¡Ya llegó, ya está aquí el último mes de este año! Ya que el 2020 fue duro -además de distópico- y el año que corre lo sigue siendo para muchas con todo y la adaptación post-pandemia. Diciembre transcurre y más tarde que temprano te lleva a la convivencia anual con familiares machistas por fiestas decembrinas.

Si ya has adquirido una consciencia feminista, notarás que es una constante el tener que lidiar con los comentarios o actitudes sexistas de personas por el mero hecho de tener lazos consanguíneos. Asimismo, puede suceder que quienes cometen dichas acciones sean personas que realmente amas. No por ello te dejan de incomodar sus conductas patriarcales.

CONDUCTA PATRIARCAL

¿Y qué es eso de conducta patriarcal? Es toda acción que incite o promueva la superioridad de las personas según su sexo, siendo (según la lógica patriarcal) el hombre  el superior y la mujer la inferior.

Estas conductas pueden agravarse según las distintas situaciones de vida, es decir, si se implican segregaciones por raza, contextura corporal, diversidad funcional, racialidad, clase social, etc. Todo aquello que observamos desde el feminismo con la categoría analítica de la interseccionalidad. Lo anterior en términos académicos, porque coloquialmente lo podemos explicar como la importancia de comprender cabalmente las diferencias en la experiencia vital de cada persona para no caer en prejuicios ni replicar sesgos o jerarquías.

Las conductas patriarcales deberían ser malos chistes en pleno siglo XXI. Por desgracia el orden patriarcal sigue configurado en el pensamiento de muchas personas.A la par que muchas personas hoy en día lo cuestionan, increpan y trabajan para arrancarlo desde la raíz a través del constante cuestionamiento. Y es que: ¡sí que vale la pena quitarte de encima tanta imposición sin sentido!

Una vez delineada esta situación incómoda que acarrea diciembre y sus festividades para la vida de muchas mujeres, quienes cada día cuestionan sus propias conductas patriarcales (en la mayoría de los casos una es criada con éstas de manera latente). Vale la pena pensar sobre la importancia de poner límites, teniendo en cuenta que cuando los ponemos nos llenamos de potencia, tranquilidad y además ejercemos el autocuidado.

CÓMO EJERCER EL AUTOCUIDADO

Parafraseando a la psicóloga con enfoque humanista Jenn Correa (y agregándole de mi mole desde la mirada feminista), dado que el autocuidado es parte fundamental para practicar el amor propio, es preciso definir éste último como: aceptarnos tal cual somos, aceptar nuestra cuerpA (la que definimos desde nosotras), aceptar nuestros defectos, nuestra luz y nuestra sombra, nuestras cualidades. Para conseguirlo necesitamos previamente del autoconocimiento.

El autocuidado también es saber poner límites, es no permitir ni gestar relaciones insatisfactorias o estar cerca de personas dañinas. Así, nos autocuidamos a la hora que ponemos límites a las personas machistas de nuestros entornos, incluso cuando son parte de nuestra familia.

¿CÓMO PONER LÍMITES A FAMILIARES MACHISTAS EN FIESTAS DECEMBRINAS?

Principalmente por medio de la claridad, asertividad y autodeterminación a la hora de dirigirnos hacía las personas que incurren en dichas conductas. Centrándonos en esas personas que queremos tanto, pero que por distintas circunstancias de sus vidas no han generado la misma consciencia que una, y no por ello merecen ser tratadas desde la condescendencia o el regaño, sino desde la empatía y el cuestionamiento asertivo que les trastoque sus ideas machistas muchas veces tan arraigadas. Tú misma puedes ser el detonante para que las/los  familiares cuestionen (y hasta cambien) su manera de ver, entender y transitar la vida.

