Glenda era periodista en el ABC de la ciudad de Monterrey, pero la despidieron cuando un policía, en 1997, la detuvo por estar vestida de mujer en la calle “por violación al Código de moral y buenas costumbres a Monterrey”, cuenta.
Desde entonces ya no ha podido conseguir un empleo formal, ya van 25 años como independiente. Los empleadores tenía un conflicto con su apariencia de mujer y sus papeles de identidad de hombre. Estuvo trabajando el periódicos clandestinos pero no fue suficiente.
{"quote":"“Me dediqué a hacer varios trabajos a lo largo de la década antepasada, o sea, del 2000 al 2010, me prostituí, hice show travestí, di clases de baile, hice hasta trabajo de brujería para poder sobrevivir, hice muchas cosas este para poder salir adelante”, dice en entrevista para La Cadera de Eva."}
Ahora se dedica al teatro, escribe poesía, prepara una nueva obra, está trabajando en un libro de grabado con poesía, también es parte del grupo “Queretrans”… Va a presentar una nueva temporada en julio, una obra comercial, cuenta…
Considera que las cosas han cambiado un poco, para las nuevas generaciones es más fácil, ya pueden contar con papeles que coincidan con su apariencia e identidad. Apenas en 14 estados de la República Mexicana se cuentan con leyes para garantizar el reconocimiento de la identidad de género.
{"quote":"“Antes, las oportunidades laborales eran muy limitadas, sólo quedaba la cuestión de la belleza, el espectáculo, el sexo servicio y párale de contar, ahorita ya tenemos gente trans estudiando en universidades, estudiando en escuelas técnicas, algo que era impensable hace 20 o 30 años”."}
Sin embargo, la discriminación sigue, pero señala que “hay niveles de tolerancia y de violencia hacia la comunidad trans, estos niveles van dependiendo de los estados, no es lo mismo la Ciudad de México que Chihuahua o que Yucatán”.
DISCRIMINACIÓN EN CUESTIONES DE SALUD
En aspectos de la salud, Glenda señala que se ha avanzado. Sin embargo, aún hay mucha reticencia por parte de los servidores públicos.
{"quote":"“Se supone que hay un protocolo trans en el IMSS y en el ISSSTE, pero ha sido más por cuestiones individuales los personas que trabajan ahí, ha sido este difícil para muchas compañeras el acudir a esos servicios, pero se está avanzando poco a poco”."}
Glenda cuenta que antes las mujeres trans tenían que acudir a lugares clandestinos, sobre todo para el remodelado o la hormonización, es decir, la medicación para modificar el cuerpo en función de la identidad de género auto percibida.
“A muchas compañeras les costó la vida. Iban con personas sin ninguna capacitación médica, en casas clandestinas o se iba con doctores que hacían operaciones de cambio de sexo sin ningún tipo de autorización y sin ningún tipo de protocolo, en el caso de la hormonización ellas se automedicaban, según los consejos que les daban otras mujeres trans”.
UNA LECTURA DE TAROT LE ABRIÓ EL CAMINO A LA BRUJERÍA
La brujería para Glenda fue una cuestión accidental, en 2010 al salir del antro, tomó un taxi. El chófer le preguntó sobre las tarotistas que salían en el programa de radio de Ernesto Chavana, en Monterrey, que en su mayoría eran trans.
Él consideraba que las tarotistas eran chantajistas y lo único que querían era sacar dinero. Glenda le respondió que había muchas lectoras de cartas honradas, que no podía defender a las que salían con Chavana, pero sí a otras, y le ofreció una lectura de tarot.
En aquel entonces, el taxista le pagó 200 pesos y le empezó a mandar gente. Su conexión con la espiritualidad fue tan fuerte que después la comenzaron a buscar para hacer curaciones y luego para hacer otra clase de trabajos, cuenta. Incluso, tuvo experiencias extrasensoriales que la han hecho pensar en escribir un libro.
“Hago regresiones, creo en la reencarnación, he hecho exorcismos, bueno ya no, he hecho muchas limpias, he tenido casas embrujadas, he tenido posesiones, me han pasado cosas muy fuertes…” cuenta.
