En todas las movilizaciones feministas, año tras año se ha escuchado el grito de dolor “Ni una más, ni una más. Ni una asesinada más”. Una consigna que pelea por visibilizar la violencia que viven las mujeres en México, nace de la exigencia ante la alza de feminicidios en los estados fronterizos.
La poeta mexicana Susana Chávez es quien da el origen de tan dolorosa consigna llena de digna rabia. Susana fue una activista de los derechos de las mujeres, enfocada a visibilizar el nivel máximo de violencia: el feminicidio.
Participó en el movimiento por la aparición con vida de las mujeres desaparecidas en su ciudad natal, Ciudad Juárez y fue una de las primeras voces en denunciar los asesinatos sistemáticos de mujeres a mediados de los años ’90. Cuando las muertes de mujeres en razón de su género aún no eran reconocidas como feminicidios.
Susana era una mujer que daba clases en el Instituto Chihuahuense de la Cultura, escribía desde los once años, fue parte de proyectos audiovisuales, estudiaba psicología y administración.
“Ni una muerta más”
El desierto de Ciudad Juárez con sus maquiladoras, sus puentes, su cercanía con los Estados Unidos se convirtió en un escenario ideal para la violencia hacia las mujeres. Las mujeres que desaparecían (y que aún desaparecen) eran en su mayoría jóvenes trabajadoras de las maquiladoras, camareras, empleadas o estudiantes.
Son raptadas, privadas de su libertad, sometidas a violencia sexual antes de ser asesinadas para luego ser abandonadas con sus cuerpos mutilados. En otros casos, las mujeres víctimas nunca son encontradas, dejando a sus familias sin saber dónde están, ni qué les ocurrió.
En 1995, Susana acuñó la frase que se convertiría en emblema de lucha contra los asesinatos de mujeres en la ciudad fronteriza y posteriormente dejaría marcado al movimiento feminista en México: “Ni una muerta más”.
Ni una muerta más, ni una mujer menos
El movimiento #NiUnaMás toma su nombre inspirándose en el verso de la poeta mexicana y este se convirtió en bandera de la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Su verso, trascendió transformándose en consigna “Ni una muerta más, ni una menos”.
En búsqueda constante de justicia, hubo escritores que durante cinco años se dieron cita en el “Encuentro de Poetas en Ciudad Juárez” convocado por Carmen Amato, que se ve reflejado en la compilación “Canto a una ciudad en el desierto” (1998-2002) realizada por Juan Armando Rojas y Jennifer Rathbun. Susana participó con un de sus poemas más reconocidos, que en el prólogo se lo menciona de la siguiente manera:
“El terror provoca el silencio y la imposibilidad de actuar, como ocurre en “Sangre mía”, de otra autora Chihuahuense, Susana Chávez:
Sangre Mía
sangre del alba,
sangre de luna partida,
sangre del silencio.
Mediante la anáfora o repetición del vocablo sangre, se presenta la voz de una mujer víctima de asesinato. En el poema, la sangre impera y llena con su color, sabor y textura hasta la última presencia de la mujer muerta que canta, y al hacerlo, se libera.”
Este libro, como parte del activismo y la lucha contra la violencia hacia las mujeres, “representa un grito de fuego desde el corazón de la Poesía contra la violencia que adquiere múltiples formas, entre ellas, la más inadmisible: los asesinatos de cientos de mujeres. La frontera del norte mexicano es una vieja cicatriz que sangra y no sanará hasta que no haya ¡ni una muerta más!.”
Susana vive en la memoria de todas
Susana Chávez ya no está. “Un encuentro desafortunado”, según el fiscal Carlos Manuel Salas calificó su feminicidio, en un claro intento de culpar a la víctima de su propia muerte.
Susana había salido para juntarse con unas amigas, había estado en un bar donde se encontró con tres jóvenes de diecisiete años, quienes la violaron, la asfixiaron y la mutilaron. Su cuerpo fue encontrado en una calle de Chihuahua el 6 de enero del 2011, su cabeza en una bolsa negra negra y su mano izquierda cercenada.
En un clima de completa impunidad a Susana la mataron por ser mujer, por su activismo; la mataron como lo hicieron con las mujeres por las que ella gritó y denunció con su voz y sus palabras. Ciudad Juárez se convirtió en la ciudad del feminicidio, según marca la historia que ha registrado la lucha feminista en exigencia de la verdad y la justicia.
Ni una menos en Latinoamérica
En Argentina el movimiento de mujeres desde el primer #NiUnaMenos en el 2015 hizo revolucionar con la realización del paro de mujeres, las movilizaciones masivas como hace años no se veían en ese momento. Este paro logró instalar en la opinión pública la problemática de la violencia hacia las mujeres, siendo las trabajadoras y pobres quienes sufren las peores consecuencias.
Desde el 10 de abril de 2015 gracias a este movimiento en ascenso y la movilización se logró discuttir por primera vez la ley de interrupción voluntaria del embarazo presentado por la “Campaña Nacional por el Derecho al aborto”, que ahora es una realidad plasmada en la constitución de Argentina.
La idea que la organización militante es importante para hacerle frente al patriarcado, hacen que, si bien los feminicidios siguen existiendo; la lucha por los derechos de las mujeres sea una discusión de masas mostrando que las calles, los monumentos, las paredes hablan y que las mujeres no se callan porque nunca más tendrán la comodidad del silencio.