Las niñas y adolescentes en América Latina dedican entre 7 a 14 horas semanales más al trabajo de cuidados que sus pares hombres, reveló el estudio “Uso del tiempo entre los y las adolescentes en América Latina”, realizado por Unicef.
México encabeza la región con la brecha más amplia: niñas dedican tres horas 12 min diarios frente a 1 h 52 min de los niños, una diferencia de 80 minutos. Le siguen Argentina (64 min), Colombia (59), Chile (56) y Uruguay (23).
Esto significa que ellas suelen realizar tareas como cocinar, limpiar, cuidar a hermanos menores o acompañar a personas mayores —ejemplos del trabajo de cuidados no remunerado—, mientras que los niños, en general, cuentan con más tiempo para hacer la tarea escolar, jugar o simplemente descansar.
Según el documento, en el que se analizó a cinco países de la región, entre ellos Argentina, Chile, Colombia, Uruguay y México, las niñas y adolescentes realizan significativamente más tareas domésticas y de cuidado no remunerado, lo que repercute en el goce de derechos como a la salud, a la educación, al esparcimiento, al descanso y a la participación, brecha que se duplica en hogares de bajos ingresos.
Además, la participación de las niñas en actividades de cuidado comienza desde edades muy tempranas y se incrementa en la adolescencia, de acuerdo con el estudio.
“Los cuidados no remunerados constituyen una de las principales barreras para la igualdad de género. La desigual distribución del trabajo de cuidados que impacta incluso en las niñas es un reflejo de estructuras sociales que siguen asignando estas tareas según el género”. ( María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.)
¿Cuánto tiempo dedican las y los adolescentes a trabajos no remunerados?
En cuanto a las tareas del hogar no remuneradas, México presenta una brecha de 48 minutos; Colombia de 47 minutos; Argentina con 43; Chile con 23 y Uruguay con 18 minutos.
Aunque en términos temporales la carga de cuidados no personales y no remunerados que asumen niñas y adolescentes, en comparación con niños y adolescentes hombres, se reduce de forma virtual, siendo la mayoría inferior a una hora, la brecha de tiempo sigue siendo superior al 50 % en todos los países analizados, con la única excepción de Chile.
En este país, las niñas dedican en promedio una hora con 33 minutos a estas tareas, mientras que los niños invierten una hora con un minuto, lo que representa una diferencia de 32 minutos.
En México, las niñas dedican una hora con 2 minutos a las tareas de cuidados, por el contrario, sus pares dedican 29 minutos, una brecha de 33 minutos.
Relación entre trabajo doméstico y nivel socioeconómico
Estas asimetrías se agudizan en niñas y adolescentes provenientes de contextos vulnerables, pues quienes pertenecen a grupos socioeconómicos de bajo poder adquisitivo dedican más tiempo a trabajo doméstico y doméstico que las de grupos socioeconómicos de alto poder adquisitivo, especialmente en Chile, Colombia y México.
Esto quiere decir que se dedica una menor cantidad de tiempo a actividades remuneradas a medida que se asciende de grupo socioeconómico. Esta diferencia se duplica en los hogares más pobres, donde las niñas pueden invertir al menos 14 horas más por semana en estas tareas que los niños.
Esta tendencia está directamente vinculada con la reproducción de los roles tradicionales de género, que afectan la manera en la que las niñas y las adolescentes, especialmente aquellas en contextos conservadores y vulnerables, perciben la distribución y participación en las tareas de cuidado, trabajo doméstico y trabajo no remunerado.
¿Cómo afecta a la vida de las niñas y adolescentes?
Este desequilibrio limita sus oportunidades educativas y de desarrollo, perpetuando patrones de desigualdad y estereotipos de género, donde la feminización de los cuidados está presente desde que son pequeñas. Las consecuencias de la carga excesiva de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en adolescentes, especialmente en las niñas, pueden ser significativas y afectar múltiples aspectos de sus vidas, tanto en el presente como a largo plazo.
La cantidad de tiempo excesivo en trabajo no remunerado puede impedir que las niñas y adolescentes gocen plenamente de sus derechos, incluyendo el derecho a la salud, a la educación, al esparcimiento, al descanso y a la participación.
A la vez, gozan de menos tiempo para involucrarse en actividades sociales y experiencias de esparcimiento, que son cruciales para forjar una personalidad integral y saludable.
El tiempo excesivo dedicado a tareas domésticas también tiene un efecto contraproducente en el desarrollo de las infancias y adolescentes mujeres, pues puede afectar negativamente su desempeño académico ya que disminuye su capacidad para terminar las tareas escolares, le prohíbe asistir de manera regular a clases y, en general, limita su potencial para aprovechar las oportunidades de aprendizaje dentro de la educación formal.