¿Realmente existe un sesgo de género al reclutar a hombres y mujeres para el mundo laboral? Un estudio ha confirmado que sí existe discriminación por sexo al envíar el mismo perfil laboral a distintintas vacantes, la única diferencia que tenía el currículum era el género de quien se postulaba.
La suposición de desigualdad sexista en la elección de candidatos solicitantes a puestos científicos, provocó en la investigadora Corinne Moss-Racusin, de la Universidad de Yale, la necesidad de ingeniar un experimento que demostrase la discriminación sexista en el trabajo y la investigación científica.
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Efecto John-Jennifer
Se pidió a un grupo de profesores de ciencias que valoraran las solicitudes para el cargo de asistente de laboratorio presentadas por dos estudiantes: Johny y Jennifer. A 64 profesores se les envió el currículum de Jennifer y, a 64 profesores el currículo de John con el objetivo de validar qué sucedía cuando la única variable era el género.
La investigadora propuso que los elementos a valorar de cada solicitante fuera la competencia (competence), contratabilidad (hireability), nivel de mentoría (mentoring) y salario que debían recibir.
Sin embargo, los investigadores no sabían que la solicitud era la misma, porque simplemente la investigadora cambiaba el nombre y sexo de la persona que solicitaba el puesto de trabajo
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Análisis de resultados: prefieren a John
Para el estudio se consideraron dos factores de análisis: el sexo del estudiante y el sexo del profesor. Una de las evidencias arrojó que el factor más relevante estadísticamente fue el sexo del estudiante.
Ya que, los profesores dieron mejor puntuación al candidato "John" que a la candidata "Jennifer" en todas las dimensiones, tanto cualificación como el ser idóneo para su contratación y disfrutar de un mentor, como se muestra en el gráfico (la puntuación máxima era 7).
Los científicos atribuyeron también a John un sueldo mayor que a Jennifer (cifras anuales, en dólares):
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¿De dónde viene el sesgo?
Moss-Rascussin y sus colegas hablaron más tarde con los profesores -para advertirles de que se había tratado de un experimento y los candidatos no eran reales-. De su estudio y de esas conversaciones sacan varias conclusiones:
1. El sesgo a favor del hombre se produjo a pesar de que todos los profesores eran científicos de prestigio que, acostumbrados a investigar, atribuían gran valor a la objetividad y a la ausencia de sesgos metodológicos en sus análisis.
2. El sesgo fue inconsciente: todos los profesores se manifestaron firmes partidarios de la igualdad entre sexos.
3. La discriminación en contra de la mujer no fue fruto de una actitud hostil: al contrario, los profesores manifestaron que les gustaba más Jennifer (likeability: 4,35) que John (3,91).
4. No hubo diferencias significativas entre el sesgo a favor del hombre mostrado por los profesores y las profesoras: también éstas puntuaron más a John.
5. El sesgo a favor del hombre y en contra de la mujer parece derivar de un "estereotipo social" que influyó de forma “oculta” al juzgar sobre informaciones idénticas. En realidad, los estereotipos de género y la discriminación normalizada son los factores que influyen en este sesgo.
Estas formas de discriminación se hacen presentes también en las demás compañías. Por ello, es fundamental que sus directivos y consejeros prestaran atención a una afirmación del artículo de Moss-Rascussin:
"Las investigaciones demuestran que quienes más se precian de su objetividad y equidad son, paradójicamente, los más proclives a sucumbir a sesgos, en buena parte porque no están en guardia contra los más sutiles". ?
Con información de Science faculty’s subtle gender biases favor male students