Como madres, mujeres adultas y cuidadoras, es necesario enseñarles a las niñas que la competencia entre mujeres no construye un beneficio real y que lo mejor es mantener una sana amistad. En esta lucha contra los estigmas sociales, machismos, micro agresiones y muchos otros obstáculos, debemos apoyarnos las unas a las otras en cada aspecto y lugar, ya sea en la escuela, en la oficina, en la calle y las redes.

Si comenzamos a tratar a nuestras compañeras como adversarias, solo estaremos creando divisiones y enemistades que, como mujeres, nos afectan en conjunto en esta lucha por salir adelante.

Es hora de demostrarle a las niñas que transitan por el mismo camino que la rivalidad entre mujeres no es necesaria y los retos deben tratarse de una manera sana y no desafiante para poder triunfar en esta vida, pues una amiga vale mucho más que una rival.

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El patriarcado, otra vez

Según la abogada y activista Verónica Valeria De Dios Mendoza, el patriarcado opera también poniendo a las mujeres políticamente correctas en contra de mujeres que no encajan en el absurdo molde social. En este sentido, las etiquetas que son creadas por el sistema para mantener a la mujer en un estado de subordinación son utilizadas por las mismas para ganarse la aprobación social o desacreditar a otras mujeres.

Así mismo, Valeria menciona que a las mujeres se les enseña a competir entre ellas y se les divide entre “buenas” y “malas”, “putas” y “decentes”, para mantener el control; ésta competencia sirve para que las mujeres mismas sean las aliadas del patriarcado que señala y coarta sin piedad los lazos existentes basados en la sororidad, nutriendo con ello la misma estructura que las oprime.

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El patriarcado enseña que se debe competir con otras mujeres por la aprobación social, lo que genera discordia entre ellas que en algunos casos llega a agresiones no sólo verbales y psicológicas, sino también físicas. De esta manera la violencia intra-género se perpetúa en busca de ser la “idónea”, la mujer que cumple con el prototipo social.

Finalmente, Valeria señala que elegir borrar las fronteras patriarcales de género donde el modelo sociocultural establece que “las mujeres juntas ni difuntas”, y reconocerse en un mundo de mujeres diversas con pleno derecho a vivir y pensar diferente, implica ganar gran parte de la batalla a favor de la emancipación femenina. Porque un cambio social real significa comprender que ninguna mujer tiene la obligación de encajar en el ridículo molde social para ser tan digna y tan titular de derechos como aquellas que cumplen con las características que les demanda el modelo de la “mujer ejemplar”.

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Información por Nueva Mujer y Hechos y Derechos

APVB