Desde la teoría feminista se han develado los malestares, tensiones y conflictos en la vida de las mujeres  desatados por el amor hegemónico, ese que es socialmente establecido por el sistema patriarcal, y que funge como construcción social que se alimenta de productos socioculturales como: programas de televisión, series, el cine, la literatura, los melodramas, letras de canciones, etc..

Una definición puntual sobre amor romántico desde la perspectiva feminista es que, si bien sabemos que el amor es un sentimiento vinculado con la afectividad, el cariño, la querencia, es innegable que las maneras como significamos, expresamos y entendemos cuando sentimos amor son construcciones socioculturales. Es decir, el amor, sin dudas, es una emoción (pasa por nuestro cuerpo, en serio que lo sentimos), pero está socioculturalmente tergiversada a través del mito del amor romántico, el cual es un producto occidental que perpetúa el sistema patriarcal y por añadidura promueve la desigualdad entre hombres y mujeres.

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Así, podemos decir que el concepto de mito del amor romántico es el campo semántico del cual se despliegan distintos mitos a propósito de éste: atracción sexual inmediata (amor a primera vista), complementariedad (la media naranja), monogamia y exclusividad (fidelidad eternamente), necesidad irracional de hacer todo en unión (juntos por siempre), lo cual lleva a una pérdida de la individualidad, etcétera.

La exclusividad y la noción de propiedad

En este artículo nos centraremos en los mitos de la exclusividad y la noción de propiedad y sujeción hacia la pareja, los cuales conllevan a los celos. Estos mitos desde la lógica patriarcal son entendidos como “verdadero amor”: “Te cela porque le importas”. Asimismo, el pensamiento sobre que las personas son propiedad de alguien con quién han elegido (en el mejor de los casos) establecer una relación de pareja, inmediatamente denota como las desigualdades de la estructura social asimétrica se manifiestan en las interacciones sociales e interpersonales a nivel micro; es decir las relaciones de pareja con base en la hegemonía del amor romántico son representativas de la lógica sistémica capitalista la -propiedad privada-. Esto ultimo se traduce en los celos dentro de la pareja: cuando los hombres -con regularidad- creen poseernos.

En la esfera cinematográfica encontramos este tema a través de una película del aclamado director aragonés Luis Buñuel, Él. Cabe señalar que el guion de dicha cinta es una adaptación por Buñuel y Alcoriza de la creación literaria de una mujer, a quien regularmente los críticos cinematográficos que han escrito sobre la cinta no le dan crédito: me refiero a la escritora española Mercedes Pinto y su libro Él, obra inspirada totalmente en su experiencia vital, pues ella en carne propia sufrió vivir con un esposo celoso patológico.

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"Es la película donde más he puesto yo"

El mismo Buñuel afirmaba que se encontraba muy identificado con la película, hasta llegó a decir: “Quizá es la película donde más he puesto yo. Hay algo de mí en el protagonista”, en una entrevista concedida a José de la Colina y Tomás Pérez Turrent. Los celos de Buñuel están bien documentados hasta por su propia esposa Jeanne Ruca, en su libro Memorias de una mujer sin piano, donde se refiere a Luis como: “Mi moro celoso” o “Mi macho celoso”. Lo anterior da cuenta de cómo en una época pasada a la que vivimos es aún más normalizado el vínculo entre celos y amor (me refiero al amor hegemónico, claro).

Luis Buñuel

La película Él -adaptación de la obra de Mercedes Pinto-, trata del joven Francisco Galván, quien es aparentemente un partido excelente: soltero, devoto a la religiosidad católica, con poder adquisitivo y virgen. En la ceremonia del lavatorio de los pies, celebrada por ser Jueves Santo, conoce a Gloria, al perderse su mirada en los pies de ella. Una vez la mira se siente “flechado” (obsesionada) y la buscará (asechará), hasta lograr su objetivo: enamorarla (a través de distintas artimañas); incluso sin importar que Gloria es prometida de su amigo, el ingeniero Raúl. Francisco logra su objetivo de casarse con Gloria, y ahí comienza un infierno absoluto en la vida de esta mujer.

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Ver Él nos brinda herramientas de cómo no debe ser nunca una relación de pareja, pues sin confianza ni reciprocidad debería ser imposible una unión amorosa entre personas. Desde la perspectiva feminista reivindicamos la horizontalidad en todas las interacciones sociales. En la veta del amor, especialmente en las relaciones interpersonales que entablemos a lo largo de nuestra trayectoria de vida. Lo anterior con la finalidad de lograr condiciones justas en la pareja, las cuales para que se desborden en plenitud necesitan como base el buen trato. Finalmente, develamos que: si te cela no te ama.

*Margarita Mantilla (Ciudad de México, 1985) Socióloga e investigadora feminista, Maestra en estudios de la mujer por la UAM-X. Cofundadora de CoCu (Colectiva Cuerpa), Feministas de la UAM-X, Me gusta menstruar y creadora de Tallercitas feministas (espacio para la formación política feminista). Especialista en teoría feminista, desde donde trata los temas de maternidad, economía feminista, acoso callejero, vientres de alquiler, relaciones de género, gordAfobia y más. Apasionada por la música, el cine y la literatura, especialmente donde las realizadoras son mujeres.

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