El baile como protesta, con inspiración en las poses de las revistas de moda y donde los participantes se reapropian del imaginario elitista e inalcanzable de la alta costura para los grandes conglomerados sociales determinados por raza, género o condición social y además se encripta el lenguaje de jeroglíficos egipcios, las artes marciales y el afrofuturismo; una corriente artística y cultural que reivindica una nueva identidad de las diásporas africanas, haciendo a un lado las narrativas de pobreza, guerra, segregación o terrorismo; da como resultado un performance denominado como Vogue.

Si quieres leernos al ritmo del voguing aquí te dejamos un enlace de Spotify:

Este baile puede describirse como radical porque abre un espacio para imaginar otros cuerpos y futuros posibles. El Vogue es una secuencia coreográfica de gestos y cada uno es un eslabón de una cadena que liga a los sujetos a un género, a una raza o a una clase social, un movimiento en resistencia de la cultura trans, comentan Gavaldón y Manuel Segade, curadores de la exposición Elements of Vogue, en el Museo Universitario del Chopo.

“Esta noción de peformance radical es lo que define al vogue, una cultura popular que se despliega en torno a desfiles transgénero y espectaculares batallas de baile entre reinas negras y latinas”, Manuel Segade.

 

“El vogue es una forma de baile urbano, desafiante y queer, cuyas raíces se hunden en la historia de la diáspora africana”, Manuel Segade

La cultura del voguing se ha conocido en las industrias culturales, la primera vez fue con el documental Paris is Burning  que se filmó en 1987 pero salió a la luz en 1990.

Pero el momento más mainstream que tuvo fue con la pieza  Vogue de Madonna, que si la quieres recordar empieza a tararear: “Come on, vogue, let your body move to the music…”

Recientemente se pudo ver un poco en la película Clímax de Gaspar Noé, un guionista y director de cine argentino radicado actualmente en Francia. que se estrenó en septiembre de 2018.

Elements of Vogue en el Museo Universitario del Chopo

El voguing ocupa las salas del segundo y primero piso del Museo Universitario del Chopo con la exposición Elements of Vogue. Un caso de estudio radical  que estará hasta el 8 de marzo de 2020. Esta es la primera exposición en España y México que revisa la historia del performance afroamericano y la primera a nivel internacional.

Museo Universitario del Chopo

A la exposición nos recibe un video de tres bailarines pertenecientes a la escena del ballroom, quienes se pusieron en forma de protesta a las afueras de la discoteca Pulse, un club nocturno frecuentado por la comunidad LGBTTI de Orlando Florida, que sufrió un ataque terrorista.

Elements of Vogue nos ofrece un recorrido entre fotografías, videos y montajes para entender cómo y por qué surge esta subcultura. Un movimiento de afros, trans y queer que se burla de las formas conservadoras y estereotipadas de la belleza y cultura, para crear la propia.

 

¿Cómo surge el Vogue?

Aunque en la exposición te contarán sobre el surgimiento del voguing, aquí te adelantamos un poquito: el vogue surge en los salones de baile de Nueva York de los años 80, donde fue concebido por las comunidades queer negras y latinas del Harlem.

Entre las décadas de los 60 y los 80, las competiciones drag de la ciudad habían pasado de ser eventos similares a los concursos de belleza femenina a batallas de voguing. Los concursantes trans, gay y queer competían por el trofeo y defendían la reputación de sus “casas” en distintas categorías que iban de “Realeza ejecutiva” a “Town & Country”.

En el documental The Queen se narra que Andy Warhol era miembro del jurado para elegir a la Reina de la escena Drag Queen (Miss All-American Camp Beatuy Pageant). Una de las finalistas, la reina afroamericana Crystal LaBeija, protaginzó un problema ante la elección de otra ganadora. En 1972, tras años de sentir racismo del mainstream underground neoyorkin, decidió fundar su propia comunidad, la emblemática House of LaBejia.

La cultura Vogue como una familia

House of LaBejia se convirtió en una organización social en la comunidad ballroom que toma la estructura para-familiar, en un momento creciente de jóvenes queer y transgénero, en su mayoría negros y latinos, empiezan a congregarse en casas o bandas competitivas cuyos líderes son conocidos como madres y padres –roles que a menudo no corresponden con el género que les fue asignado al nacer.

Esta estructura de parentesco cuestiona la primacía de lo estrictamente biológico, ha permitido construir redes de afectos, solidaridad y apoyo entre distintos grupos y sujetos marginalizados por la cultura dominante, proporcionando desde entonces una familia alternativa para los jóvenes.

La cultura del vogue desde todos sus ángulos nos muestra formas disidentes de la estructura patriarcal, con cuerpos creativos que crean la propia.