está proponiendo el Plan 4 por 10, en el que se trabajen 4 días y se “descansen” 10, para que haya menos contagios, no para conciliar, ni para avanzar en el derecho al cuidado o a la igualdad de género, entonces, me parece que debemos reflexionar sobre ¿Cuál será la productividad en los diversos tipos de trabajos remunerados en los que se aplique esta propuesta?; ¿Cuál será el impacto emocional? ¿Cómo se hará la redistribución de las labores domésticas, y en el trabajo de cuidados en las familias, dado que es ante una crisis de salud que se está haciendo la propuesta?

Esta puede ser una oportunidad para que se continúe reflexionando y sobre todo para diseñar e implementar políticas de conciliación personal, laboral y familiar o ir más allá y pensar en políticas de corresponsabilidad en nuestro país y que no sólo sea en esta crisis, sino que tenga un impacto positivo de largo alcance en el marco legal, en lo cotidiano, para que haya una redistribución de los trabajos en los que estén involucrados el Estado, el Mercado, la Comunidad y las Familias y con ello ir generando una sociedad más igualitaria.

Luz Galindo
Twitter: @Luzapelusita

Actualmente docente de la UNAM. Realizó su estancia postdoctoral en el CEDUA-COLMEX. Sus líneas de investigación son la perspectiva de género, políticas públicas, usos del tiempo, corresponsabilidad social, vida cotidiana y trabajo de cuidados, diversidad familiar y diversidad sexual, nuevas experiencias de ser hombres (masculinidades).