Aquiles despertó el martes 4 de febrero en su departamento, pero todo era diferente. Cuando abrió los ojos, vio a sus roomies preocupados a su alrededor y  les preguntó qué día era, se dio cuenta de que fue víctima de un robo con “gotero”  y que había pasado casi dos días inconsciente. 

Todo comenzó la noche del 2 de febrero, cuando Aquiles decidió salir a tomar una copa al bar El Almacén, ubicado la calle Florencia en La Zona Rosa. 

En la madrugada empezó a intercambiar miradas con Alan, un chico que llamó su atención entre las cientos de personas que estaban en el bar. Alto, delgado, con algunos rasgos que lo asemejaban a Mark Zuckerberg, describió Aquiles, estaba vestido con una sudadera y pantalón de mezclilla, un look casual que a nadie le haría pensar que se trataría de un delincuente. 

Después de un rato, cuando ya iba a cerrar el lugar, Alan se acercó a Aquiles para sacarle plática. "Empezamos a charlar y fue motivante el tipo de conversación, porque no fue superficial, sino muy intelectual”, indicó. 

Cuando el bar cerró, fueron a una tienda de conveniencia, Alan compró un chocolate y la bebida energetizante con la cual después drogó a Aquiles. 

“Yo me sentía con mucha confianza, llegamos a mi casa y yo le di acceso a mi computadora para poner música, según estaba poniendo las canciones, pero ahora ya no estoy tan seguro de qué hizo mientras checaba mi computadora", dijo molesto.

Durante la plática, Alan le contó que era colombiano y que había nacido en 1987. El rato juntos iba bien, de pronto le dio un trago de la bebida energizante y ése es el último recuerdo que Aquiles tiene de esa madrugada del 3 de febrero, todo ese lunes está confuso en su memoria, ya que sólo abrió los ojos por pequeños  lapsos. 

El martes 4, “fue  cuando desperte con estragos, pero ya con la suficiente cnciencia para darme cuenta de lo que faltaba en mi casa y ya empezarme a preocupar por ello", relató Aquiles. 

"Me entero que había pedido un préstamo por 300 mil pesos, el cual no pudo sacar de uno de los bancos, afortunadamente, pero sí sacó dinero de una tarjeta, de mi tarjeta de crédito también retiró una cantidad importante, como 7 mil pesos. Se llevó además mi computadora, mi teléfono, una mochila y otras computadoras de mis compañeros (roomies)”, expresó.

El agresor tuvo fácil acceso a sus tarjetas a través del celular, ya que Aquiles tenía activada la opción de desbloqueo con reconocimiento facial y en el aparato tenía anotadas todas sus contraseñas bancarias.

Aquiles fue víctima de robo con “gotero”, un modus operandi en el que el delincuente le agrega alguna droga a la bebida de la víctima para después quitarle sus pertenencia de valor. De acuerdo con lo que le dijeron las autoridades, este tipo de crímenes se han vuelto más comunes entre la comunidad LGBTTTI, aunque no hay cifras concretas de cuántos se han registrado. 

 

En el caso de Aquiles, la pérdida fue material, aunque su vida estuvo en peligro, debido al tipo de sustancias que utilizan estos delincuentes. 

De acuerdo con la organización Letra S, durante el primer año de gobierno del presidente Andrés a Manuel López Obrador, al menos 117 personas de la comunidad LGBTTTI fueron asesinadas por motivos asociados a su orientación sexual o identidad. 

Los homicidios aumentaron 27% en comparación con 2018, cuando se registraron 88, es decir, 29 menos. La cifra registrada en 2019 muestra que cada tres días fue asesinada una persona gay, lesbiana, bisexual o transgénero.

Aquiles expresó que tuvo suerte, a pesar de las pérdidas materiales. Saber cómo actuar le tomó un poco de tiempo, el miércoles se hizo exámenes toxicológicos en los que ninguna droga salió positiva, y el viernes fue a levantar la denuncia. 

Relató que cuando fue a hacer la denuncia a un ministerio especializado de la comunidad LGBT+ en la Ciudad de México, los peritos le dijeron que lo que le sucedió es un modus operandi que se considera como gotero, lo que explica por qué no encontraron ninguna droga en su sangre, pero le alertaron que podría haber sido mortal si le hubieran dado una dosis mayor. 

"Ha sido resolver una serie de temas de salud, personales, económicos, etcétera. Me doy cuenta que que al final no es un caso aislado, es algo que cada vez se vuelve más común en el área y no soy la única persona que ha pasado por ello. Yo creo que sí es un tema que se tendría que atender para prevenir que otras personas se vean afectadas por esto y prevenir que les hagan daño a su vida", comentó.

Aunque no ha ido a terapia, dice que en este tiempo ha vivido altibajos emocionales. A veces se siente muy tranquilo y otras se deprime, pero ha aprendido a ser resiliente y lidiar con todos estos asuntos. 

"De alguna manera creo que traicionaron mi confianza y es ahí donde te preguntas qué tanto puedes asumir que los demás tienen una buena intención como tú. Claro, esa traición de confianza generó ciertas inseguridades, ahora pienso con mayor precaución sobre con quién converso y convivo”, enfatizó Aquiles. 

Sin embargo, este tipo de delitos no son específicos de la Ciudad de México, en Guadalajara también se han presentado, solo que en algunos casos las personas no denuncian por los tabúes que persisten alrededor de las preferencias sexuales. 

Luis Guzmán, integrante de la organización Codise, indicó que ellos han detectado que estos crímenes con “gotero” se dan principalmente a través de aplicaciones de citas, cuando se ven en persona se repiten historias como la de Aquiles. 

Para evitar estos delitos, Codise diseñó un modelo de seis medidas de seguridad para que la comunidad LGBTTTI se proteja, el cual consiste en compartir a algún amigo o familiar la información y fotografía de la persona con la que tienen la cita, así como enviar su ubicación en tiempo real y no llevar cosas de valor.