¿Abrirle la puerta a una mujer es caballerosidad o machismo? Seguramente durante tu infancia alguna persona mayor te pidió que te comportaras como “un caballero” o que agradecieras que algún hombre había sido “todo un caballero" contigo.

Lo cierto es que eso a lo que llamamos “caballerosidad” es una mezcla entre amabilidad y condescendencia. Existe una delgada línea entre aquellas actitudes que son amables y las que son machistas. 

De acuerdo con la Comisión Para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, el machismo “es el conjunto de actitudes y comportamientos que violentan injustamente la dignidad de la mujer en comparación con el varón”. Otras definiciones señalan que el machismo es la actitud o manera de pensar que sostiene que el hombre es superior a la mujer por naturaleza. 

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¿La caballerosidad puede ser machista?

En determinadas circunstancias eso que llamamos “caballerosidad” puede convertirse en actitudes machistas. De acuerdo con el sitio de Instagram #demachosaHOMBRES, existe una delgada línea entre las actitudes amables y el actuar de los hombres para mostrar alguna especie de superioridad sobre las mujeres, ya sea física, económica o intelectual. 

Asimismo, afirman que la línea que separa la amabilidad del machismo se encuentra en la consideración de los deseos de la otra persona y la motivación para tener ese tipo de actitud. 

Algunos ejemplos de actos machistas que se confunden con caballerosidad son los siguientes: 

1. Entregarle la cuenta en un restaurante al hombre, incluso si la mujer fue quien la pidió.  

2. Insistir en abrirle la puerta del carro a una mujer aunque ella no lo quiera. 

3. Cargarle la mochila o bolsa a una mujer sin preguntarle antes si necesita ayuda para cargarla.

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4. Insistirle a una mujer que tome asiento en el transporte público aunque ella no quiera. 

¿Qué otros ejemplos de machismo disfrazado de caballerosidad se te ocurren? Muchos hombres y mujeres que luchan por la igualdad de género han señalado que es mejor comenzar a hablar de amabilidad en general y dejar atrás el concepto de “caballerosidad”.