El diseño es tanto herramienta como arte. No solo sirve para dar vida a un espacio sino que también resuelve problemas actuales y futuros. A través de investigaciones y experimentos, estas diseñadoras han logrado desarrollar materiales sustentables que son tanto atractivos como útiles en varios aspectos de nuestras vidas.

Materiales de la naturaleza

Julia Lohmann es una diseñadora y profesora de la Escuela Superior de Artes Visuales de Hamburgo. Desde el 2004, Julia ha experimentado con la flora y fauna para crear materiales que le ayuden a sustituir otros menos sustentables, por ejemplo, estómagos de oveja para hacer pantallas de lámparas o algas para sustituir el cuero. 

Entre sus trabajos más destacables, se encuentra su obra Oki Naganode, una escultura compuesta de algas, ratán y aluminio, la cual nos hace reflexionar sobre la importancia del alga en nuestro ecosistema.

Para dicha escultura, Julia Lohamann utilizó algas Naga, una especie japonesa que transformó en cuero traslucido, pero que además tiene potencial para innumerables aplicaciones. El papel de este organismo en el planeta es de vital importancia, pues la abundancia de algas en mares y océanos permiten liberar gran parte del oxígeno de nuestro planeta a través de su fotosíntesis.  

Además, las algas pueden servir como fuente de alimentación, abono, se utilizan en el campo de la medicina, así como en la elaboración de fuentes sustentables de combustible como el biodiesel.

Tecnología y sustentabilidad 

Petra Blaisse es una diseñadora holandesa cuyo trabajo mezcla las profesiones de arquitectura, diseño textil y arquitectura urbana. Además de su talento para vestir y reimaginar espacios, Petra explora nuevas formas de diseño a partir de recursos naturales.

Desde el 2002, Petra (en conjunto con su equipo en Inside Outside) ha trabajado en un proyecto sumamente innovador, cortinas de uso cotidiano compuestas de pequeñas celdas solares. De forma que además de proteger de la luz o el viento, estas produzcan electricidad.

¿De dónde nace su idea?

El impulso para desarrollar un proyecto tan ambicioso, surgió a partir de una competencia para diseñar clínicas móviles de VIH. Blaisse propuso una cortina móvil capaz de capturar la luz solar a partir de pequeñas celdas solares incrustadas en la tela, de modo que esta pudiera ser transformada en energía para calentar agua, producir luz eléctrica o hacer funcionar refrigeradores. 

Blaisse no ganó la competencia, pero en 2014,  el Textielmuseum Tilburg (el Museo de Textiles en Países Bajos) propuso una colaboración de investigación con Petra y su equipo de Inside Outside. 

A partir de este evento, Petra se ha dedicado a desarrollar sus cortinas de mini celdas solares, experimentando con distintos tipos de telas y materiales que permitan completar este proyecto, manteniendo su funcionalidad y ligereza.

Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer antes de que la Cortina Solar pueda llegar a nuestros hogares. Actualmente, Blaisse está buscando nuevas colaboraciones con científicos y empresas interesadas en financiar su proyecto. 

Quizá en un futuro podamos utilizar estas cortinas como cualquier objeto cotidiano y sustituir el combustible tradicional por nuevas fuentes de energía renovable, como el biodiesel hecho a base de alga marina. No cabe duda que innovaciones como estas conducirán al desarrollo de muchos otros productos.