TAMBIÉN SALIÓ DEL CLÓSET DEL TEATRO
La vida de Glenda ha estado llena de accidentes, así es como llegó al teatro, que fue un gusto que guardó en el clóset, lo dejó salir hace dos años, cuando Víctor Vázquez, un teatrero muy importante de Monterrey hizo un taller de cuentacuentos donde ella participó.
{"quote":"“A partir de que yo salgo como Glenda empiezo a hacer cosas que nunca había hecho por miedo, tenía miedo de que me dijeran ‘joto’, eran los años 80 y 90, en ese entonces, temía que me llamaran afeminado y me crucificaran”."}
Fue hasta el 2021 que Glenda presentó un monólogo de Siguanaba, en un espacio escénico, en el barrio antiguo de Monterrey. Siguanaba es una mujer trans de la época de la conquista española que presentó en Querétaro, al ser un teatro de culto, no tuvo éxito.
Ahora prepara una obra comercial que presentará en julio.
“TE VES COMO UNA PUTA”
Aunque la vida de Glenda la tiene ahora en el escenario, salir del clóset fue doloroso.
“Yo fui hija única, mis papás me tuvieron muy grande, yo nací en diciembre del 68, mi papá falleció en el 94 y él se dio cuenta desde que yo era muy chica, me vio vestida desde los 8, me volvió vestida a los 18, pero nunca me dijo nada”.
En cambio, su madre era de Jalisco, fue con el padre de la colonia a pedirle que la apoyara con el asunto. “Todavía me acuerdo y me da risa porque el padre le dijo que sí me conocía porque me había visto en televisión, pero no hizo nada”.
Con mi madre fue una situación difícil después de que murió mi papá.
Después de que la sacarán del clóset, en el año 97 cuando la detuvo un policía en Monterrey por ir vestida de mujer, intentó regresar a la “normalidad”, pero ya no pudo.
{"quote":"“De hecho intenté suicidarme en enero del 98, hasta que acudí con una activista gay en aquella época, lo primero que me dijo fue que me sentara frente a mi madre y se lo confesara antes de que lo supiera de otra manera”."}
Su madre pensó que el identificarse como mujer era una enfermedad, “una chiflazón” y se iba a curar.
Con el paso del tiempo, Glenda se “engalló” y enfrentó a su madre vestida de mujer, un 26 de diciembre del año 2001, día de su cumpleaños.
“Llegaron mis amigas trans, fue un escándalo porque la colonia estaba llena de señoras conservadoras viejitas, y cuando salgo del cuarto este vestida y me lo presento enfrente, lo primero que me dijo fue ‘pareces una puta’”.
La madre de Glenda se encerró en el cuarto a llorar. La relación entre ellas dos se convirtió en un “estira y afloja”. Le tiraba la ropa de mujer y Glenda la volvía a comprar hasta que una vez se le enfrentó y le dijo “ya no”.
“Eran peleas muy fuertes todos los días, todas las semanas…”.
Hasta que en 2007, dos años antes de que la madre de Glenda muriera, una vecina habló con la señora y le dijo:
“María ven para acá, qué es lo que pasa”.
La madre de Glenda respondió: “No pues es que somos la vergüenza de la colonia, anda vestido de mujer”.
“Nosotros escuchamos las peleas desde acá”, -pues estaban pegadas las dos casas-.
“Escuchamos los gritos, las peleas, mira tu hijo es una persona muy respetable, una persona que la quiere mucho la comunidad gay ha hecho muchos por ellos y siempre ha estado contigo, nada más son ustedes dos, tu familia nunca los ha visto, viven solos, si tú lo sigues chingando se va a ir, tú te vas a quedar sola y las vecinas que nomás están jediéndote, ya no te van a ver y te vas a morir sola y eso es lo que quieres, pues adelante”, le dijo la vecina, “sin pelos en la lengua”, explica Glenda.
A partir de ahí, las cosas cambiaron, hasta que murió.
El día de la muerte de su madre, la familia le expresó su apoyo…
“Fue de que te abrazan, cuentas con su apoyo, te van a ayudar, te palmean la espalda, te enjuagan las lágrimas y al día siguiente no los volví al ver, no los volví a ver jamás”…
Ahora Glenda ha creado su propia familia, tiene a gente muy querida en Saltillo y ahora está creado a su tribu en Querétaro, se está enfocando al teatro y espera que su nueva obra tenga mucho éxito.