La científica Frances Arnold, de 64 años, nació en Pittsburgh. Fue pizzera, recepcionista, mesera en un club de jazz, taxista y el Premio Nobel de Química en 2018. Estudió Ingeniería Química en el Instituto de Tecnología de California y ha dedicado sus estudios en buscar alternativas con química limpia para contaminar mucho menos al planeta.
Arnold cría moléculas que “solucionan los problemas químicos de la humanidad”, lo sostiene su ficha del Nobel. La científica explicó para El País que su trabajo consiste en provocar mutaciones en las proteínas y seleccionar las que más le interesan dando como resultado nuevas moléculas, llamándolo evolución dirigida.
Relató en entrevista con el periodista Manuel Ansede de El País, que a los 18 años fue una de las pocas mujeres taxistas de los enormes coches amarillos en las calles de Pittsburg, donde aprendió a orientarse y maniobrar en momentos difíciles, económicamente tenía mejores ingresos siendo taxista, que en la pizzería, donde también trabajo, y le pagaban 75 céntimos la hora.
La científica estadounidense mencionó en su discurso del Premio Nobel que el escritor argentino Jorge Luis Borges había tenido una gran influencia en ella. En la entrevista para El País compartió que el cuento La biblioteca de Babel le enseñó la existencia de un universo de posibilidades. Después de los años este cuento se ha convertido en una lectura obligatoria para sus estudiantes, y afirmó, que es la mejor forma de entender el significado de la palabra grande.
La química invitó a todos a ser flexibles, adaptables y aprender de forma constante.
También sostuvo que la evolución dirigida está alrededor de toda nuestra vida. “Por ejemplo, cuando lavas la ropa hay enzimas (proteínas que favorecen una reacción química) en el detergente y todas están hechas mediante evolución dirigida que funcionan en una lavadora”, explicó en dicha entrevista.
Arnold expresó que le gustaría que llegase el momento en el que la evolución dirigida reemplace a la química humana para atender nuestras necesidades básicas, como la vestimenta, los automóviles y objetos que utilizamos. Es posible hacer una “transición a una química biológica limpia, eficiente, circular y sostenible”, afirmó.
Foto: BBC
Además expresó que la industria química sigue contaminando mucho al planeta, y a pesar de algunas mejoras, como que las industrias deben de pagar por todos los contaminantes que generan, su sueño es dejar de usar procedimientos contaminantes y adoptar alternativas realmente limpias.
Con información de El País
asl