El pasado lunes 17 de mayo se conmemoró el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia en un país donde pertenecer a la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transexual, Transgénero e Intersexual (LGBTTTI) implica vivir algún tipo de violencia.

La violencia es una conducta humana vinculada al poder, así que quien ejerce violencia actúa de manera intencional y con el propósito de someter y controlar a otra persona, esto es, de eliminar cualquier obstáculo para poder ejercer el poder. La violencia se ha recrudecido y la vulnerabilidad de las personas LGBTTTI, especialmente para las y los jóvenes que sufren rechazo en casa por su orientación sexual o identidad de género y las mujeres trans, es cada día más latente.


CRÍMENES DE ODIO

De acuerdo con Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana, dedicada a la defensa de los derechos humanos, señala que durante el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, al menos 117 personas de la comunidad LGBTTTI fueron asesinadas en México por motivos relacionados con la orientación sexual, la identidad o expresión de género de las víctimas. Hasta el 30 de abril de 2020, Letra S llevaba registrados 26 asesinatos de estas personas, lo que representa una cifra menor comparada con los casos en el mismo periodo de 2019 que fue de 37 muertes violentas. De dicha cifra, 20 víctimas fueron mujeres trans, cuatro hombres homosexuales, dos lesbianas y otras dos aún por confirmar su orientación sexual.

Ante esta realidad, proponemos replantearnos las expectativas heteronormadas de lo que es la familia y, a corto plazo, la promoción de vínculos elegidos, redes de apoyo e instancias como casas de acogida específicas para la comunidad rechazada por su familia; así como que los cuidados se consideren como parte de la prevención de la violencia hacia esta comunidad, ya que, si se reconoce en las políticas públicas, se generarán cambios en diversos ámbitos como el educativo, de salud o laboral.

IMPORTANCIA DE LOS CUIDADOS

Los cuidados se refieren a aquellas actividades que de forma directa e indirecta permiten el sostenimiento de la vida, tales como las labores del hogar (lavar, planchar, cocinar, limpiar) y otras como atenciones específicas y especiales hacia las niñas, los niños, las personas adultas mayores, las personas con discapacidad y cualquier otra persona que, por alguna condición o situación, no puede realizar todas sus actividades diarias por sí mismas.

Si estos cuidados se reconocen, se redistribuyen, se remuneran cuando es necesario, se consideran en los diversos espacios y se valoran los vínculos que nos llevan a cuidar, se pueden transformar las sociedades y, en este, caso, disminuir la violencia contra las personas que no son heterosexuales.

Es una problemática que se ha explorado poco, faltan estadísticas y literatura especializada. Por ello, es importante sumar esfuerzos para conocer cómo afecta la violencia a las personas de la comunidad LGBTTTI y cómo resisten en este mundo, lo que llevará encontrar caminos hacia una justicia social con un mayor alcance, es decir, para todas las personas y, sobre todo, hay que continuar trabajando en la prevención para que no se sigan dando las prácticas de violencia en ningún ámbito.

Luz María Galindo Vilchis

Twitter: Luzapelusita

Actualmente docente de la UNAM. Realizó su estancia postdoctoral en el CEDUA-COLMEX. Sus líneas de investigación son laperspectiva de género, políticas públicas, usos del tiempo, corresponsabilidad social, vida cotidiana y trabajo de cuidados, diversidad familiar y diversidad sexual, nuevas experiencias de ser hombres (masculinidades).

Liliana Espinosa Pérez

Feminista egresada de la licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública por la UNAM. Diplomada en Sexualidades, cuerpo, derechos y humanos y política pública y en Relaciones de género por el CIEG-UNAM. Actualmente, colabora con la Fundación Friedrich Ebert-Stiftung y con la Red de Cuidados en México