Los obstáculos para que la mujer pueda acceder a mejores oportunidades laborales son múltiples: brechas salariales, discriminación, acoso, violencia de género, exclusiones y un sinfín de cuestiones sistémicas que, históricamente, han negado la posibilidad de que la mujer escale de manera justa en el mundo laboral.
Dentro de estas disparidades, también nos encontramos con un techo de cristal que nos impide ocupar cargos de mayor responsabilidad y dirección. El síndrome de la tiara nos habla precisamente de este trabajo excesivo que ejerce la mujer en sus labores con la finalidad de ser reconocida y ascendida a mejores oportunidades, algo que, por supuesto, difícilmente ocurre.
De acuerdo a la psicóloga y sexología, Nelliana Acuña este síndrome puede ocurrir en ambos sexos, pero tiene una clara influencia en las mujeres que a menudo nos enfrentamos a un techo de cristal, no reconocemos nuestras habilidades, sorteamos la presión de mandatos patriarcales y cuestionamos nuestra posibilidad de obtener mejores puestos.
“Constantemente la mujer explica sus resultados de éxito a la suerte, la belleza, la simpatía o lo atribuimos al apoyo de otros, subestimamos nuestras capacidades (…) esperamos que los otros reconozcan nuestros méritos sin nosotros reconocerlo primero”, comparte la especialista.
La extralimitación de la mujer en el mundo laboral
Quizás, en más de una ocasión decidiste quedarte más tarde en la oficina, cumplir roles que no te correspondían, adquirir una actitud afable cuando las labores son inequitativas o bien, sobreesforzarte en tus proyectos con la finalidad de ser reconocida, sin embargo, es necesario asumir que por la mera condición de ser mujeres existe una desventaja en el mercado laboral.
Una de las principales razones de que las mujeres suelen exponerse más a este síndrome de la tiara, pues está relacionada a que en nuestra sociedad patriarcal, la mujer sea vista como un sujeto pasivo, explica el portal El Español.
La mujer, constantemente extralimita sus labores en la compañía y vive fuertes situaciones de estrés y ansiedad, paralelamente, los sentimientos de insuficiencia y frustración son relacionados con este síndrome de la tiara; la mujer vive diariamente las injusticias de un sesgo machista.
No existe culpabilidad alguna en este fenómeno laboral y si existiese la necesidad de señalar a un agente importante en esto, son las estructurar jerárquicas y patriarcales de las compañías. La mujer adopta roles que no le corresponden con la finalidad de ser ascendida, mientras que el hombre, establece relaciones fuera del horario de trabajo con sus superiores y socialmente, será aceptado que él ocupe cargos ejecutivos.
La inseguridad, la depresión, el miedo, el acoso y la violencia son propias de nuestra sociedad androcéntrica, y donde todos estas negativas recaen sobre la mujer trabajadora que resiste en puestos desde hace décadas sin recibir la oportunidad de crecer sin importar qué tanto se esfuerce; en nuestra cultura patriarcal, el “echaleganismo” de la mujer, no existe.
¿Combatir el síndrome de la tiara?
No existe fórmula o trabajo suficiente para que la mujer rompa con el techo de cristal, es necesario observarlo en todas sus dimensiones, desde el sexismo, atravesando por la discriminación por ser mujer, las tareas del hogar, la maternidad, el acoso, la exclusión o el mansplaining. El ángulo que sea, tiene una clara obstaculización para que la mujer se desempeñe y acceda a los puestos que deberían corresponderle en función de su esfuerzo.
Las mujeres continuaremos viviendo el síndrome de la tiara, de la impostora, de la salvadora y todos los demás síndromes que han sido nombrados de unos años para acá y que, siempre han existido porque así es como se nos ha enseñado a vivirnos. La mujer no accederá a mejores oportunidades en el mercado laboral mientras que el patriarcado y el machismo continúe ocupando las sillas directivas de nuestras compañías.