Bolivia-. En el año 2000 y con 15 años de edad, la pesadilla de Brisa de Angulo comenzó. Su primo, quien era 10 años mayor que ella, comenzó a abusar sexualmente de ella durante ocho meses. Dijo que intentó suicidarse dos veces, y que cuando finalmente habló y sus padres hicieron la denuncia judicial, en el tribunal le preguntaron por qué no había dicho nada antes.

De Angulo contó que, si bien su primo no ejercía violencia física durante las violaciones, en otras ocasiones la golpeaba o la tiraba al suelo y la pateaba. La llenó de miedo. Sabía de lo que era capaz de hacerle si no actuaba como él quería.

La revictimización

Si bien cada legislación es diferente, la corte de cada país tiene como obligación darle justicia a la víctima pero en el caso de Brisa, no fue así. Su agresor fue juzgado por el crimen de “estupro”, es decir, tener relaciones sexuales siendo adulto con un menor de edad "mediante el engaño, no lo condenaron por violación porque no había ejercido violencia física durante las relaciones sexuales. Pero, al mismo tiempo, las autoridades judiciales bolivianas cargaron las responsabilidades sobre ella, alegando que en realidad era una chica que buscaba a un hombre y que se había enamorado.

Las secuelas que todavía tengo se deben más al trato que hizo el Estado conmigo que a la violación en sí misma. –Brisa de Angulo

Debido a la nula atención de las autoridades bolivianas, Brisa llevó su caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un órgano legal auxiliar de la OEA que lo estudió y decidió que tenía méritos suficientes como para presentarlo ante la corte con sede en Costa Rica.

En el banquillo de los acusados está el estado boliviano, puesto que tanto la CIDH como ella y su defensa entienden que Bolivia falló al tratar su caso porque, según aseguran, no le dio un acceso adecuado a la justicia, la revictimizó de forma constante y hubo "violencia institucional".

Sentí desamparo por la cultura incestuosa en la que vivimos, esa cultura en la que las cosas que suceden en la familia deben quedarse en la familia. –Brisa de Angulo

¿Y en México?

Según la profesora e investigadora Gloria González-López, el incesto, más que un secreto de familia, es un problema social complejo, de desigualdad de género y que afecta a niños y niñas de todos los estratos sociales. Así mismo, define al incesto como ‘‘ese contacto que se da en la familia, que puede ser coercitivo o involuntario o que puede tener ambos elementos, y que es muy matizado, pero que ocurre en un contexto de poder y control”.

Por otra parte, en San Luis Potosí, el incesto es considerado un delito desde 2017. De acuerdo con el Código Penal Federal, en su Artículo 272, se impondrá la pena de uno a seis años de prisión a los ascendientes que tengan relaciones sexuales con sus descendientes. La pena aplicable a estos últimos será de seis meses a tres años de prisión y cuando la víctima sea menor de edad será considerado como violación.

Información por BBC News

APVB