¿De qué manera se debe responder cuando alguien te pregunta si eres feminista? Quizás, algunas mujeres señalen que no lo son porque el movimiento no las representa o tal vez, se aplique un “sí, pero…” a manera de dejar en el claroscuro la respuesta. Una pregunta que se vuelve difícil de responder e incluso incómoda de realizar, ¿por qué?, la respuesta a todo este crisol de variables la tiene Ana Vásquez Colmenares, feminista y escritora de una de las obras más didácticas y completas para dejar de decir con incredulidad: “¿feminista yo?”
En una lectura fluida, esta obra de Ana Vásquez Colmenares pone bajo el lente algunos cuestionamientos importantes que han increpado a las mujeres feministas de manera reciente. Mitos, lugares comunes, violencias y cuestionamientos, son algunos de los puntos que retoma la escritora, por ejemplo, ideas que apuntalan a la misandria, creer que la mujer goza de privilegios por el machismo o considerar que 300 años de lucha feminista no es gran cosa.
En entrevista para La Cadera de Eva, Ana Vásquez Colmenares hace un mapeo sobre qué ha representado esta obra, el entendimiento y sobretodo, cómo desde una obra con este corte también ha crecido y divulgado con fuerza la palabra del feminismo en un país donde existe una profunda criminalización y donde el presidente de la República, reafirma con discursos que el feminismo, no es más que una rebeldía sin causa.
¿Otro libro que habla de feminismo?, por supuesto que sí, porque para la escritora, el feminismo va más allá de lo que se enseña, es lo que se vive y parte de la experiencia propia. Cuando se le pregunta en entrevista sobre ser o no feminista la respuesta es concisa: claro que sí, de hecho, todos deberíamos serlo.
Mitos a derribar
En conversación Ana Vásquez Colmenares recoge tres de los mitos más importantes que, a su consideración es necesario comenzar a erradicar, pues son creencias que no sólo desinforman, sino que además, violentan y perpetúan discursos misóginos. Esta es una lista de cuestionamientos que, con unas gafas violetas bien puestas, se deben empezar a eliminar.
¿Las feministas odian a los hombres?
El feminismo es un movimiento y una teoría que parte de una reflexión sociológica y filosófica, histórica, también es un movimiento social y político con múltiples redes que reivindica los derechos de nosotras como humanas, simplemente porque somos la mitad de la humanidad. No tenemos porque ser discriminadas y violentadas, esa es la base, señala la escritora.
Hay feministas en las oficinas, en las aulas, en las calles. No se odian a los hombres, es un movimiento que nace desde los derechos humanos, además, es importante abonar a esta lectura reconociendo, en palabras de Ana Vásquez, que el feminismo nunca ha menoscabado la lucha de los demás humanos, especialmente, con las personas de la diversidad y la disidensia sexogenérica o las personas racializadas.
De manera concluyente, el feminismo no nace desde el odio, pero sí desde el hartazgo que empuja a las mujeres feministas a acuerparse con solidaridad a otras luchas.
La causa última del feminismo es acabar con el patriarcado e instaurar el matriarcado
No es una lucha o una revancha, a partir de ahora nosotras intentaremos oprimir. Es una abolición del patriarcado porque este sistema oprime a las mujeres, personas de la diversidad sexual e incluso, también oprime a los mismos hombres, en estos últimos, genera muchos estragos al ser encasillados en los márgenes de cómo debe ser la masculinidad.
“A algunos hombres que juzgan superficialmente esta reapropiación de nuestras identidades como mujeres puede parecerles a primera vista, excluyente, pero no lo es. Simplemente, ya no queremos definirnos en función de ellos, y más que odiar a los hombres, lo que la mayoría de las feministas desea es construir relaciones más sanas, primero, con nosotras mismas y luego, entre mujeres (...) Construcciones de entornos amorosos, familiares, laborales, comunitarios e igualitarios”, señala en su obra.
Las feministas perderán sus privilegios
“Como si el hecho de que te abran la puerta sea un privilegio o tal vez, que te abran la puerta del auto”, comparte con ironía Ana Vásquez en entrevista.
Y es que, considerar que existen esta clase de privilegios, en palabras de la escritora, es una visión conservadora y privilegiada que no considera la diversidad de mujeres y violencias a las que se enfrentan. Creer que el feminismo hará perder privilegios a las mujeres es una respuesta clara a los roles de género sexistas, donde se supone, tenemos la fortuna de ser protegidas, mantenidas y cuidadas por un hombre, explica.
“Los estereotipos son ideas preconcebidas, simplistas que están muy arraigadas y determinan las conductas, comportamientos y actitudes orientadas a producir la homogeneización de las personas en función del grupo de pertenencia. En el sistema patriarcal androcéntrico, los roles y estereotipos se convierten en normatividad”, reafirma en su obra.
Adolescencias e infancias feministas, clave vital para mejores sociedades
Hablar de la perspectiva de género instaurada en la formación educativa de las infancias y adolescencias y también, implementarla desde el hogar, es una revolución absoluta que se convierte en un hito para modificar la manera en que concebimos al mundo. En esta línea, la filósofa Ana de Miguel, señala lo siguiente.
“Para aceptar la sociedad tan desigual en la que vivimos, tenemos que ser entrenadas, entrenados desde pequeños en asumir esa desigualdad como el aire que respiramos, que la desigualdad es normal; que unas sirvan y otros acepten ser servidos sin reciprocidad. Y que tú como varón asumas eso porque te enseñan que eres un ente superior y las niñas y niños aprenden la vía afectiva desde sus casas lo que es la desigualdad humana”
Dentro de esta lectura, la escritora Ana Vásquez acota algo vitalicio para entender la manera en que nos relacionamos y a manera de reflexión, ejemplifica con la manera en que, al momento en que un estudiante de secundaria comienza a relacionarse con sus compañeras, lo hace desde un discurso de acoso y violencia, porque es así, como se instaura el rol de género desde el interior de su hogar y en su formación educativa, ¿quién sirve y quién debe ser servido?
"Se trata de mirar la realidad desde la perspectiva de género, tenemos que reeducarnos, eso implica reeducarnos en la familia, ¿cómo asignamos roles de cuidado?, se nos ha hecho creer en un discurso conveniente del patriarcado que las mujeres son tiernas y cuidadoras. El orden social patriarcal nos daña a todas, a todos y a todes, desmontarlo implica un proceso de reeducación y por supuesto que, desde edades muy tempranas debería de haber una materia para la deconstrucción para construir un mundo futuro más igualitario"