La pandemia por covid-19 ha acentuado las desigualdades que enfrentan las mujeres el aspecto de su vida personal, laboral y familiar. María Del Valle, enfermera jubilada, señaló que cuando todo esto empezó, refiriéndose a la alerta por el coronavirus, las acciones que se tomaron fueron mínimas y parecía algo insignificante.
Conforme pasaba el tiempo, María Eugenia Valle observaba que el problema iba acrecentado, le parece imprudente que la gente no use “el bozal humano”, refiriéndose al cubrebocas. “Es increíble que gente como los chóferes de taxis, camiones, peceras, etcétera. No tengan ese cuidado, y que tampoco usen guantes cuando cobran el pasaje”, señaló, le sorprende la falta de educación sanitaria en la población.
“Sabes como mujer, me siento que estoy en otro planeta, me sorprende que no sigan las medidas preventivas, me molesta oír y ver que muchos se burlan del covid-19 como si no existiera y toman una actitud prepotente y dicen ‘a mí no me da’. Si sólo afectaran su vida, a mí no me importaría, pero al estornudar sin cuidado afectan a todos los que viajamos en el transporte público”, comentó.
La indiferencia hacia el cuidado de los demás influye en que el virus siga esparciéndose, y por ende, sigan vigentes las medidas sanitarias que nos tienen en confinamiento, situación que está afectando principalmente a las mujeres.
Sobreexplotación en las mujeres en el hogar
Nina Torres a veces no sabe para dónde hacerse, ella considera que su familia le hace un favor dándole dinero porque se encarga del cuidado de su padre. Sin embargo, aunque en entrevista hemos conversado que es un trabajo, le cuesta aceptarlo.
Las labores del hogar han aumentado, para ella y para las mujeres mexicanas. Al respecto, ONU Mujeres señaló que ha habido un incremento en los casos de violencia doméstica, una sobrecarga en las tareas domésticas y precarización laboral.
“Bueno es mi papá, mis hermanos me ayudan mandándome dinero, sino qué haría”, dijo para La Cadera de Eva. La señora Torres se divorció hace cuatro años, desde entonces, por petición de sus hermanos se encarga del cuidado de su padre, un hombre de 89 años. Antes, era cajera de Aurrera, donde ganaba 3 mil pesos mensuales, como estaba pagando su casa a través de Infonavit, gasto que le descontaban, recibía un sueldo de 1,700 pesos al mes.
“Ahora agarro dinero del que mandan. Con esto de la cuarentena, ya no sé ni para dónde hacerme. Voy a la cocina y está mi hijo haciendo algo, en la sala, mi hija trabajando, en la sala mi papá y mi hermano acostados viendo al tele, ya ni mi quehacer puedo hacer”, señaló.
“Con esto de la cuarentena, ya no tengo tiempo para mí”, exasperó Torres. Lo mismo pasa con Cristina Gallegos, una empleada doméstica que toma como tiempo libre el trayecto en el transporte público. Gallegos invierte tres horas de Valle de Chalco en el Estado de México a la zona de Reforma en al capital del país, durante su jornada laboral, de ocho oras, limpia entre seis y ocho departamentos.
Al regresar a casa sigue limpiando, pero ahí sin pago. Para Torres es difícil aceptar que el cuidado de su padre es un trabajo, porque cree que por el vínculo familiar es su deber hacerlo. Con sus hijos en casa, el trabajo del hogar ha aumentado, “si mi hija nos hace de desayunar, a veces, pero deja un tiradero”, comentó.
Las labores de cuidado en México recae principalmente en las mujeres. En promedio invierten 39 horas semanales en este trabajo no remunerado. Es el triple de horas en comparación a los hombres, según cifras del Instituto Nacional de Mujeres (Inmujeres).
“Estamos observando que las desigualdades de género que preexisten a una crisis sanitaria como esta se profundizan en el momento de una emergencia”, apunta Belén Sanz Luque, representante de ONU Mujeres en México.
A la problemática a la carga de trabajo se suma la violencia en casa, que el presidente Andrés Manuel López Obrador niega que haya aumentado en los días de confinamiento, la realidad demuestra lo contrario. De acuerdo a la Red Nacional de Refugios la solicitudes de asilo aumentaron en las primeras semanas de aislamiento un 30%,, y sólo en marzo, los ingresos a estos lugares crecieron un 12%. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) reportó que, entre enero y marzo, la línea de emergencias recibió 67 mil denuncias relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer, 57 mil específicamente por violencia de pareja y 170 mil por violencia familiar. El hogar no siempre es un lugar seguro. Durante estos primeros meses además se registraron 244 feminicidios. Como se enunció el 9 de mayo en la protesta virtual, el #QuédateEnCasa se convirtió en un #PeligroEnCasa.
Otro punto que señala Sanz Luque, es que casi un 60% de las mujeres se dedica al mercado informal, lo que provocará que millones queden en la pobreza y servicios a la salud. Situación que ya está pasando en España, donde se prevé que la brecha salarial aumente para las mujeres.
Por lo que ONU Mujeres junto con la RNR exigen reforzar las medidas para proteger a las mujeres en los diferentes frentes y reforzar el financiamiento de los refugios. Reconocen también, que la salida no es que las mujeres sólo salgan de sus casas, sino que también hayan acciones de reactivación económica que las ayude a continuar con sus vidas libres de la violencia doméstica.
Con información de El País