Así, si tu tío exige que se le sirva primero la cena: “¡Muero de hambre!, ¿a qué hora me va a servir la cocinera?”. No dudes en recordarle la importancia de agradecer y honrar a quienes la prepararon. En muchas ocasiones suelen ser las mujeres de la familia, ya que sin su ardua labor de cocinar no sería posible la degustación. Por ello, la importancia de comenzar la cena con la presencia de las creadoras de tan deliciosos platillos y no estar esperando a que además del “trajín” de la cocinada también les sirvan. Y mucho mejor, si los que siempre esperan que les sirvan comienza a actuar desde la corresponsabilidad y rompen con el patrón sexista de creer que las mujeres por la única razón de serlo estamos estrictamente vinculadas a la esfera de lo doméstico y todo lo que ésta significa.

¿CÓMO ACTUAR ANTE COMENTARIOS INCÓMODOS?

Y si tu primo el “standupero” hace alusiones no solicitadas sobre tu cuerpo: “ ¿Qué te panzó, prima?”, pregúntale si ya ha escuchado hablar sobre la violencia estética contra las mujeres, misma que se réplica a través de la gordAfobia y daña cada día desde niñas hasta adultas que se sienten presionadas por no encajar con los rígidos estándares de belleza, generándoles profundos traumas y trastornos psíquicos. Además, de comentarle que es de muy mal gusto emitir opiniones que no se piden sobre los cuerpos ajenos. Dime cómo te expresas de las personas e intuiré tu humanidad.

Una vez empapadas de la praxis feminista, sabemos que las prácticas patriarcales pueden ser accionadas por cualquier persona.

Así que si tu hermana te exige no dejar de sonreír a la hora de recibir a las visitas: “Tú bien bonita, derechita y sin dejar de sonreír a mis tías”, compártele la importancia de detener el mandato de género sobre agradarles a todas las personas por el mero hecho de ser mujeres. Esto con el fin de  obtener la aprobación de los demás; o si tu tía te cuestiona por qué todavía no tienes pareja: “¿Este año ya nos vas a presentar al afortunado?". No titubees, reiterarle para autoafirmar lo feliz que eres viviendo al máximo tu soltería radical y estableciendo vínculos llenos de amor con tus amigas.

 Al final, desde tus entrañas y con tu intuición a flor de piel tú eres la única que mejor sabrá  cómo interactuar con las personas de tu familia, según los vínculos que hayan entablado. Seguro habrá parientes que te caigan mejor que otros y el trato hacia cada uno será proporcional a lo que cada familiar te provoque. La finalidad es nunca perderte de ti misma por seguir los preceptos impuestos por la sociedad.

Cada momento donde intuyamos es necesario poner límites es crucial ser conscientes de las diferencias y circunstancias de cada persona. Aunque sí bien entre nuestras visitas familiares hay quienes son de otra generación, esto no justifica quedarnos calladas, pues como decía Audre Lorde: “Tu silencio no te protegerá”. No obstante, siempre es posible generar reflexiones más hondas aún desde el cómo nos comunicamos y dirigimos hacia las personas de nuestro alrededor. Así sembramos la semilla feminista. Si lo hacemos desde la comunicación libre de hostilidad, pero no por ello carente de claridad y honestidad. No dejarás de disfrutar del florecimiento de quienes se atreven a salir de las convenciones machistas.

Siempre podemos ser directas y diáfanas para expresar nuestro sentir logrando que las/los interlocutores generen empatía y transformen radicalmente su propia perspectiva.

¡Felices fiestas decembrinas!

*Margarita Mantilla (Ciudad de México, 1985) Socióloga e investigadora feminista, Maestra en estudios de la mujer por la UAM-X. Cofundadora de CoCu (Colectiva Cuerpa), Feministas de la UAM-X, Me gusta menstruar y creadora de Tallercitas feministas (espacio para la formación política feminista). Especialista en teoría feminista, desde donde trata los temas de maternidad, economía feminista, acoso callejero, vientres de alquiler, relaciones de género, gordAfobia y más. Apasionada por la música, el cine y la literatura, especialmente donde las realizadoras son mujeres.

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