En 2008 la gurú antriprisa Carl Honoré despertó el deseo y capacidad de ver el ritmo de vida de forma diferente, nunca se imaginó que años más tarde una pandemia atravesaría nuestras vidas, pero ahora, su propuesta de una slow life parece ser una posibilidad alcanzable para disminuir el estrés, los nervios, la incertidumbre, ansiedad y el ritmo de vida tan agitado que el covid-19 nos trajo.
Vivir obsesionados con la rapidez y la intención de acumular más y más nos ha provocado que olvidemos desconectarnos de una vida acelerada. Por esa razón, la filosofía de la vida lenta propone reducir las cargas mentales, académicas y laborales para disponer de un mayor tiempo de calidad, explicó Rocío Ponce en la revista española Mía.
PAUSAR POR UN MOMENTO
El movimiento slow, planteado por Honoré, propone hacer las cosas en su justo tiempo, ni más lento ni más rápido. Considera que al tener un estilo de vida tan acelerado perdemos la capacidad de detectar el enorme daño que nos hace la impaciencia y velocidad en nuestras relaciones afectivas, laborales, con el entorno y personales.
Por ejemplo, la palabra multitask se popularizó muchísimo recientemente y más mujeres que hombres han sido señaladas con esta “virtud”, sin embargo, esto presenta grandes retos en la vida de las mujeres porque la acumulación y carga de tareas aumenta de sobremanera.
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Foto: Pexels
De acuerdo con esto, la vida antiprisa se ha convertido en un movimiento global que busca mejorar nuestras relaciones para entender que no importa lo ocupada que estés o lo rápido que creas necesitar ir, siempre puedes cambiar de perspectiva, ordenar tus prioridades y brindar atención plena al momento que estás viviendo.
BUSCAR EL EQUILIBRO
Cada uno debe encontrar su propio equilibrio, explicó la coach de estilo de vida Alejandra Rodríguez, en Mía. Para lograr encontrar este balance recomendó establecer cuáles son tus necesidades, cuáles son tus deseos, qué es importante para ti, de qué no puedes prescindir, qué te da felicidad y qué cosas le restan a tu vida y cotidianidad, para que poco a poco, se vayan reduciendo las cosas negativas en tu vida.
Durante la pandemia el trabajo de las mujeres aumentó, el 60 por ciento afirmó que se ha hecho cargo del trabajo doméstico; siete de cada diez también estuvieron al frente de la educación de los niños y casi la mitad afirmó que tuvo que adaptar más sus horarios en comparación a su pareja, según el estudio de la firma Kaspersky.
Por ejemplo, para aplicar esta filosofía en el trabajo hay que empezar por cambiar la idea de que la rapidez es igual a productividad. Con la llegada de la pandemia aumentó el estrés, la ansiedad e incertidumbre y muchos han creído que dedicar más horas al trabajo, de lo que indica nuestra jornada laboral, es síntoma de un buen trabajador, sin embargo, esta prácticas laborales pueden llevar a la saturación provocando un burnout, agotamiento físico, mental y emocional a causa del cansancio o estrés.
El trabajo slow propone hacer un trabajo más consciente, Alejandre Rodríguez recomendó repartir las tareas del día entre la jornada laboral, explicó que puedes alternar una tarea de máxima concentración con una más sencilla para que durante el día tengas diferentes momentos de energía y atención, “esta técnica repercutirá de forma positiva en tu productividad y bienestar”, dijo la coach española.
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Este estilo de vida se puede adaptar en todos los contextos como en tu hogar, la comida, los viajes y el sexo. En este último, la filosofía de una vida antiprisa aconseja que centres tu atención en el momento y experimentación con tu pareja creando un sexo más consiente donde cada uno hable de lo que le gustaría recibir y cómo.
Con información de Mía
asl