Con el paso del tiempo las mujeres han ocupado cargos de liderazgo. Aunque aún no como nos gustaría. La investigación Mujeres Directivas reveló que apenas el 29% de los cargos de liderazgo senior a nivel mundial lo ocupan mujeres.
Muchas veces para ocupar estos cargos, las mujeres han tenido que masculinizarse, es decir, dejar a un lado sus rasgos femeninos por optar por dotes de fuerza y dominación. Algunas consideran que deben convertirse en capataces, según Érika Villavicencio, Coordinadora de Psicología Organizacional de la Universidad Autónoma Nacional de México.
La historia de los líderes políticos donde la fuerza y el poder reinó dejo marcado los roles de poder. Sin embargo, ya no podrían operar de la misma forma. Por lo cual, las características que refleja el estilo de liderazgo femenino, anteriormente descrito, ha cobrado mayor valía.
Pero… ¿cuáles son nuestros rasgos femeninos? Érika Villavicencio, comentó en entrevista para La Cadera de Eva que los rasgos femeninos como la sensibilidad o la comunicación no deben perderse.
Para ahondar en estos rasgos, Silvia L. Saravia señala que los rasgos del liderazgo femenino son aquellos que alientan la participación, comparten el poder y la información y tratan de fortalecer los sentimientos de valía de sus seguidores. Prefieren dirigir por medio de la inclusión y confían en su carisma, experiencia, contactos y habilidades en el trato personal para influir en los demás.
En el caso de los hombres, los rasgos se relacionan con son la inteligencia, el asertividad y la fuerza.
Si nos damos cuenta, ambos rasgos son importantes para tener un estilo de liderazgo. Esto quiere decir que hombres y mujeres se dirigen a sus subordinados en formas diferentes. Lo mejor sería adoptar un estilo andrógino, donde se conjuguen los mejores rasgos de los estilos masculinos y femeninos
Para Erika Villavicencio, los puntos esenciales de un líder deben ser:
1. Inteligencia emocional
2. Retroalimentación
3. Comunicación asertiva
4. Delegar de forma adecuada
Sin embargo, cada persona debe construir su propio modelo de liderazgo. Las mujeres sin caer en un rol de mamá y los hombres sin convertirse en capataces.