La argentina, escritora y politóloga, María Florencia Freijo, la han llamado puta muchas veces, también “interesada, ''calienta pijas'', soberbia intensa, histérica, tonta, hueca, rubia: mala”, de acuerdo con el diario El País.

Ella creció con los señalamientos de ser buena mujer, como muchas de nosotras. Pero ¿qué es ser buena mujer o mala mujer? ¿Por qué estas preguntas nos persiguen?

Freijo comenta que en varias ocasiones fue llamada puta, no entendía por qué, sólo quería experimentar su sexualidad como lo hacían los varones. Le preocupa este estereotipo porque nos invalida para denunciar las violencias.

Lee: ¡Ya está aquí! Conoce las consignas para el Guadalupe-Reinas 2021

“¿Sabes cuál es el peligro del estereotipo de la puta? Ese mote nos invalida para denunciar las violencias que sufrimos. Hay un montón de violencias sexuales que no puedes denunciar porque no tienes credibilidad”.

Para responder a sus cuestionamientos escribió un segundo libro, Mal (Educadas), editado por Planeta, en el que analiza la educación que han recibido las mujeres desde la Antigua Grecia hasta el Tik Tok de hoy, escribe en su nota Beatriz Guillén.

Lee: Atrévete a pensar en los futuros que le puedes diseñar a tu "yo" del mañana

A lo largo de 300 páginas evidencia los distintos tipos de violencia que vivimos las mujeres. “Decidí asumir que soy una mala mujer, porque tengo el deseo de ser una mujer con voz, porque soy feminista, porque voy a incomodar”, dijo en entrevista para El País.

En el libro, María Florencia Freijo reflexiona sobre cómo nos han educado a las mujeres. “Ese sentimiento de no ser suficiente que tenemos las mujeres parte de una educación milenaria, donde desde chicas se nos prepara para la mirada externa, para ser femme fatales, para atender bien al marido, para vernos bien públicamente, ser agradables y sonreír, se nos prepara para tener un tipo de cuerpo, para sostener, todo nos ha educado para eso”, dice Freijo.

Lee: Green flags para saber si va por buen camino tu relación con el "casi algo"

“Nos han enseñado que tenemos que modificarnos y recortarnos enteras para transformarnos en esa mujer que va a ser deseada, que va a ser querida”.

En cuanto al tipo de violencias que vivimos las mujeres ella registra desde el momento de nuestro nacimiento:

“Nosotras pasamos por todas las violencias: nacemos de la violencia obstétrica; después salimos a la calle a sufrir la violencia del acoso callejero y del miedo desde nenas, porque es muy desigual la forma en la que conocemos el mundo, nosotras a través del miedo y ellos a través de la aventura”.

Freijo reconoce las distintas violencias que vivimos las mujeres, la violencia simbólica de los juguetes, de las escuelas donde se permiten abusos y acosos; la violencia sexual a través de la cultura de la violación.

“Las mujeres llegamos a nuestra primera relación sexual con la formación de saber cómo excitar a un varón sin saber cómo excitarnos a nosotras; la violencia contra la libertad reproductiva, yo tengo un aborto... “, dijo en entrevista Freijo.

Pese a los movimientos feministas, la escritoria y politóloga apunta que el mundo no está cambiando como creeemos.

“El mundo no está cambiando tanto como creemos, no se está transformando en relación a la urgencia de los datos que nos indican la condición en la que están las mujeres en todo el mundo, tendría que ser un escándalo para todos y todas, pero pasa que seguimos creyendo que la vida de las mujeres vale menos y entonces el costo no nos parece tan grave”.