El cuidado o los trabajos de cuidado han sido abordados desde distintas disciplinas y enfoques varios. Pero ha habido un punto convergente, y son las grandes diferenciaciones que ha generado entre hombres y mujeres, provocando relaciones asimétricas y violencias estructurales que desfavorecen a estas últimas. 

Nos enfocaremos en señalar dos aspectos del cuidado; el primero como un bien relacional para el buen vivir, y el segundo, las aptitudes desarrolladas a partir del cuidado. En relación con el primero, el cuidado como bien se centra en el bienestar, destaca la importancia de las relaciones personales y tiene que ver con la vida en común; por lo tanto, es un bien crucial para la existencia de la sociedad. El cuidado es capital para el desarrollo humano, permite el desarrollo de vínculos, reconocimiento y reciprocidades contribuyendo así a la sociabilidad. La falta de reconocimiento podría incluso colapsar nuestra identidad. Desde esta perspectiva, ponemos distancia con la oferta de bienes y servicios que el mercado ofrece para satisfacer las necesidades humanas, y subrayamos sólo la necesidad humana de la relación misma, como experiencia humana que es coproducida por las personas involucradas. Bajo este enfoque, debemos reconocer nuestra vulnerabilidad física y psíquica a lo largo de nuestra existencia, y por lo tanto aceptar que somos totalmente interdependientes. 

En el segundo aspecto, estas relaciones surgidas a partir del cuidado han sido estudiadas por Carol Gilligan y Sara Ruddick, demostrándose que su ejercicio nos conduce a desarrollar una serie de aptitudes tales como: paciencia, ternura, empatía, responsabilidad, prudencia, tolerancia, perseverancia, entre otras. Estos componentes del cuidado posibilitan que las personas tengamos herramientas para transformar los conflictos de la vida cotidiana sin el uso de la violencia. Cuando cuidamos aprendemos a escuchar a voces diversas, a considerar a las demás personas, a dedicar tiempos a nuestras decisiones morales, estos aprendizajes son afines a la resolución pacífica de los conflictos. 

Históricamente el cuidar ha sido un rol de género asignado a las mujeres y ha sido considerado un bien privado. ¿Cómo socializar estas habilidades, estos bienes relacionales propios para la construcción de la vida colectiva y la resolución de los conflictos?

Lee: ¿Por qué es importante que las mujeres participen en los procesos de paz?

Paz Cívica es una asociación civil que trabaja colaborativamente con las infancias para desarrollar habilidades a partir del cuidado que les permitan resolver conflictos. Nuestro punto de partida es reconocer el conflicto como algo meramente humano, por lo que es importante fomentar procesos de socialización basados en una cultura para la paz, en la cual predominan mecanismos para enfrentar el conflicto sin recurrir a la violencia. Por lo tanto, la educación para la paz debe jugar un papel predominante para promover un cambio social. 

Usamos metodologías que promuevan el cuidado de la persona, el reconocimiento de su experiencia y su agencia a partir de Laboratorios Ciudadanos para los Cuidados y la Paz. El Laboratorio nos permite desarrollar una comunidad para la paz a partir de la gestión y mediación de espacios que promuevan el diálogo, aprendizaje y expresión de habilidades a través del cuidado y en donde las protagonistas son las personas. 

El Laboratorio Ciudadano es un modelo donde las personas pueden realizar propuestas que contribuyan a la identificación y resolución de una problemática de interés común, un ejemplo podría ser la contaminación ambiental, la escasez de agua, las violencias escolares. Durante los días en el que se lleva a cabo el Laboratorio, se producen soluciones tangibles a través de prototipar objetos, artefactos, herramientas a partir de la colaboración. Es un proceso de experimentación, un espacio flexible y accesible que pretende generar vínculos y prácticas a partir de la inteligencia colaborativa. En un laboratorio se conectan ideas, recursos y personas distintas, pero identificando un interés común: resolver una problemática social. El resultado visible del Laboratorio es la producción de prototipos que den solución a la problemática. Más allá del resultado tangible, es el proceso de colaboración lo que nos va a permitir construir relaciones en donde las personas estén en el centro, considerando sus necesidades, deseos, subjetividades, lo importante del Laboratorio es la relación que se establece. El marco ético de referencia bajo el cual se generan estas relaciones colaborativas subraya el reconocimiento a la diversidad, respeto, diálogo, tolerancia, solidaridad, la escucha activa, la resolución pacífica de los conflictos priorizando el cuidado como epicentro del Laboratorio. 

Lee: Mujeres que han luchado por la paz mundial

El Laboratorio nos brinda oportunidades de reconocernos como agentes de nuestra vida social, identificar nuestras fortalezas, necesidades, deseos para desarrollar soluciones colectivas. Es un espacio de co-creación ciudadana relevante, de participación que sienta las bases de una nueva práctica ciudadana. 

Los trabajos del Laboratorio Ciudadano promueven espacios sin jerarquías, en donde el encuentro de las personas y sus ideas se da en un espacio de igualdad, pero reconociendo la diferencia. Es un espacio en donde se inhibe la competitividad entre las personas, y aprendemos a escuchar y a gestionar las diferencias. Es un espacio que se basa en la praxis del cuidado de las personas por encima de la producción del prototipo. De esta forma generamos un espacio emocional de cuidados, inclusión, escucha, colaboración y acción. Aprendemos juntos y juntas a cuidarnos, a observarnos, a escucharnos, pero sobre todo a promover nuevas formas de vivir juntos y juntas. 

Autora: Mayra Rojas Rodríguez

Twitter: @mayra_rojasr

Dra. en Ciencias Políticas y Sociales. Directora y Cofundadora de Paz Cívica AC. Docente

de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y del ITESM campus Estado

de México. Integrante del REEGYF (Registro de especialistas en estudios de género y

feminismos) del CIEG-UNAM. Integrante del Seminario de Investigación Sociología

Política de los Cuidados en el Instituto Mora.