Se acerca el día del amor y la amistad, una fecha perfecta para replantearnos nuestras relaciones afectivas con las y los que nos rodean. Es momento de empezar a cuestionar la idea del amor predominante, que es la base de muchas formas de violencia emocional. 

¿Cómo describirías tu relación amorosa ideal? ¿Es una donde amas con tal intensidad que duele? ¿Donde los celos significan temor a perderte? ¿Donde existe un felices por siempre? 

Nos han contado muchas historias de amor, muchos cuentos de princesas y príncipes. Estas narrativas crean expectativas en nosotras sobre lo que debemos esperar y el lugar que ocupamos en una relación afectiva. En El podcast de Eva “¿Amor u otra cosa? La verdad detrás del amor romántico” se habla de los engaños que sostienen al mito del amor romántico y cómo terminan por esclavizarnos. 

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El amor romántico es lo que nos enseña cómo amar en una relación de pareja;  es difundido socialmente y normalizado a través de los medios, y también es aún un obstáculo para erradicar la violencia de género. El mito del amor romántico está sostenido por toda una estructura social que, a través de los estereotipos de género, enseña a amar de manera diferente a hombres y mujeres.

El amor lo puede todo

Crecemos aprendiendo que el amor puede contra todo, y en consecuencia, por amor soportamos todo. Romantizamos los micromachismos y la violencia, nos entregamos al 100% en nuestras relaciones de pareja, y en el proceso, llegamos a olvidarnos de nosotras mismas. 

El amor que sientes por tus amigas, por tus hermanas o por tu mamá, puede motivarte a seguir luchando contra la violencia de género. Sí, el amor es, en definitiva, revolucionario. A pesar de eso, el amor romántico, históricamente, ha atado a mujeres en posiciones de desigualdad frente a sus parejas, y se ha colocado como la base que perpetúa la violencia contra las mujeres. 

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Las aspiraciones con las que llegamos a una relación amorosa en ocasiones se van disolviendo con el paso del tiempo, algunas veces más pronto que tarde. Seguro has escuchado o vivido historias en las que los primeros meses todo marcha bien, pero después comienzan los chantajes, los celos y las peleas. Hay tantas historias de mujeres que decían ser felices en el noviazgo, pero que al casarse todo se convierte en un calvario. 

A pesar de los múltiples problemas que se viven en las relaciones de pareja, muchas mujeres prefieren creer que un día la violencia parará y dejarán de sufrir porque el amor todo lo puede; así es, como las historias de princesas en las que la bestia se convierte en príncipe al darse cuenta de que hay amor. 

El amor es lo más importante

Claro que a todas nos gusta la sensación del enamoramiento, las mariposas en el estómago, la emoción de las primeras citas, los regalos, los primeros besos y el nerviosismo, pero ¿cuándo se termina toda esa magia? 

Según la Encuesta Nacional Sobre Violencia en el Noviazgo (ENVIM), 76% de las adolescentes de entre 15 y 17 años ha sufrido violencia psicológica, 17% violencia sexual y el 15% violencia física. Además, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de las mujeres que han enfrentado violencia por parte del esposo o novio a lo largo de la relación (19.1 millones), en el 64.0% de los casos se trató de violencia severa o muy severa. 

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A pesar de la violencia sufrida por tantas mujeres, se tiene la idea de que el amor es lo más importante, que soportar la violencia es lo correcto, porque “va a cambiar”, “no puedo dejar a mis hijos sin su papá”, “el amor y la familia es lo más importante, aunque lastime”. Así, la creencia de que el amor es lo más importante termina por sostener la violencia vivida en los noviazgos y en los hogares. 

Los celos como señal de amor verdadero

La educadora social Marina Marroquí dijo, en una charla de BBVA que fue retomada para El Podcast de Eva, que “el amor romántico es la herramienta más potente para someter, especialmente en una sociedad donde, legalmente, no eres de nadie”. Por otra parte, en el mismo podcast se habla de cómo la idea del amor romántico basada en la conquista y propiedad nos esclaviza; nos condena al sufrimiento. 

La lógica de propiedad en la que se sostiene el amor romántico está estrechamente ligada a los estereotipos de género y cómo la sociedad nos enseña a comprender el amor romántico de formas diferentes, dependiendo de si eres niño o niña.

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A las mujeres se nos enseña que debemos ser abnegadas y obedientes, dedicadas al los otros en lugar de a una misma, que debemos estar en busca del marido perfecto, vernos bonitas y ser serviciales atendiendo todas las necesidades del hogar.  Por el otro lado, a los hombres se les educa para ser líderes, perseguir sus metas, conquistar el mundo. Mientras a los varones se les enseña a ser independientes, a las mujeres se les enseña a ser dependientes de los hombres. 

Mientras los hombres salen a alcanzar sus metas, las mujeres se mantienen ilusionadas en la espera o búsqueda de ese amor predestinado para ellas, otra gran mentira del amor romántico. 

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Además, los hombres, bajo la lógica de propiedad del amor romántico, llegan a pensarse como los dueños de su pareja, cuestión que desencadena celos, vigilancia y violencia. Los celos muchas veces vienen disfrazados del “es que te celo porque te amo, y solo te quiero para mí”; una frase alarmante, y sin embargo, normalizada. 

El amor duele

El mito del amor romántico plantea que cuando amamos intensamente, cuando amamos “de verdad”, duele. Basta con recurrir a la frase de José José “amar es sufrir, querer es gozar” para darse cuenta de lo normalizada que se encuentra esta mentira sobre el amor. 

Romper con el mito de que el amor significa sufrir es fundamental para lograr que las mujeres vivan una vida libre de violencia. Derrumbar las ideas que justifican el sufrimiento es el primer paso para combatir la violencia de género. 

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No te creas el cuento de que amar significa estar en constante sufrimiento; el amor no es tristeza, no es violencia, no es dolor. Si ya sientes que al amar estás sufriendo, deberías replantearte la idea que tienes al respecto y recordar que siempre el amor más importante es el amor que te tienes a ti misma, ese amor que no te permitiría sufrir.