Desde hace algunas semanas me he notado más cansada y saturada de lo normal, con complicaciones para ordenar la agenda, seguir la rutina o aterrizar cosas nuevas. Me di cuenta que no estaba sola en esto, lo mismo le pasaba al resto del equipo 

Me faltaba futuro, no hablo de información, datos o tendencias, que de esos tengo muchísimos. En realidad me refiero a la sensación de que, debido a que me habían movido los planes, me estaba costando proyectar los próximos dos años del negocio. Cuando las señales que recibes son de “todo es incierto”, no siempre es fácil leer las oportunidades. 

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¿Qué es tener visión de futuro?

Tener visión de futuro es básico para poder mantener un negocio a largo plazo, ordenando un plan y sobre todo entendiendo que este necesita ser tan flexible como la realidad demande. 

Pensar que el entorno volverá a ser como lo conocíamos a inicios de año es un error que nos puede costar tiempo, dinero e incluso la sanidad de la empresa. La visión de futuro es una habilidad que se practica, de forma sistemática y disciplinada, hasta que sea algo que fluya casi de forma natural. 

Como dije en una columna anterior, emprender significa abrir la puerta a un camino lleno de incertidumbres, por eso nuestros futuros tienen que estar planificados, con múltiples variables, incluir potenciales de crecimiento e incluso de salida. 

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¿Cómo practicar la visión del futuro?

-Sueña y aterriza: 

Sé que esto en sí mismo suena como una gran contradicción o casi como algo esotérico, sin embargo, para  desarrollar estrategias que se adapten al futuro, lo primero que necesitamos es pensar en qué queremos alcanzar. ¿Más y mejores clientes? ¿Un nuevo producto o servicio? ¿Una empresa que te permita ser mamá, esposa y emprendedora? Nada en esta lista sucede de forma fortuita, es más producto de trabajo que de suerte, lo relevante es trabajar en lo que sume a ese proyecto y no en “sudor gratuito”, para eso necesito saber cuál es la situación deseada, la indeseable y lo que me falta.

-Proyecta:

Cuando empiezas a ver el futuro deseado para tu negocio lo siguiente es cruzarlo con la realidad actual del mismo y dividir en pasos lo que tendríamos que estar haciendo para conseguirlo. Pasar de uno a 40 colaboradores, por ejemplo, requiere de conocimientos en recursos humanos, inversión en equipo, crear una cultura laboral, tener habilidades de negociación distinta y garantizar estándares de calidad. Nada sucede de la noche a la mañana; crecer viene acompañado de ciertos dolores que puedes empezar a prever.

-Lee las señales: 

2020 nos ha enseñado que en cualquier momento el “business as usual” puede dejar de ser usual o business, en este sentido identificar señales de forma oportuna nos da una ventaja competitiva importante. ¿De qué señales hablo?, de todas las cosas de nuestro entorno que nos digan que algo va a cambiar en el futuro cercano. Puede ser desde las preguntas que nos hacen nuestros clientes o proveedores, retrasos en entregas, nuevos competidores o necesidades no cubiertas. Las señales están en todos lados, sólo requieren de nuestra atención. Los negocios que se adaptan fácilmente a los cambios son los que ajustan en función de las señales que reciben, un ejemplo son las “cocinas clandestinas” que empezamos a ver en Instagram, que resuelven el reto de reconvertir un restaurante, sin dejar de ofrecer platos de calidad. ¿Qué señales no has visto? 

-Identifica actores clave:

De lo esotérico pasamos a lo más terrenal pues ningún emprendimiento es una isla -perdón Hemingway por la licencia literaria-, necesitamos de distintos actores para crecer. Lo primero es saber cuáles son, también saber cuáles son los que pueden tener un impacto negativo en función de mi futuro deseado. Para hacerlo en blanco y negro yo sugiero una tabla de excel indicando el actor, en qué influye, si el impacto es positivo o negativo, por qué y qué puedo hacer al respecto.

-Aterriza un plan:

Ahora si es momento de empezar una hoja de ruta de aquí al tiempo que proyectaste el futuro de tu negocio. Dadas las circunstancias yo estoy considerando cambiar los planes quinquenales por bianuales, para poder revisar constantemente los elementos que requieren ajustes y sobre todo evitar perderme en un futuro muy lejano. Considerar puntos de inflexión cada seis meses es una buena forma de ver si estamos avanzando o estamos dejando que la vida pase a través. 

Recobrar el control sobre la visión que tengo del futuro de la empresa, el personal y re significar las expectativas me ayudó a salir de la saturación, aún sin que las circunstancias alrededor cambien de inmediato. Cuando pensamos en el futuro como posibilidades no escritas, que requieren de nuestras acciones en el presente para ser construidas, el viaje se vuelve increíblemente emocionante. 

Mercedes Baltazar es internacionalista dedicada a la comunicación estratégica que decidió emprender para contar noticias desde Meraki México,

Twitter: @LaMarimer