Diferentes son los esfuerzos por derribar el sistema patriarcal, el movimiento feminista tiene una larga historia en el mundo dando lucha para visibilizar, denunciar las diferentes inequidades entre varones y mujeres, así como exigir la igualdad de derechos. “Romper el pacto patriarcal” consigna divulgada en diferentes redes sociales, en las recientes manifestaciones con motivo de la conmemoración del 8 de marzo pasado. Dichas manifestaciones muestran la urgente necesidad de abolir la perenne desigualdad que se evidencia, por ejemplo, en datos recientes de violencia en contra de las mujeres.
Es de rescatar que actualmente la subjetividad y la disposición potencial de algunos varones a participar en la transformación de las relaciones de género es un hecho; quienes muestran actitudes favorables ante los cambios de las mujeres suelen ser jóvenes con estudios superiores, solteros y sin hijos e hijas. Esto se evidencia en diferentes esferas del ámbito tanto público como privado, mostrando un interés genuino por reflexionar acerca de su condición -sin duda privilegiada- de género y proyectar modelos de masculinidad que favorezcan la constitución de relaciones de género más equitativas, pensándose a sí mismos como actores con capacidad de transformar parte de su entorno que les colocó en un lugar con mayores ventajas a diferencia de las mujeres.
CONFONTAMIENTOS
Una parte del sector masculino ha empezado a confrontarse con el peso de la normativa social vigente sobre los roles y estereotipos de género y comienzan a realizar abiertamente actividades que socialmente solían identificarse como femeninas, es decir, la fuerte presión social que critica o celebra las mismas actividades según sean ejecutadas por hombres o por mujeres ha dejado de tener peso e influencia en su toma de decisiones. Por ejemplo, el involucramiento activo en la crianza y cuidado de niños y niñas dentro de los hogares o la realización y disfrute de labores como el cocinar. También crecen poco a poco los números de varones inscritos en matrículas de carreras universitarias que en otro momento eran catalogadas como exclusivamente femeninas.
Por supuesto existe un vasto entramado social que perpetúa los estereotipos sobre lo “femenino” y lo “masculino” que dificulta salirse de las pautas pre-determinadas, ya que este marco social crea normas (explícitas o no) sobre los géneros, así como ciertas puniciones para quienes se alejan de las mismas. En ese sentido, desde la perspectiva de los varones el cambio de estatus y posiciones ejerce una fuerte presión sobre los hombres y trae también consecuencias sobre su autovaloración como sujetos.
NUEVAS POSIBILIDADES
Muchas son las tensiones latentes que se dibujan no solo en el pensamiento de las masculinidades, sino también las posibilidades y voluntades de cambio por parte de los individuos que participan día a día en las relaciones sociales. El reposicionamiento de los varones y mujeres, la esperanza que acompaña el encontrar nuevas posibilidades en las propias prácticas y un discurso "políticamente correcto" acerca de las virtudes de la democratización de las relaciones de género, convive con la certeza de las dificultades, pérdidas, dolores y fisuras que implican ciertas transformaciones en la vida de las personas y las instituciones públicas, es decir, el ámbito tanto público como privado. Adicionalmente, la promesa de felicidad y armonía que suelen ofrecer las invitaciones a nuevas conformaciones sociales no deja de ser sospechosa para quienes ya han vivido algunos años y saben que los equilibrios son demasiado inestables, particularmente cuando los contextos lo son y no caminan al mismo tiempo de los esfuerzos individuales.
Pareciera que la única certeza que atraviesa a estos varones que tratan de moverse de su lugar privilegiado, es la de estar inmersos en un tiempo de cambio acelerado, que pone en duda su papel dentro de relaciones de género en constante mutación. Pero, al mismo tiempo, no todas las dimensiones presentes en este cambio se perciben con la misma nitidez, ni se asimilan con la misma frescura, además, no siempre es sencillo reconocer aquello que no ha cambiado tanto. Así, hay una serie de mutaciones que se valoran de modo positivo, mientras algunos esquemas relacionales parecen mantenerse inamovibles.
Con lo anterior como antecedente, se ha vuelto de suma importancia el desarrollo de acciones que atiendan a la especificidad de la participación masculina, proponiendo su incorporación en aquellos temas en que su colaboración sea necesaria para lograr la democratización de las relaciones de género. Esta aproximación supone que la construcción de identidades masculinas y femeninas no sólo se realiza a través de las diversas instituciones de socialización o las jerarquías organizacionales, sino que los programas y políticas públicas también “hacen género” en la forma en que se conciben e implementan. En ese sentido, a través de estos instrumentos se pueden reforzar las identidades orientadas por los patrones tradicionales de masculinidad y feminidad o por el contrario contribuir a su transformación.
No cabe duda que las prácticas machistas y patriarcales se siguen estandarizando culturalmente, pero también cada vez se amplía más el espectro para estar y ser en el mundo de formas nuevas y complejas. Sin duda, para que inicien cambios sustanciales es de suma importancia no solo los cambios en las percepciones y valores, sino en la estructura, el funcionamiento y racionalidad de las instituciones. Por lo que rescatamos uno de los emblemas fundamentales del movimiento feminista “lo personal es político” y de igual manera “lo político es personal”; solo caminando en estas dos dimensiones podemos aspirar a verdaderas transformaciones del sistema patriarcal.
Andrea Reyes Flores
Twitter: @andreareysf
Socióloga. Egresada de la licenciatura en sociología por la FES Aragón. Ha realizado investigaciones en el Instituto de Investigaciones del Senado de la República y participado como ponente en diversos espacios académicos. Sus áreas de conocimiento son perspectiva de género y masculinidades.
Tania Lizbeth Meléndez Elizalde
Twitter: @MelendezTania20
Socióloga, Maestra y Candidata a Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: Sociología de la Familia, Sociología de la Religión, Perspectiva de Género, Cambio social y cultura.