El día de hoy en México es posible que las personas del mismo sexo puedan casarse en cualquier estado de la República. Pero este camino fue complejo, dado que se han tenido que reconstruir una serie de procesos sociales necesarios para ello; lo cual, ha implicado la transformación de ideas y formas de pensar que parecían inamovibles.

En principio, la idea de matrimonio, desde un significado “tradicionalista” se entiende como “la unión de un hombre y una mujer, con la finalidad de procrear y perpetuar la especie”. Esto teniendo en consideración que, anteriormente, el Estado reguló la existencia de esta figura, pero fue el orden canónico quién lo creó e institucionalizó; es decir, sólo existía un matrimonio y era ante Dios y la iglesia, con la finalidad de que ambas personas permanecieran juntas durante el resto de su vida y procrearan hijos e hijas en común.

Sin embargo, debido a los procesos de secularización, este acto no pudo ser exclusivo de una o unas religiones, por lo que el Estado, desde una perspectiva laica, comenzó con una regulación y definición de matrimonio llegando a definirlo como “la unión de un hombre y una mujer reconocida por el derecho y embestida de obligaciones y derechos”, señala la académica Sara Arellano Palafox.

Los necesarios cambios de ideas en la sociedad 

En el transcurso de los años resulta como una necesidad y obligación que las normas jurídicas vayan evolucionando a la par que lo hace la sociedad para que éstas no se vuelvan obsoletas e inservibles; es por eso que, a raíz de una reforma ocurrida en el año 2009, en el entonces Distrito Federal, se reconocía y aprobaba el matrimonio igualitario por primera vez en México, siendo esta la entidad pionera en la que se reconocía el derecho de las personas del mismo sexo a contraer matrimonio.

Desde entonces, en nuestro código, de acuerdo al numeral 146 se define al matrimonio como “Matrimonio, es la unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida donde ambos se procuren respeto, igualdad y ayuda mutua. Debe celebrarse ante el juez del registro civil y con las formalidades que establezca el presente código”.

Tomando en cuenta lo dicho y la evolución que existe en materia de derechos humanos, respecto a los derechos sexuales de las personas, mientras no vulneren jamás el derecho de un tercero, los derechos de la comunidad LGBTIQ+. deben ser igualmente respetados que los de las personas heterosexuales.

El camino a la aprobación del matrimonio igualitario en todo el país

Así, la ahora Ciudad de México fue la primera entidad federativa en aprobar el matrimonio igualitario, esto fue una pauta fundamental para que las demás entidades de la república replicarán esto en sus congresos. El camino no fue sencillo, pues para que esto sucediera fue necesaria la acción colectiva, incesante de los grupos en defensa de los derechos de la comunidad LGBITQ+

El trayecto inicia en 2009, en el entonces Distrito Federal, y cerró apenas el año pasado, en 2022 en Tamaulipas. Trece años transcurrieron para que en todo el territorio nacional las personas del mismo sexo pudieran contraer matrimonio

Matrimonio Igualitario en el Estado de México
Integrantes de la comunidad LGBTTTIQ+ celebran la aprobación del Matrimonio igualitario. Créditos: Cuartoscuro

Por lo tanto, debemos tener en consideración que el derecho a éste, deviene de un reconocimiento de los derechos humanos, específicamente en el principio de igualdad ante la ley y el principio de universalidad y, sobre todo, a la no discriminación, englobando los derechos sexuales y de identidad que posee cada persona. Aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha pronunciado generalmente a favor del matrimonio igualitario, aún falta mucho camino por recorrer para llegar a un máximo respeto y entendimiento de éste en todos los ámbitos de gobierno, federal y locales, así como de las instituciones y sociedad en general.

Sin duda, el que las personas del mismo sexo puedan contraer legalmente matrimonio en cualquier estado de la república es un gran logro, ya que homologa los derechos y obligaciones con los que tienen las personas heterosexuales al adquirir esta figura jurídica en sus relaciones de pareja; sin embargo, es necesario seguir en el camino de la sensibilización en la sociedad en general para que cese la discriminación, y los diferentes tipos de violencia que, lamentablemente, aún siguen padeciendo las personas de la comunidad LGBITQ+ en nuestro país.

Tania Lizbeth Meléndez Elizalde 

Twitter: @MelendezTania20

Socióloga, maestra y candidata a doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: sociología de la familia, sociología de la religión, perspectiva de género, cambio social y cultura.

Karla Díaz Moreno

Twitter: @Karla_021801

Egresada de la FES Aragón UNAM de la carrera de Derecho, interesada en el tema de los derechos humanos, igualdad y no discriminación, así como la justa y correcta aplicación de las leyes para la sociedad mexicana. Actualmente, desempeña prácticas en el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México.