Hay intentos incansables por demostrar que las mujeres odian a los hombres (misandria), en la misma medida que los hombres odian a las mujeres (misoginia); lo cierto, es que no es verdad. Tomando en cuenta que nos encontramos en un sistema patriarcal, en el cual las mujeres no tenemos privilegio sexo-género, que la cultura es androcéntrica y que a las mujeres se nos socializa para ejercer estereotipos de sumisión y abnegación, y de amor —romántico— al hombre, es absolutamente imposible que las mujeres tengamos el aprendizaje libre de la misandria, como los hombres sí tienen el de la misoginia.

Uno de los motivos que propiciaron el patriarcado y su instauración —entre los 6,000 y 3,000 a. C.—, fue el odio a las mujeres, y la forma de perpetuarlo es el machismo, que se usa como práctica controladora y ejecutora del hombre hacia la mujer. La misandria, de hecho, es una palabra más reciente, fue a principios del siglo XX cuando se ha intentado demostrar —hombres sin duda— que las mujeres odian y discriminan a los hombres.

Valorando la realidad, los hombres “tienen el permiso” de odiar a las mujeres, de ejecutar la violencia en contra de ellas y de ser perdonados, porque su sistema los respalda. La misandria está definida como la aversión a los hombres, es decir, rechazo o repugnancia hacia ellos y también han insertado la palabra “androfobia”, que significa odio a los hombres. Pero ¿es anormal tener rechazo hacia los hombres? Estando en un sistema que nos toma como carne de cañón, que no vela por nosotras, un sistema controlado y dirigido por los hombres, en donde ellos nos violan, maltratan, asesinan sin piedad ¿por qué tendríamos que seguir siendo empáticas con el opresor?

La pregunta no debería ser si existe o no la misandria, sino ¿por qué es necesaria? El opresor no es nuestro salvador, sino nuestro verdugo. Nosotras necesitamos mecanismos de autodefensa para defendernos de agresiones, nos necesitamos a salvo y con mucho amor hacia nosotras mismas, y si la misandria es nuestra mejor forma de no caer en las garras del opresor, pues entonces que nos llamen misándricas, por nuestro bien.

Tessa Galeana

Periodista y escritora con perspectiva feminista. Madre lesbiana. Autora del libro digital: "La Mujer que vivía a través de mí". Responsable del blog de Luna, Escuela de Pensamiento Feminista, donde imparte el módulo de Escritura Autográfica. Escribe para Revista Politique y Revista Las Libres. Forma parte de Tallercitas Feministas, impartiendo talleres que fomentan el pensamiento crítico feminista.

Twitter: @GaleanaTessa